En las últimas décadas las compañías han fijado sus objetivos y metas en encontrar y aplicar estrategias que ofrezca un mayor calidad a sus procesos, además de preocuparse por sus propios intereses, también está experimentando preocupación por la satisfacción y desarrollo de la comunidad, lo que indica que las organizaciones están dándole relevancia a aspectos éticos.

La ética empresarial está vinculada a la actitud profesional de cada uno de sus empleados, el desempeño de un profesional no solo está determinado por la ejecución de sus actividades, sino también por el resultado que obtiene en las mismas. Además el trabajador debe poseer un conjunto de valores, tanto propios como organizacionales, ya que estos también influyen en su capacidad de desarrollar sus actividades con eficiencia.

Ahora bien, la ética y el control interno se encuentran estrechamente relacionados, ya que el control interno se enfoca en el cumplimiento de objetivos, la confiabilidad e integridad de la información y el resguardo de los bienes de la empresa. Igualmente, si en la organización el personal carece de ética, el cumplimiento de los objetivos seria dudoso, los riesgos de incumplimiento serían implícitos y difícilmente se lograrían actividades de control confiables.

Recordemos que, el control interno empresarial puntualiza las pautas de comportamiento que deben seguir los trabajadores de la empresa, midiendo y evaluando los resultados en los procesos productivos, para así corregir errores o eventualidades que perjudiquen a la misma. Debido a esto el control interno exitoso dependerá de la eficiencia con la que se hayan establecido los estándares de control y a su vez del cumplimiento de los mismos por parte de los empleados. De igual forma, posee ciertos factores claves para su funcionamiento, uno de estos son la reputación, la confianza y el ambiente de control, estos son los cimientos que hacen posible una relación laboral satisfactoria, ya que al cumplir con estos factores se obtiene un ambiente laboral agradable y sano donde el trabajador se siente cómodo, evitando de esta forma los conflicto y problemas que perjudiquen la empresa.

Una empresa donde no se apliquen correctamente todos los factores antes mencionados tendrá un funcionamiento desequilibrado, perjudicando la toma de decisiones. Ahora bien, los Contadores Públicos son unos de los ejecutores y fiscalizadores del control interno de las organizaciones, ya que ellos se encargan de vigilar y custodiar la ejecución de los procesos contables-administrativos que se realizan en la empresa, a su vez son los encargados de manejar los bienes y la información financiera, de allí la importancia de la ética profesional del individuo.

Sin embargo, los Contadores Públicos en su ejercicio profesional son los encargados de la toma de decisiones empresariales que instruyan en el que hacer de una compañía. Es por ello, que debe evitar que las decisiones se vean influenciadas por diferentes factores como lo son los valores individuales (actitud, experiencias, cultura y conocimientos del individuo), el otro factor influyente es el comportamiento y los valores de otros, que no son más que la influencia de su entorno social. El profesional en contaduría pública tiene como misión principal brindar información financiera confiable, eficaz y oportuna.

No obstante, se puede visualizar que las debilidades más comunes del sistema de control interno en las pequeñas y medianas empresas (PYMES), la falta de planes, manuales que permitan conocer las funciones de los empleados, de igual forma, la poca divulgación de los objetivos organizacionales; no están claras las líneas de autoridad ni de comunicación. Escasa segregación de funciones, independientemente del tamaño de la organización, la responsabilidad de tareas que pueden inducir a irregularidades o fraudes, recaen en una sola persona; no existe un adecuado control sobre los activos organizacionales; no está clara la entidad o figura jurídica de la organización, encontrándose, por una parte, incongruencias entre ésta y la formulación de la información financiera y, por la otra, que se confunde la personalidad jurídica de los dueños o socios con la de la organización; no se percibe al sistema contable como un factor más que interactúa en la organización, sino como un ente independiente, que tiene fines tributarios, por lo que no se le considera, en muchos casos, para la toma de decisiones

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