El Niño sin Honor [Prólogo/Cuento]

El encuentro entre el niño sin honor y el primer guardián fue bastante sorpresivo, se encontraba durmiendo cuando escuchó un leve susurro que le molestó entre sueños. En su sueño estaba en su escuela, alegre, viendo a los niños tontos pasar, aquellos a los que molestaba porque era divertido, ellos evitaban su mirada con miedo y se alejaban para no ser la próxima víctima de aquel niño cruel. Se reía mientras ahuyentaba a los demás caminando por el largo pasillo de su escuela cuando un maestro lo miró con cara de pocos amigos, se le acercó y le susurró: ‘’Despierta’’. Y entonces ya no estaba en su escuela porque frente a él no se hallaba el maestro, se encontraba el guardián del abismo quien miraba al niño con aquella mirada fría y despiadada como quien está a punto de disfrutar de un gran banquete a costa del sudor y sangre de alguien más, la mirada de un tirano o más bien la mirada de un justiciero loco que amaría con locura castigar al niño por sus maldades cometidas en vida.

‘’Travieso niño sin honor ni decoro, tu vida simple y llena de placeres depravados termina hoy, despídete de los sueños de los recuerdos, despídete del miedo de tus victimas del que tanto te regodeas, hoy comienza tu castigo, yo no me encargaré de él, porque en el abismo mis castigos son deliciosos y lo que te espera es nada en comparación, pero espero que te pierdas y en el abismo aterrices para tenerte en mis manos’’, dijo el guardián del abismo disfrutando del miedo del niño.

El niño claramente asustado hasta los huesos retrocede ante las palabras del guardián pero no solo ante sus palabras, vaya que aspecto grotesco tenía esa criatura. Su tamaño se diría que era lo más imponente en él, parecía medir lo mismo que un rascacielos si no es que era más y todo en el parecía sombra, al acercarse al niño este pudo ver su rostro apenas descifrable, sus ojos grandes, intimidantes, rojos como la sangre, completamente rojos con la pupila negra y no tenía cejas ni nada humano en él, su cara inmensa y peluda como animal, su nariz era el pico de una águila pero mucho más grande y aterradora, detrás tenia alas más grandes que su propio cuerpo de plumas negras y doradas, sus patas de caballo con sus pezuñas relucientes y con esclavas doradas en cada una que firmaban: ‘’Ferdadlr’’. Se paraba en dos patas como un humano y sus patas delanteras estaban posadas a sus costados para dar un aspecto más amenazador. El niño sin honor retrocedió y retrocedió hasta estar a punto de caer por un precipicio sin fin, se asomó por él y vio en la oscuridad ojos de todos los tamaños y escuchó lamentos humanos de un sufrimiento eterno. El niño temblaba mientras reunía valor para hacerle una pregunta al guardián.

‘’¿Que hay allá abajo?’’.

‘’El abismo, mi hogar y tu perdición’’, el guardián dio un paso adelante con sus grandes patas y la tierra bajo ellos tembló, el niño cayó de espaldas mientras detrás de él se asomaba aquel barranco antinatural.

Lagrimas comenzaron a asomarse y descontroladamente lloró y lloró como un cobarde.

El guardián se alejó y abrió una puerta inmensa, el niño esperaba que fuese el paso que lo llevaría al paraíso, al cielo del que todos hablan, pero no fue así. Aquella puerta era la primera de muchas por atravesar para conseguir lo que quería: Redención.