¡Mi lección del día!
Alguien escribió que el hombre que puede cantar "en mi ser tengo paz" cuando "ruge la tormenta en mi vida derredor", ha aprendido los secretos del Señor y puede exclamar gozosamente como Job: "Aunque me mate, yo en Él confiaré".
Horacio Spafford, abogado de Chicago, era un hombre de esta calidad. Cuando la ciudad fue arrasada por un gran incendio en 1871, perdió todas sus posesiones materiales. Dos años más tarde enviaba a Europa a su esposa y a sus cuatro hijos, mientras él se empeñaba en la tarea de reconstruir su fortuna perdida.
Zarparon el 15 de noviembre de 1873 en el vapor Ville d'Havre. Una tarde en medio del océano el barco chocó con un velero.
La señora Spafford reunió sus niños en la cubierta en cuanto se produjo el choque, y se arrodilló pidiéndole a Dios que los salvara o les diera la disposición de morir si era necesario. A los quince minutos el barco se había hundido. Cayeron al agua y quedaron separados. Ella fue recogida inconsciente por uno de los que remaba en un bote salvavidas, pero los niños se perdieron.
Algunos días más tarde, cuando la señora de Spafford desembarcó en Cardiff, Gales, le envió un cable a su marido: "Salvada, sola".
Cuando el abogado Spafford recibió la terrible noticia exclamó: "¡Bien, sea hecha la voluntad del Señor!", y dio expresión a su fe en la letra de un himno que ha sido de bendición a muchas almas en tribulación: "Paz como un río, inunda mi ser".
A un hombre rico que había quedado arruinado en el pánico en 1899 y se había dado a la desesperación, un amigo le contó cómo había sido escrito ese himno. Inmediatamente respondió:
- Si Spafford pudo escribir un himno tan hermoso de resignación, jamás volveré a quejarme.
Y para los que han perdido sus bienes en años recientes recomendamos la fe del abogado Spafford en Aquel que nos comprende y nunca falla.
El viento más impetuoso, jamás logra perturbar la quietud de las estrellas.
Texto extraído del Libro: Manantiales en el desierto.
Imagen extraída de: http://alegriadesertumismo.blogspot.com/2010/03/
Aveces nos preocupamos muchos por cosas materiales, y no agradecemos lo que tenemos. Excelente artículo.