Castlevania (Netflix): ¿de lo bueno poco? Una revisión de la miniserie.

En los 80's se produjo una serie animada de Pac-Man, aprovechando el tremendo éxito que la franquicia de Capcom estaba teniendo. Lo que más recuerdo, más que la serie en sí, es que la caricatura me gustaba, pero desde entonces dicha serie se ha perdido en el limbo. No se pueden hallar muchas referencias a la misma, ni para bien ni para mal, y quizás sea mejor así. En todo caso, existe una versión moderna, que se transmitió por Boomerang y que también sale por Discovery Kids, que se aleja bastante del canon (que tampoco es que tenga una súper historia detrás).

Por lo que sé, ninguna de las dos series se apega demasiado ni al espíritu ni a la historia en sí de la franquicia de Pac-Man.

Eso, en realidad, es una constante en la adaptación de las franquicias de videojuegos tanto para cine como para televisión. A lo largo del tiempo, diversas franquicias de todo tipo se han adaptado para ambos medios, y siempre el resultado ha sido decepcionante, por decir lo menos: Super Mario Bros. (tanto la serie de 1989 mitad live action y mitad animación como la película de 1993, con Bob Hoskins y John Leguizamo), Zelda (transmitida junto a la serie de Mario Bros.), Street Fighter (película de 1997), Tomb Raider (dos películas con Angelina Jolie), la saga de Resident Evil (con la honrosa excepción de la primer película, que respeta más o menos el canon y es una entretenida película de zombies), o más recientemente, Warcraft (2016) y Assasin's Creed (2016), todas se las han arreglado no sólo para no adaptar ya no digamos el canon, al menos el espíritu del juego, sino para avergonzar a su franquicia y enojar a los fans.

Sí, de acuerdo, Final Fantasy: The Spirits Within (2001) es bastante decente y respeta el espíritu general de la franquicia, pero, estrictamente hablando, no está basada en ningún videojuego per se. Y tampoco es precisamente una gran película.

Razones por las que es tan difícil realizar adaptaciones de calidad, hay muchas: el tipo de guión para hacer videojuegos es muy diferente al de hacer películas; la estructura narrativa tiene que ser, por fuerza, diferente en cada plataforma ya que uno busca contar una historia a un oyente pasivo y el otro está diseñado para ser interactivo; ritmo y tiempos, por lo mismo, son muy diferentes; incluso por simple incompetencia de ejecutivos. Sea lo que sea, lo que queda claro es que es difícil de sacar un juego de su ambiente para adaptarlo a otro medio.

Castlevania logra zafarse de esta maldición. Digamoslo sin tapujos: es la mejor adaptación a otro medio electrónico de una franquicia de videojuego de todos los tiempos. Así de fácil y así de sencillo.

Que tampoco era tan difícil, y tampoco sale tan bien parado.

Parece ser que lo que diferencia a Castlevania de otras franquicias es que aquí tenemos una mitología amplia en la que se puede basar uno. Para empezar, porque la saga entera trata sobre Drácula, un personaje que tiene una historia muy rica y muy bien conocida, que está basada además en un personaje histórico, Vlad Tepes, que está ligado a una región específica (Transilvania) y una época (la transición de la Edad Media al Renacimiento). Con eso, ya se parte con ventaja, pero además la franquicia cuenta con un enorme bagaje de alrededor de 30 juegos para diferentes plataformas, por lo que otros elementos, como la familia Belmont y Alucard, el hijo de Drácula, están bien desarrollados. Lo que quedaba era hacer lo que hace Marvel Studios con sus personajes: tomar esa rica mitología y hacer una adaptación a un medio diferente que no podía hacer fiel a la historia, pero sí al espíritu. Y es lo que tenemos aquí.

Netflix lanzó la miniserie animada de Castlevania este 7 de julio, y lo que lanzó es bastante decente, contra todo pronóstico.

Tenemos una historia que es ciertamente interesante y que es un pequeño "twist" a la historia de Drácula.

En sólo cuatro rápidos capítulos apenas rasgamos la superficie: Drácula, por culpa de dirigentes corruptos de la Iglesia, se enfurece y lanza su furia contra los humanos llamando un ejército diabólico contra el país de Valaquia; al mismo tiempo, esta misma Iglesia ha determinado que la familia Belmont, un clan capacitado para destruir monstruos, decide que es la culpable de los mismos, la excomulga y procede a exterminarlos. El último sobreviviente del clan, Trevor, se dirige a la ciudad de Gresit donde se encuentra a una congregación, los Oráculos (que no son parte del canon de los juegos), que buscan a un Salvador.

La serie está dirigida a un público adulto, y es generosa en acción y vísceras, siendo una de las series animadas más gore en mucho tiempo. Los personajes en general tienen cierto sentido aunque se agradecería más desarrollo de los mismos que estos cuatro episodios.

Aunque Drácula sea el adversario que se combate en el transfondo, el verdadero villano de la historia no es otro sino la propia Iglesia, que, según los creadores, son enemigos de la ciencia, rechazan todo lo que sea nuevo y, gracias a su fanatismo religioso, son los culpables de todo lo malo que ocurre en el mundo, incluyendo la ira de Drácula. Los episodios, de unos 25 minutos cada uno, no dan respuestas ni desarrollan realmente a los personajes, por ejemplo, ciertos malvados aliados a la Iglesia. ¿Quiénes son, por qué están al servicio de un obispo medio loco, qué ganan con oprimir a una ciudad asolada por los demonios sueltos por Drácula? Nunca lo sabemos.

Parece que dicho mensaje de "Iglesia mala, pueblo ciego, ateo liberador (nunca se dice explícitamente, pero Trevor es mostrado como, al menos, un librepensador)" es lo que importa, más que preparar la historia para lo que viene. Aquí está uno de los puntos más flacos del marco de referencia ya que, siendo Valaquia y Transilvania parte de Rumania, tienen y han tenido, como religión principal, la Iglesia Ortodoxa Griega, no la Católica.

Se da demasiado peso a la historia del origen de la furia de Drácula (algo que quizás pudo hacerse en menos de 5 minutos tomó cerca de 17) y se pierde demasiado tiempo mostrando a un Trevor apático. A cambio nos da una animación decente y un doblaje en inglés bastante adecuado. El gore es explícito, salvaje y a veces cruel, comparable a lo que se ve en, digamos, "Attack on Titan", que es pocas veces gratuito, y Drácula, pese a ser El Enemigo, uno simpatiza y entiende el por qué de su actuar.

El conocimiento que poseen los Oráculos predice la formación de un equipo que enfrentará a Drácula, y cuando dicho equipo finalmente es formado, la serie se acaba abruptamente. A uno le da la impresión que se dejaron casi toda la historia en el tintero. Posiblemente sea injusto ser tan duro con Castlevania cuando no se ha visto todo lo que nos querían contar, y quizás, cuando se lance la segunda temporada, que afortunadamente nos confirma Netflix que va al ordenarla recién el día de la salida de la serie, se pueda juzgar el todo. Pero mientras tanto, nos dan apenas un pedazo incompleto, y eso es lo que hay que juzgar.

Esos cuatro episodios fueron muy poco.