Haz el bien sin importar que y la vida te sonreirá.

in #spanish6 years ago (edited)

Una conmovedora historia

Fuente

Como muchos venezolanos me vi en la necesidad de salir de mi país en busca de una mejor calidad de vida y a la vez poder ayudar a mi familia en Venezuela. Me fui a Brasil; nunca pensé me vería en esta situación, pero a pesar de todo lo que llevaba dentro de mí, como temores y dudas sobre un país ajeno, viví en muy pocos días, de que realmente estamos hechos los venezolanos. Estoy literalmente a unos metros de la frontera de mi país y me doy cuenta que la peor crisis que enfrentamos como sociedad no es la económica ni social, es la de actitud. Meditaba este pensamiento mientras observaba como mi nación se cae en pedazos. Será que acaso no tenemos esperanza alguna como pueblo, como raza, como un todo que nos caracteriza por ser venezolanos.

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Hitos que demarcan frontera entre Brasil y Venezuela

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Me negaba rotundamente a creer que estamos condenados a desaparecer y buscaba entre tantos otros hermanos venezolanos una luz de esperanza en medio de tanta tristeza. Afortunadamente me he rodeado de venezolanos con ganas pero muchos de los que veo del otro lado de la acera siguen en sus costumbres y pensamientos que nos llevaron a esta hecatombe social.

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Observando a mi país desde la frontera.

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Actualmente trabajo en un ente gubernamental de Brasil. Un día hablaba con mis compañeros de trabajo venezolanos, sobre nuestra crisis y que nos sentíamos agobiados y por supuesto muy tristes, mientras de lejos nos observa un hombre con curiosidad. Se nos acerca para consultarnos la hora y su sorpresa fue enorme al ver que de entre tantos brasileros hablando portugués recibía una respuesta en español. Su nombre es Gerson y dejó a un lado el hecho de que no nos conocía y pudo; según dice él, llorar tranquilo pues se encontraba con unos hermanos venezolanos. Nosotros nos sorprendimos, pero de igual manera y sin saber a ciencia cierta porque lloraba lo abrazamos. Gerson luego nos cuenta que tenia días sin ver a su familia y escuchar a un venezolano pues él es camionero y viaja a todo Brasil. Acababa de llegar de Paraguay y en todo el trayecto no pensaba más que en su familia y en llegar a la frontera con Venezuela, para de algún modo respirar un poco de ella. Seguidamente nos cuenta su primera experiencia en Brasil y de como se aprovecharon de su necesidad. No quiero con esta historia etiquetar a todos los hermanos brasileros, solo pienso que su caso fue un hecho aislado. Gerson oriundo de Valencia, Estado Carabobo Venezuela, con solo 100 mil bolívares en el bolsillo llega a la frontera de Venezuela con Brasil pidiendo trabajo, su padre era chofer de camiones y él aunque nunca había trabajado como su padre, sabía conducir uno de ellos. En su búsqueda de empleo un brasilero le dice que necesita un chofer y le dice que si puede conducir su camión de dos plataformas hasta Manaos y luego le contrataría. Gerson acepta y empieza su primer día de empleo. Quince horas después llegan a su destino y su nuevo jefe le dice que se necesita limpiar todas las plataformas de su camión y Gerson comienza la tarea. Luego de casi 1 día entero de trabajo limpiando, se le encomienda pintar de negro la estructura de las plataformas. Gerson sin dudar hace la tarea, ya lleva 3 días con este desconocido, que le daba comida y una hamaca para dormir debajo del camión. Terminada su tarea su jefe le dice, Gerson no tengo empleo para ti toma 50 reais es todo lo que tengo. Gerson no dijo nada al instante, solo recordó algo que aprendió en nuestra patria desde niño, somos diferentes, no pagamos mal por mal. Entonces le dijo; muchas gracias por la comida y el techo y se fue caminando. Estaba a casi 1000 kilómetros de su patria y con solo 50 reais le sería imposible llegar. Pensó; con esto compraré comida y me regresaré a Venezuela. De camino compartió la mitad de su comida con una señora venezolana y sus dos hijos pequeños que tenían mucha hambre. Una persona al ver su gesto le interrogó y ofreció un aventón hasta Boa Vista. Agradecido Gerson se baja del auto pero ya no tenía dinero solo un cuarto de pan y sus ganas de llegar a Venezuela. Ese día se disponía a dormir en la calle y al recostarse en la carretera mira unos papeles en el piso, su sorpresa; eran 30 reais!! Gerson saltaba de la emoción y dijo con esto seguro alguien me llevará a Pacaraima, frontera con Venezuela, pero en ese instante se le acercó un venezolano con mucha hambre pidiéndole de comer y él le compró pan y agua. Dijo; seguro con 20 reais alguien me llevará a mi destino. Pero ya era de noche y necesitaba dormir. Para su sorpresa, el venezolano que le pidió comida le dijo que se recostara en un cartón que tenía y no se preocupara, pues él se encargaría de cuidarlo porque lo consideraba su amigo. Así Gerson pasó la noche y muy temprano comenzó a detener taxis para que o llevarán a la frontera. Solo uno acepto llevarlo por 20 reais, cuando la tarifa es de 50. En el camino el conductor que era brasilero comenzó a interrogarlo porque a pesar de estar sucio su hablar denotaba educación y sinceridad, Gerson no paraba de darle las gracias por haber aceptado llevarlo en 20 reais, casi al llegar; el conductor le dice, Amigo tenga sus 20 reais no le voy a cobrar nada, usted es una buena persona y yo le quiero ayudar. Sorprendido agradece por última vez al conductor del taxi y se baja en la frontera. Al fin llega a su país y llorando da gracias a Dios por todo lo que le ha pasado. Ya en Santa Elena de Uairén, Venezuela, se detiene en un restaurant y con lágrimas en sus ojos se come una empanada. Un hombre lo ve desde la mesa contigua y sin pedir permiso toma una silla, se sienta a su lado y le pregunta ¿qué te sucede?. Gerson cuenta su historia al desconocido y éste conmovido le dice. Vamos hoy a Valencia te voy a hacer chofer de mi flota de camiones, vamos a comprar comida para que le mandes a tu familia, pero una cosa te voy a pedir. Quita esa cara de tristeza que desde hoy tendrás trabajo.

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Gerson y yo.

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Gerson ahora es conductor de camiones en Brasil pero su jefe es venezolano, gana muy bien haciendo el oficio que le heredó su padre, su jefe es ahora su compadre, pues es el padrino de su hija de 3 meses, y lo más curioso. Gerson cuando le contó la historia a este venezolano nunca le dijo que era de Valencia, simplemente el señor vivía allí también. Esta historia nos hizo recordar a todos que nosotros los venezolanos si somos distintos, que si somos hermanos, que podemos hacer la diferencia sin importar el lugar y la situación. Como me dijo un brasilero un día, ustedes son distintos, pues por su sangre corre ese espíritu libertador, que los hace entregar todo por el prójimo y ver a todos como amigos y de eso aunque quieran no podrán renunciar jamás.
esta historia es una experiencia personal, y de mi amigo Gerson, las fotos utilizadas en este post son de mi autoría.

¡Gracias, hasta la próxima!

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@josuecy, me gusto tu historia y sabes tengo una tía allá en brasil y creeme que ella está pasando por una mala situación allá, me gustaría ayudarla pero no puedo, ya que no cuento con dinero para ir a buscarla. Pero la verdad que me gustaría que ella saliera de esa mala situción, así como Gerson. tremenda historia felicidades y sabes cuentas con mi apoyo.

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