El Humano

Una vez en clase de psicología la profesora nos explicó que aquello que nos diferencia a los humanos de los animales es nuestra conciencia, entonces, yo pregunté sobre el “razonamiento” con el que a veces los animales actúan, que si ¿esos comportamientos no los adoptan por ser conscientes de las características de cierta situación?, a lo que ella me aclaró que los animales solo actúan por instinto, y que en esos casos es “instinto aprendido”. Además de ser únicos como especie con la grandiosa característica de poseer conciencia, agregaría también que somos diferentes por nuestra habilidad de inventar, habilidad innata que desarrollamos y evolucionamos.

Hago referencia a esta aclaratoria para expresar que aún estando de acuerdo en que nuestra conciencia es única y nos define como “homo-sapiens”, yo agregaría también como característica nuestras habilidades; basándome en que los animales y plantas solo actúan por su instinto y aquello que genéticamente define sus comportamientos y acciones, a diferencia de los humanos que aparentemente dimos un paso adelante para desarrollarnos cada uno como individuo con capacidades y habilidades particulares.

Técnicamente esa consciencia propia del hombre es la que permite y “obliga” a una persona a desarrollar y aplicar el ingenuo para resolver un determinado problema. Es esa sensación de inseguridad o insatisfacción que estimula a la mente a pensar en una solución. Desde pensar hace millones de años en cómo montar un caballo para utilizarlo como transporte, hasta ingeniárselas para que tu negocio prospere.

Crear en innato en los humanos es una habilidad que nos define como especie y como sociedad, ha forjado nuestras vidas desde los anales de la humanidad. Ciertamente estamos evolucionando constantemente, es natural, pero ¿y si con la capacidad del intelecto el hombre dejara de cambiar puesto que podría adaptar su entorno a sus necesidades?

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Si vemos que se ha llevado el fuego descubierto en las cavernas hasta las cocinas en nuestras casas, que caminar ahora parece ser un ejercicio más que una forma de traslado, que de las señales de humo llegamos a enviar notas de voz en segundos. Pues así como pasamos de ser “Australopithecus” a una especie capaz de viajar personalmente hasta la luna.

Si la evolución no se detiene, ¿Qué será de la raza humana en unos cientos de miles de años?, si ni siquiera podemos predecir que pasara mañana. Tal vez sea el futuro la mayor condena de nuestra raza, nosotros mismo pero cambiados por el tiempo.

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Espero les haya gustado y sea de su provecho.