¿Quién dijo que las mujeres no podemos hacer el trabajo pesado? Rompiendo Paradigmas 😎

Una de las áreas donde comencé a trabajar en el Central Azucarero fue en la generación de vapor, conocida por ser un proceso crítico y muy peligroso debido a las presiones y temperaturas de trabajo de los equipos. La máquina principal con la cual se genera vapor a partir del agua son las Calderas, equipos diseñados para permitir el cambio de fase líquida a gaseosa del agua por medio de la aplicación de calor a elevadas temperaturas y presiones.

En CEPSA contamos con 6 calderas acutubulares, equipos en los cuales el agua es transportada por el interior de los tubos y alrededor de los mismos se encuentran los gases de combustión, es decir; el cambio de estado se da en el interior de tubos y en un domo superior.

Una caldera acuotubular puede llegar a tener más de 2000 tubos de 12 metros de largo con un diámetro de 2 ½ pulgadas, los cuales deben ser limpiados mecánicamente cada uno de ellos; es decir; se debe introducir una manguera con una turbina en la conexión que trabaje con agua de alta presión en cada tubo para retirar las incrustaciones o impurezas que deja el proceso de generación de vapor.

La verdad es un trabajo agotador física y mentalmente, primero porque requiere mucha resistencia física ya que se debe aplicar mucha fuerza para introducir y extraer la manguera de cada tubo, esto ocasionado por la presión del agua que va desde 250 a 300 psi, segundo el espacio de trabajo es extremadamente reducido con ausencia de ventilación e iluminación natural.

Al ser un espacio confinado los trabajadores deben limpiar sólo 7 tubos y salir del domo para que entre otro mecánico; así se realiza sucesivamente hasta culminar la limpieza de los 2000 tubos; un día al ver esta actividad tan agotadora y difícil de realizar le pedí a mis muchachos que me dieran la oportunidad de trabajar con ellos en la limpieza de los tubos de la caldera 5, los cuales se quedaron asombrados y su respuesta inmediata fue: ¡NO! “Ingeniera eso no es su trabajo y tampoco lo va a poder a realizar ya que nunca una mujer en esta empresa lo ha intentado”, en principio tenían razón, ya que en mi descripción de cargo no se encuentra la ejecución de la limpieza mecánica, pero para mí esas palabras se convirtieron en un reto, demostrarles a ellos y a mi misma que si podía trabajar en su equipo de limpieza.

Tanto insistí que me aceptaron en su equipo de trabajo (aun cuando yo era la líder del departamento en ese momento debí pedir permiso). Así inicio mi día buscando la forma de entrar a ese pequeño lugar, ya que no había ningún escalón que facilitara el acceso al domo superior, debo confesar que salí con morados en todas las piernas.

La verdad no fue fácil ingresar a ese lugar, pero lo más complicado fue trasladarme hasta los tubos que debía limpiar porque el recorrido se hace en cunclillas (sufren mucho las rodillas), yo mido 1,68 metros y el acceso no fue nada fácil, imagínense que allí trabajan personas hasta de 1,89 metros y de más de 80 kilogramos.

Esto fue solo el comienzo de una gran aventura, comencé la parte de mi trabajo con la limpieza de un tubo que tenía justo debajo de los pies y por tanto maniobrar fue un como más complejo por el movimiento que debía realizar y en ese lugar tenía poco espacio, tal como se muestra en el siguiente video

Logré limpiar sólo 5 tubos en la primera ronda porque me sentí con fatiga, ya que por ser un espacio confinado no había casi aire para respirar, también los brazos los tenía agotados y debí salir a descansar, en total en esa jornada logré completar la limpieza de 25 tubos de 2000 jajaja parece poco, pero para mí fue bastante.

Esta experiencia me enseñó que en la rama de la ingeniería debemos romper muchos paradigmas referente al género femenino y a las actividades que podemos realizar y las que no, ojo y no es un comentario sexista ni mucho menos feminista, sólo es parte de mi vivencia ya que en principio mis muchachos no creían en mi porque nunca ningún “Jefe” se había metido a trabajar con ellos y mucho menos una mujer; comprendí que es imprescindible demostrar a nuestro personal que valoramos y entendemos la importancia de su trabajo, porque una jornada va mucho más allá de una serie de actividades por ejecutar, hay que saber convivir, escuchar y aprender de ellos que son los expertos aunque no se lo crean muchas veces, para mí fue una experiencia para toda la vida el poder compartir con cada uno de ellos más allá de planificar trabajos y conocer un poco mas su día a día