Un viaje de indiferencia y soledad acompañada

Está excesivamente frío, pero no lo siento, no sé cómo pero sé que estoy a una temperatura tan baja a pesar de no sentirlo, como si estuviera en el vacío del espacio. Ya esta caja de madera me está empezando a molestar, solo me mueve de un lado hacia otro sin patrón ni sentido, no logro entender a dónde me dirijo y ya empiezo a mentalizarme de que será un largo viaje a un destino infinito y solitario.

No sé cómo estas personas que me llevan cargado en sus hombros pueden sostener mi peso sin caer o siquiera cansarse, puedo sentir que bajo sus negras túnicas solo hay huesos, sí, solo huesos sin carne u órganos que sostener, incluso músculos para poder cargarme.

No estoy en casa ya eso es obvio, ni siquiera estoy en mi plano natural de existencia y es raro, no siento miedo ni tranquilidad, no siento nada emocional, como si fuese un estado de indiferencia total.

Sus malditas cadenas y joyas empiezan a atormentarme, eso sí que lo puedo sentir, ese sonido que retumba en mi oídos como si fuese un maldito castigo que punza cada vez más fuerte, como si lo mereciera.

Cada vez siento esta caja más pequeña, y lo peor es que no puedo moverme, no puedo siquiera ver mi entorno, pero por alguna extraña razón puedo sentirlo, ¿cómo puedo sentir mi entorno sin siquiera verlo? Da igual la verdad… lo que de verdad me inquieta un poco es al destino donde iré.

O si por lo menos tengo un destino donde ir…

El día de hoy quise desviarme de la fotografía para compartir con ustedes una parte de lo que me gusta escribir. Siempre que puedo escondo sentimientos o pensamientos entre escritos con una máscara, como si mis pensamientos se reflectaran como un acertijo.

Espero que de verdad les haya gustado porque es uno de los que más me ha rondado en la cabeza desde hace mucho tiempo atrás. Y por supuesto si pueden dejen la interpretación del texto por ustedes en los comentarios.

Buenas tardes!