Hay un sentimiento que me mantiene atado a la noche. El brillo en las estrellas me tiene preso en su belleza, y una manta de oscuridad me hace siempre compañía. Como un misterio al que doy pasos por primera vez y me lleva a caminos inesperados, sé que volveré al inicio al llegar cada mañana. Como el periodo de rotación que cumple la tierra. Hay algo ahí. Una obsesión que entre neblina y brillo no quiero dejar de perseguir. Me hace sentir claro, como el celeste de un día soleado. Feliz pero nunca es suficiente. Comencé a escribir versos de cuando el sol se posaba y el día llegaba. Hay pulsaciones dentro del misterio negro que esperan a ser sentidas, lo veo aunque me encuentre lejos, muy lejos; llamándome sin descanso cuando me atrapa espiando sus enigmas. La luz significa vida, pero la oscuridad, es eternidad. Y mientras tenga ojos para mirar, aire para respirar y una noche para husmear, seguiré vivo. Hasta donde el mundo pierde su nombre y el cielo origina el principio de lo increíble y nunca antes visto.