La fotografía nunca va Morir.
La fotografía interesa bajo un punto de vista del uso que la sociedad hace de esta técnica moderna de producción de imágenes. No importa la calidad sino la cantidad, los lugares y los momentos elegidos, por los fotógrafos esporádicos, para pulsar el botón. La fotografía, en la sociedad moderna, resulta imprescindible para perpetuar lo que nosotros consideramos interesante, la presencia del fotógrafo, tanto profesional como aficionado, es algo natural. Su aceptación está garantizada cuando se trata de alguna celebración, entonces posamos amablemente porque es una costumbre social que el fotógrafo obtenga las imágenes de la celebración, no importa el carácter de la misma, con tal de que sea una boda, una comunión, la celebración de un cumpleaños o una excursión. Con el uso social de la fotografía se ha convertido en el medio de comunicación de las masas, que son quienes verdaderamente sustentan esta industria.
La cámara fotográfica es un instrumento comparable a los electrodomésticos u otros aparatos que forman parte del patrirnono familiar y su posesión manifiesta un estatus social. También se le considera como un signo externo. El equipo que dispone el público en general también es un índice de tipo de fotografía que se van a desarrollar. Generalmente este equipo es el necesario y suficiente para tornar unas fotografías propias de aquellos ritos sociales que en la cultura moderna se quieren mantener en el tiempo. Este equipo fotográfico suele consistir en una cámara que con frecuencia se complementa con un auxiliar de luz. Sin embargo, hay casos excepcionales donde la adquisición del equipo obra en función de otros hábitos, como puede ser la calidad señalada por Bourdieu: «La compra de un equipo costoso a menudo parece estar determinada por los hábitos de consumo que llevan a comprar sólo productos de calidad, más que por una transformación cualitativa de la intención fotográfica"
Pero mis amigos nosotros utilizamos nuestra memoria para capturar aquellas sensaciones percibidas, a veces incluso de modo inconsciente. En ella guardamos innumerables sensaciones que una vez percibimos. Algunas podemos evocarlas a conciencia, y otras resurgen en ocasiones sin avisar. Recordar con nostalgia aquél día tan importante en nuestra vida, evocar de nuevo aquella sensación inexplicable cuando nos encontramos, años ha, ante aquél paisaje que tanto nos impresionó. Todo ello, en definitiva, son las memorias de aquello que una vez pudimos percibir, y están latentes en nuestros recuerdos.
Esas sensaciones y, en definitiva, esa percepción, pueden registrarse en fotografías con el fin de actuar como registro de nuestra memoria, o lo que es más importante: comunicar percepciones y sentimientos a otros observadores de la imagen.
La fotografía puede incluso, trabajando el instinto creativo, concebir sensaciones en imágenes que en realidad nunca existieron tal y como la fotografía muestra. La fotografía en su concepción esencial no es más que el registro de una serie de percepciones, una sensación congelada en una imagen, y eso es algo que muchas veces puede alejarse de la realidad de lo que había frente al objetivo en el instante de hacer la toma.
Entonces es tiempo de poner en marcha la creatividad…