Yo siempre he sido más partidario del árbol de Navidad. Supongo que porque en el fondo, los árboles siempre han supuesto, para los antiguos íberos, algo sumamente sagrado, hasta el punto de que todavía se celebra en muchos lugares, la fiesta del Mayo. Sin embargo, me gustan los Belenes, sobre todo si son antiguos, como dices en tu caso y además tienen un poderoso carácter familiar, que los hace, no cabe duda, joyas inapreciables. Y coincido también contigo en esa hermosa combinación de lo ordinario con un acontecimiento que podría considerarse, en su amplia acepción, como algo sin duda divino o sobrenatural. Por si acaso me olvido, espero que tengas unas agradables y sobre todo, Felices Navidades.