Cada día es un milagro
Siempre lo escuchamos y estamos seguros de saberlo hasta que ves el final muy cerca y comienzas a apreciar la vida.
Hoy no celebro un año más, ¡hoy celebro que van seis!
Seis desde aquel difícil 2013 cuando me diagnosticaron una enfermedad inmunológica que hizo temblar el suelo bajo mis pies: Dermatomiositis.
Seis años que parecen poco, pero han pasado volando; seis años en los que continúo trazándome metas que, aunque no logre cumplir, me siguen impulsando; seis años donde los sueños no han parado, las ilusiones siguen creciendo y mi confianza en Dios es plena.
Seis años agradecida con mi familia por sacar lo mejor de sí en el momento que más la necesité. Seis años agradecida por los buenos amigos que he hecho en la vida, que llegan a serlo tanto que siento no merecerlos. Seis años con la certeza de tener a la mejor madre y mejor hermana, eso no puede discutirlo nadie. Seis años que han cruzado a la mejor gente en mi camino, algunos ya estaban, otros pasaron para cumplir su misión y otros han sido agregados a mi lista de amigos.
Seis años de aprender a ser más humilde, más paciente, generosa; lo que sea que Dios haya dispuesto. Me recuerdo cada día que no debo olvidar, que mis días han sido extendidos por obra de Dios y aún estamos descifrando su propósito
Y de las cosas buenas que trajo este proceso, encontré el amor en la peor etapa de mi vida ¡Y tiene los ojos verdes! Gracias, Reni, por esa visita que nos hizo reencontrarnos
¡Gracias, Dios, por la vida! Gracias por la sanidad, por obrar en mí. Gracias por mi milagro
¡Felices 31! ¡Bonus Life!