Colilla
Me encanta ver el humo saliendo de una boca, quizá porque éste me refleja, puedo ver todo mi dolor expandirse en el aire. Me han fumado tantas veces, han respirado mi esencia, me enfriaron, me calentaron, me volvieron recuerdo roto, me amarraron junto con la traición de la mano; y una vez que ya todo el daño estuvo hecho me expiraron y de mí sólo quedó el humo que antes de desvanecerse en medio del aire gritó lo último que pudo. Soy lo que me queda de mí, soy la colilla que al mundo no le gustó fumarse.
Nota: El escrito es totalmente de mi autoria.
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"Si ves lo dañino que suele ser la vida, un cigarro no es tan malo.".
— Anónimo.