Hola amigos, espero que estén pasando un excelente y feliz día. Desde hace varias semanas he querido escribir este post, sin embargo, por equis o ye razón no había tenido tiempo para hacerlo. Espero les agrade y les sea útil.

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Desde el primer día en que nacemos hasta el último en que morimos, tenemos debajo de nuestra cabeza responsabilidades y tareas que son consecuencia de los estudios, del trabajo, del hogar, de nuestro comportamiento como ciudadanos y de toda aquella actividad en la que tengamos que cumplir con un objetivo o deber. A medida que vamos creciendo en tamaño y edad, las responsabilidades lo hacen en igual proporción hasta llegar a un punto máximo. Cuando somos bebes, nuestra única tarea es hacerle saber a nuestros padres que necesitamos de ellos para que suplan nuestras necesidades, mediante una única manera, el llanto. De niños adquirimos algunas otras responsabilidades gracias a que existe una menor dependencia, aprendemos a comer, cepillarnos los dientes, bañarnos, vestirnos y hasta somos capaces de tomar decisiones por nuestra cuenta. Así, poco a poco vamos adquiriendo más y más responsabilidades hasta llegar a la edad adulta donde somos completamente autodependientes.

¿Ajá y entonces, qué tiene que ver todo eso?

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Una persona responsable es aquella que es capaz de realizar y cumplir un objetivo de la manera más eficiente, diligente y correcta, generando confianza y seguridad propia y en los demás, así como también, proveyendo un conjunto de valores que nos hacen crecer como personas. En un mundo en el que tiempo es dinero y el dinero es tiempo, es necesario realizar todas las tareas y responsabilidades que se nos son asignadas de la manera más productiva posible, de modo que tengamos tiempo para cumplir con otros objetivos o actividades más personales.

De igual manera, cuando realizamos un objetivo planteado, sentimos una satisfacción y alegría que nos alienta a seguir haciendo más y más cosas porque nos sentimos bien con lo que estamos haciendo. En mi experiencia, cuando más responsabilidades tengo, me veo en la obligación de ser más organizado y eficiente para poder realizar y cumplir con todos mis deberes, ayudándome en mi vida personal porque me ocupo en lo que debe hacer y dejo a un lado todo aquello que no me da absolutamente nada.

De esta manera, quiero compartir con ustedes algunos tips y consejos que te pueden ayudar para maximizar el tiempo en tus responsabilidades y tareas.

Desecha todo lo que te distraiga

Las distracciones son un dolor de cabeza cuando no somos capaces de organizarnos al momento de realizar un objetivo. Si prestamos más atención a lo que no nos aporta nada, como el celular, las redes sociales o noticias falsas de internet, terminaremos en no hacer lo que nos hemos planteado, por lo que estaremos más apurados y acabaremos cansados mentalmente. Debemos acordar con nosotros mismos en que en un tiempo determinado estaremos “aislados” en un lugar tranquilo y silencioso, de modo que podamos aprovechar el tiempo al máximo.

Estructura lo que vas a hacer en el día

Muchas veces tenemos tantas cosas que hacer que no somos capaces de recordar todo lo que debemos realizar en día o semana, es por ello que te aconsejo que escribas en un cuaderno de notas o computadora todas tus tareas, de manera que cuando lo desees puedas leerlos sin tener preocupación a que olvidaras algo. Yo personalmente acostumbro a escribir todo lo que debo hacer durante la semana en un documento de Word y voy tachando a medida que voy realizándolas.

Prioriza tus tareas

Por más tareas que tengamos, siempre habrá algunas más importantes que otras. Realiza primero aquellas que sean de mayor importancia o en las que tengas menos tiempo para realizarlas. Cuando hacemos esto, no perdemos tiempo tratando de decidir en qué orden hacer las cosas.

Finalmente,

Fija un tiempo para cada tarea

Si pasamos mucho tiempo haciendo lo mismo por un rato muy prolongado, estaremos expuestos a la fatiga mental. Seguro les ha pasado que cuando comen mucho un alimento, se empalagan y se sienten lleno, pero al comer otra cosa su apetito regresa ¿cierto? Bueno, así mismo el cerebro se aburre y cansa al realizar una actividad consecutiva por un tiempo extenso. Es necesario tomar descansos intermedios pero no muy largos, de manera que nuestro cerebro se relaje y podamos seguir haciendo aquello que iniciamos. Si por algún motivo no terminamos en el tiempo establecido, podemos comenzar a realizar otra tarea y más adelanta retomar la primera.