#01.QUIEN QUIERA QUE FUISTE.
Si bien sabemos todos nuestros días no suelen ser iguales, los míos aún más distintos cada vez son, solo que constantemente suelen ocurrirme situaciones de las cuales e aprendido a disfrutar desde otras perspectivas.
¿Cuantas personas somos capaces de conocer en un día? ¿En días? ¿En semanas y en años? Desde que nos levantamos en casa al primer momento que hacemos contacto con el exterior, conocemos millones de personas cada día, unas más a fondo que otros, con algunos ni siquiera hemos logrado cruzar una palabra, pero con acciones o la mera presencia de ambos en una misma situación nos han llevado a aprender algo nuevo.
El enigma es como logramos determinar de qué personas aprendemos cosas buenas y de quienes otras las malas, como sabemos identificar las cosas buenas incluso de lo que creemos es malo. Solía culpar de cuanta situación pasara en mi vida a los demás, desde lo máximo que es ser feliz, hasta lo más mínimo como el poder llegar temprano algún destino, como esa vez en la que salí tarde de casa, con los planos a medio hacer, por haberme dormido temprano la noche anterior y como si fuese poco al llegar a la parada del autobús, todavía dormida justo ese día el tráfico pesado y es esos días donde toca hacer el baile de las 7:30 am, dos pasos hacia delante para echar un vistazo si venia mi autobús, tres atrás porque no venía, y uno a cada lado la gente ¡empujándome! Detestaba las 7:30 am en la parada del autobus tanto como para no contestarle los buenos días a alguien.
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Para no variar siempre encuentras a esa señora amable que coincide contigo que quiere hablar del clima, la vida, la comida, mientras los tres niños con los que anda bajan su blusa llamándola mientras ella habla, debía a su vez con sus manos estar tratando de separar a los dos pequeños para lograr con suerte lleguen vivos. Y todo comenzaba con un “esta como pesado el transporte verdad”, “está haciendo como frió no”, “pareciera que fuera a llover no” yo solo pensaba dentro de mi como es que alguien tiene ganas de hablar a las 7:30 de la mañana, y con esos tres niños inaguantables, yo cuando mucho lograba susurrar "mmm si perece que si” realmente no me importaba contestar hasta que lograba enviar las señales que no me interesaba hablar, tome el autobús y me largue, literalmente como lo pensé.
Días siguientes como la mayoría de los días pasó lo mismo, desperté tarde, llegue a las 7:30 a la parada, el mismo escenario el mismo humor (el mismo baile). la misma señora amable contándome su día anterior y los tres terremotos, a su vez en esta ocasión había un anciano a mi lado el me miraba fijamente, se acercaba cada vez más, hasta que me hablo, me pregunto qué autobús tomaría yo, y de favor si era mismo lo ayudara a subir, lo cual conteste con un pésimo sí. Entre dar mis pasos hacia adelante note venia al fin el taxi, el señor tuvo la misma expresión de alegría que yo, lo tome por el ante brazo y ayude a que subiera el escalón, una vez que logro subir el taxista arranco. (SE FUE, ARRANCO EL AUTOBÚS, ME DEJARON A MI). Es inexplicable la sensación que sentí, solo me decía cuanta maldad puede llegar a tener un anciano, no pudo decir se detuviera al conductor. Rogaba por encontrármelo de nuevo y lo dejaría yo a él, ¡es más! lo iba a subir en el autobús equivocado. Una vez más llegue tarde a la universidad.
Podría pasar unas cuantas horas recordando las distintas personas con las que me encontré en esa parada de autobús, a diario me encontraba con personas que no sé porque buscaban hablar conmigo o mejor dicho se arriesgaban hacerlo. En otra oportunidad (mismo escenario) esta una chica la cual salió de ella los típicos “buenos días” esto mientras pasaban otras muchachas embarazadas, las cuales ella observaba fijamente y me comento ¡que caso con la juventud hoy día! después de ahí, supe hasta que tipo de sangre tenía su papa, y más allá pude notar ese gran enojo con el que se expresaba hacia todo, su molestia por la vida, por como vivía la gente, por las decisiones que tomaban, como vestían, como hablaban, sencillamente le molestaba todo. Esa vez perdí dos taxis pues realmente te atrapaba y era complicado huir de ella.
Todo cuanto me pasaba con esas personas al llegar a casa lo comentaba y para mí era bastante molesto. Sencillamente quería estar en la parada algún día sola, tranquila y tomar mi autobús rápido, a mis hermanos esto les causaba mucha gracia estas situaciones y lo cual yo pensaba no lo cuento por chistoso, lo decia de forma muy sarcástica.
Constantemente pensaba ¿cómo puede esa señora salir a esa hora, con tres niños los mismos que la dejaran en pedazos un día de estos y tener tan buen humor? Como es que puede ser tan gentil cayéndole el mundo encima. Me acorde del cruel anciano que por su culpa me dejo mi autobús y me intrigaba que había sido de él y como a su edad se atrevía aún a salir a la calle. Y como olvidar a la muchacha amargada el cual ese día no me importo dejar ir dos autobuses por escuchar sus conflictos.
Unas semanas después llegue tarde como siempre, estaba al fin ahí sola en la parada, pero además me paso algo aún más distinto con tendencia a extraño, (no quería estarlo), la señora amable con los tres terremotos también estaba allí pero no se acercó a mí, ni me dio los buenos días, ni comento creer llovería incluso cuando ese día SI había tiempo de lluvia, ningún anciano me pidió lo ayudase a tomar el autobús y no había nadie que estuviera interesado en hablar conmigo. Tome mi autobús sin ninguna novedad pensando porque no había pasado nada y peor aún porque extrañaba eso, sentí mi día totalmente aburrido.
Al día siguiente fui yo quien dio los buenos días a la señora, fui yo quien comento creer iba a llover y realmente ¡no podía haber más sol que ese día! E incluso le hable a uno de los niños y ayude a la señora la tomar a uno de los pequeños por la mano para evitar la pelea cotidiana de la mañana, ese día realmente disfrute escuchar a esa señora, extrañaba su tono agradable de hablar y saber que había cocinado el día anterior, ayude a un anciano a subir el autobús (y si era el autobús correcto) antes que yo, pero me asegure de estar agarrada esta vez y subir rápidamente, cómo queremos y podemos dejar no una sino dos veces oportunidades por sumergirnos en vidas ajenas.
No era culpa de quien quiera que fuera en ese momento, que no terminara los planos, me levantara tarde, llegara tarde a la parada del autobús y estuviera enojada por cosas tan tontas en la vida. En realidad la culpa es de quien quiera que fui en ese momento, nuestra ingratitud y falta de aprecio con la vida, solo tenía que hacer mis planos antes, levantarme más temprano y llegaría a la parada antes.
El reloj no solo se le adelanta a una sola persona o se extiende para otras, la vida es la vida, y decidimos si hacerla más fácil o más difícil, el autobús solo nos deja si cuando lo vemos venir lo tenemos al frente y aún así no estamos preparado para subir a él, podemos proponernos hacer nuestra vida tan dulce, como amaga si así queremos.
Ahora con gusto puedo decir y contar cada una de esas situaciones reírme yo también, ahora llego a donde tengo que llegar a la hora que me propuse llegar, las oportunidades y las lecciones las obtenemos de todo cuanto y quienes nos rodea, no hay tipos de personas, solo personas con distintas formas de vivir la vida, tú decides de cuales rodearte y que aprender incluso de esas que ni llégaste a conocer bien. Yo les debo un gracias QUIEN QUIERA QUE FUISTE.
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