Una carta a la luna

Querida Luna,

Es mucho el tiempo que ha transcurrido desde la última vez que conversamos. Han sido muchas las noches en las que recorro distintas calles mientras hago el retorno a mi hogar, pocas son las veces que miro al cielo debido a que tengo apuro por llegar. Sin embargo, subí la mirada asombrado por lo tarde que ya se habia hecho y estabas allí, llena. Llena de belleza, imponente y tan brillante que era incluso un insulto al arte el no apreciarte. Lamento el haberme perdido, aquí conversamos de nuevo y te pongo al día con mis días.

Ha pasado tanto, pero te tengo grandes noticias. Soy el capitán de un barco que crea vida alla donde navega. Se que es importante pero luego te comentaré de eso, hoy te hablaré de la sirena que ha puesto ruta a tan enérgico capitán.

Es tan increíble que requiero de metáforas para acercarme un poco a la descripción de semejante belleza. Imagina el arcoiris formado tras un suave rocío que suelta una nube perdida en un día soleado. ¿Lo ves? Una obra de arte que es la naturaleza ¿cierto? Exactamente así es su sonrisa: por más que llueva trae color y una fascinación a quién la ve, personalmente doy fe de esto. Lo malo son los celos que siento de su almohada, esta que es dichosa de abrazarla cada noche pudiendo ser mi pecho donde pueda descansar. Querida Luna, seguro te parecerá excesivo pero seguro la habrás visto y me entenderás. Como verás la quiero, la quiero mucho, la quiero cuando sueña y cuando ríe, incluso más cuando me habla de ella, en todas sus formas la quiero y aún me falta conocer cosas que seguramente también voy a querer, sin embargo hay algo... la manera en la que me ve, sus ojos me dicen tanto, que me siento cuál caballero que acaban de desarmar, cuál Sansón sin su cabello, cual hombre que conoce por primera vez lo que significa ser vulnerable, pero con una fuerza con la que podría sostener un rascacielos a punto de desplomarse.

¿Qué dices Luna?
Así que habías sido tu quién la guió mientras dormía para toparse conmigo, me imagino que yo no fui excluido de esa intromisión porque aquí estoy perdido en las comisuras de su boca.

Mañana cuando la bese será distinto, porque cuando la vea la voy a querer mas que hoy.

Gracias Luna por conversar conmigo de nuevo, mientras mengues y des una vuelta creare nuevas historias con ella, para contarte mucho más y me la sigas cuidando mientras yo siga celando la almohada con la que duerme.

¿Su nombre?

Esa es la sirena que trae loco a este capitán.
Seguramente ya lo sabes.

Feliz noche luna, siempre la tienes.