Periodismo en Venezuela: un cúmulo de sentimientos
El tema de la salud en Venezuela es algo terrible, y en lo personal, considero que es una de las fuentes más difíciles de cubrir en el actual país que vivimos.
Al llegar a la pauta, nos avisan a los periodistas que esperemos un poco porque vienen familiares y doctores junto a varios niños que padecen con cáncer, "y como saben, en el hospital no pueden declarar", nos recuerda la presidenta de la fundación.
Al pasar unos 30 minutos, (tiempo que para la labor periodística es eterno), vemos llegar a los pequeños con sus tapabocas, algunos en silla de rueda y otros acompañados del paral para sostener el suero intravenoso.
Una imagen que se te queda marcada, pero que rápidamente da un giro al ver la emoción de esos niños por la fiesta que le tenia organizada Fundanica. Estaba dispuesta una tarima, sillas, un colchón inflable, juegos de mesa, música y refrigerios.
Pero nuestra presencia allí no era solo para ver a los niños disfrutando por el detalle de la fundación, sino para tomar la denuncia de las madres de esos pequeños y la doctora especialista en oncología infantil, ante los múltiples obstáculos que deben enfrentar para poder luchar contra el cáncer.
Para las familias de los niños que son diagnosticados con esta terrible enfermedad, la vida le cambia por completo; Yorbelys Contreras fue la valiente en hablar ante los micrófonos de los periodistas, es madre de un pequeño que quedó parapléjico por metástasis en la columna.
Ella se tuvo que mudar de Cumana hasta Valencia (592 kilómetros de distancia), para que pudieran tratar a su hijo, haciendo el sacrificio de dejar solo a su esposo -quien quedó ciego luego de un accidente- con a su otra hija de 9 años.
Yorbelys lamenta que por la condición en la que encuentra su hijo no pueda trasladarse hasta Colombia para poder continuar con el tratamiento, entre alegría y dolor, celebra que otros padres puedan cruzar la frontera para recibir los medicamentos y el tratamiento adecuado que no es capaz de ofrecer el gobierno de Nicolás Maduro.
Al escuchar estas experiencias es cuando uno deja de ser periodista y se quiebra, un sentimiento que no sabes si es tristeza por lo que deben pasar esos pequeños y su familia, o rabia por la irresponsabilidad de un gobierno que -según la constitución- debe velar por la salud de sus ciudadanos.
Artículo 83: La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios. Todas las personas tienen derecho a la protección de la salud, así como el deber de participar activamente en su promoción y defensa, y el de cumplir con las medidas sanitarias y de saneamiento que establezca la ley, de conformidad con los tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por la República.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
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La falta de medicamentos e insumos, y la deficiente alimentación que reciben los pacientes en los centros hospitalarios, no parece ser suficiente, a esto se le suma la diáspora venezolana.
Los bajos salarios, la escasez de efectivo, la falta de transporte y la poca garantía de estabilidad laboral, ha llevado al personal médico y enfermero a dejar no solo su tierra, sino también a sus pacientes.
Según la doctora Alejandra Álvarez, única especialista en oncología pediátrica del Hospital Central de Valencia, en Carabobo solo quedan tres médicos especialistas en el tratamiento del cáncer infantil, pero a nivel nacional solo quedan 15 de 45 doctores que trataban en Venezuela.
Para los pacientes con cáncer en el país la situación es bastante complicada, son muchos los factores que influyen en su mejoría, adicional del tratamiento también deben tener calidad de vida. Pero esto no es posible, hasta la falta de efectivo y transporte los afecta. En la Fundación de Ayuda al Niño con Cáncer del estado Carabobo (Fundanica) no solo apoyan a pacientes de la región, también reciben a niños, niñas y adolescentes con cáncer que vienen desde el oriente y occidente del país.
Un paciente infantil con cáncer según la característica de su enfermedad, se le deben aplicar entre 6 y 8 ciclos de quimioterapia, los cuales pueden llegar a costar desde 3.000 hasta 10.000 dólares, adicional a esto los padres también deben costear con la compra de jeringas, guantes, jelcos, gasas, adhesivos y un sin fin de insumos básicos que deberían ser suministrados en los recintos hospitalarios.
En lo que va de año 2018 en el estado Carabobo han muerto 8 niños con cáncer por la falta de medicamentos oncológicos e insumos en los hospitales, pero está cifra suena peor al contabilizarla desde el 2017, arrojando la terrible cantidad de 62 fallecidos.
Y lo peor de esto es que a principio de año, Fundanica nos convocó para alertar que en el 2017 fallecieron 54 niños con cáncer en Carabobo, por las mismas causas que hoy siguen poniendo en riesgo a estos pequeños y que el gobierno aún no hace nada para garantizarle la vida.
Definitivamente en situaciones como estas y al escuchar los testimonios, a uno como periodista se le acumula un sin fin de emociones, que a pesar del profesionalismo con el que debemos tratar el tema, es imposible que unas lagrimas salgan a flote, pero con la convicción de que estamos ayudando a ser portavoces de sus denuncias.
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Al finalizar las declaraciones, nos tocó colocar cara de alegría y alejar los sentimientos negativos, para tomarnos fotos con los pequeños y sus familiares. Después, por ser Venezuela un país convulsionado, nos tocó retirarnos a otra pauta -que les contaré en otro publicación- y dejar al Padre Miguel con la misa y que los chamos siguieran disfrutando de su fiesta.
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Qué rabia e impotencia ocasiona leer este tipo de informaciones.
El periodismo me cambió la forma de ver la vida. Realmente es una bonita profesión. Espero ejercerla por mucho tiempo. El problema es que somos humanos y nos toca en lo más profundo del alma informaciones tristes y sensibles.