La bifobia comprende un gran obstáculo para que las personas de orientación bisexual den ese gran paso de contarle al mundo y a sus seres queridos su verdadera inclinación sexual. Solo algunos pocos con el tiempo logran salir del “clóset”, es decir, que tienden a ocultar sus preferencias sexuales por más tiempo que cualquier otra orientación sexual de la comunidad LGBT+.

En el 2013 el Centro de Investigación Pew realizó una encuesta, cuyos resultados dieron a conocer que los hombres bisexuales tienden a confesar su orientación con una tasa tres veces menor que la de los hombres homosexuales y también indican niveles superiores de desconfianza social que los homosexuales. Éstos indicadores señalan que los bisexuales perciben niveles más bajo de aceptación en sociedad y menos avances sociales a favor de su identidad.

Otras de las razones más complicadas para que las personas bisexuales logren confesar, es debido a que no todos llegan a aceptarse bisexuales como tales, logrando considerarse a sí mismos como “heteroflexible”.

Diversos estudios indican que el 80% de las personas bisexuales prefieren tener una vida heterosexual, los que les permite mantener su bisexualidad oculta, de este modo pueden liberarse de la presión social y así nunca llegan a salir del “clóset”.

Lo más inquietante que han expuesto los estudios es que las personas bisexuales ya confesadas como tales, reciben discriminación tanto por las personas heterosexuales como de las personas homosexuales.

Las palabras que los bisexuales logran escuchar por parte de quienes no los aceptan son confusión, indeterminación o engaño; son considerados como incapaces de determinar su sexualidad o de ocultar su verdadera identidad.