Bitácora: La búsqueda de los billetes ausentes y el ciudadano en Azka... Barquisimeto.

• Hora: 7.30pm: Pasé el día en casa encerrado y no porque quisiera. Tenía cosas que hacer pero la falta de efectivo me lo imposibilitó. Miré a mi mesita de noche —donde hay de todo menos lo que debería haber— y veo varios billetes marrones, sabía que había menos de 5000Bs (Bolívares: Moneda venezolana) pero como a uno se le suele arraigar el masoquismo a veces para molestarse más y soltar algún improperio con ganas, los tomé y conté. El resultado: 4000Bs (1 pasaje en bus y ¼ para un segundo). Intenté averiguar si alguien sabía de quién hiciera avance de efectivo, o como le dicen muchos: comprar, que a fin de cuentas sí lo es pero no me agrada expresarlo así. Nadie.

Se me ocurrió la loca idea de pensar «Mañana salgo bien temprano para el banco», luego me respondí «¿A cuál de todos?» Tengo cuenta en Equis, pero Ye me queda más cerca y en frente sé que hay un Zeta. Ése día programé la alarma temprano y me acosté a dormir.

• 5:30am: Desperté, me alisté. Estaba dispuesto a salir pero ni siquiera el cielo había clareado. ¿10 cuadras de mi casa a la parada, a esa hora? No gracias. No quería que me quitaran mis 40 y únicos billetes, el móvil desahuciado con funciones básicas o ganarme un susto indebido.

• 6:20am: Aclaró. Tomé el dinero y salí con más ánimo y velocidad que el ratón Speedy González. No-sé-cuántos-pasos-largos después llegué a la parada. Había olvidado la batalla cuasi caníbal por subir a un bus. El desayuno es obtener un lugar dentro de uno de ellos.

• 7:10am: Seguí esperando en la parada a que apareciera siquiera un bus para subir y llegar a mi destino. Cuando apareció un bus todos le caímos como pirañas a la carne. Apretados pero en camino al destino.

• 8:05am: Pude bajar del bus y caminar las 6 respectivas cuadras que me distanciaban de la entidad bancaria.

• 8:20am: Llegué a la entidad Equis donde faltaba poco para que aparecieran vaqueros y una «nube del desierto» (planta que aparecen empujadas por el viento a la distancia) girando por las ansias, totalmente solo. Crucé la calle y llegué a Ye; el único cajero que posee y no tenía efectivo, la cola para taquilla era interminable. Sentí como que ahí en vez de vaqueros había era productos regulados (solo que sin la empujones, el «aquí nadie me colea», y sin bachaqueros). Ahí me di cuenta del infructuoso día donde gasté lo último que tenía de efectivo. Ya no habían más bancos cercanos y no tenía efectivo sino para regresarme a casa (pagando a medias). Terminé regresando a casa derrotado.

• A cualquier hora de la mañana: Hablé con una tía que vive a media cuadra de Equis y Ye para quedarme en la noche, madrugar para avivar el espíritu de viejo que llevo dentro, y así tener la lejana probabilidad de conseguir efectivo. Otra tía me dijo que ese día estaban dando 30.000Bs. Rogué para que el día siguiente fuera igual. Le comenté a mi papá quien compartió algo de efectivo para lo que había planeado porque ya yo no tenía nada.

• 4:30pm: De la carrera 49 caminé hasta El Tamunangue (46min y 3,7Km) donde veo clases. Todo por ahorrar el poco efectivo.

• 6:50pm: Me escapé de clase 10 minutos antes para regresarme por la misma ruta a pie en compañía de un amigo. Los pies me dolían.

• 8:00pm: Ya en casa de mi tía descansado planee levantarme bien temprano.

• 4:23am: Desperté antes que la alarma, me alisté y me fui al banco Equis con un cheque sin llenar porque no sabía cuánto estaban dando. Una cola con más de 30 personas ya estaban a sus puertas, dormidos en el suelo, envueltos en sábanas, otros hablando o tomando café. Hice las respectivas preguntas y resultó que yo era el 1ero que estaba para ir a taquilla, el resto eran otros procedimientos (creación de cuentas o retiro de tarjetas).

• 5:30am: Comenzó a llegar la gente a todas las colas. A mí me llegó compañía para cola de taquilla.

• 6:00am: La acera estaba abarrotada de personas dispersas en conversaciones. Las personas que lideraban las otras dos colas pasaron asistencia y sacaron, de cada una, como a 10 o 15 personas que ya no estaban resguardando su lugar. Un señor que hacía la cola conmigo me entabló conversación.

• 6:30am: Seguí conversando de todo un poco con el señor que, según me enteré, visitaba muy seguido ese banco, me señaló a los usuarios frecuentes y coleones, me presentó con las miradas a cada uno de los trabajadores del respectivo banco, desde las cajeras, bedeles, cajeras hasta el vigilante.

• 7:00am: Cada trabajador que llegaba levantaba una manada de ciudadanos preguntones. Si éste era amable les respondía, sino con un «No sé señor, vengo llegando» era silenciado. En esos momentos crece la impotencia de no poseer algún poder.

• 7:30am: Angustia, simple angustia de que abrieran rápido el banco. Aún faltaba 1 hora. La mayoría de personas estaban desordenadas y yo, que era el primero, estaba bien pendiente no fuera a aparecer algún vivo.

• 8:00am: Muchos seguíamos sentados en el borde de la entrada. Cansados con el deseo de irnos. Solo esperaba porque hubiera suficiente efectivo y no nos salieran con la sorpresa que ese día no tenían.

• 8:25am: La gente estaba pendiente de la hora. Solitos se comenzaron a organizar (incluyéndome), el señor que me acompañaba en la cola me instruyó en estar pendiente de los coleones, mentirosos y lastimeros que hacían de las suyas para colarse a las instalaciones y que llegaban apenas 7:00am sin hacer ninguna cola.

• 8:30am: Salió el vigilante con una gerente y, como si fueran las personas más deseadas del momento, como si cada uno representara al famoso que más admiran, una masa de personas se abarrotó en la entrada cual idólatras con papeles y bolígrafos esperando un autógrafo. El vigilante los ignoraba e indicaba que hicieran la respectiva formación. Medio calmado el bullicio la gerente indicó que atenderían primero la cola de los que iban a cobrar por taquilla (es decir donde yo estaba). Preguntó cuál era y yo instintivamente levanté la mano como alumno de primaria que escucha su nombre y dice presente desde su lugar.

Me hizo señas de que pasara y ahí me olvidé de todos, de lo mucho que había esperado, si alguien se había colado tras de mí o cualquier otra circunstancia. En taquilla le pregunté a la cajera cuánto era lo máximo, me indico la cifra y escribí en el cheque: 30.000Bs. Cinco minutos después o menos (y estoy muy seguro del tiempo) salí con 6 billetes de 5000Bs. La espera de 4 horas dio un resultado de 5 minutos dentro. Lo que es el desequilibrio del tiempo para algunas diligencias.

• Minutos después: Busqué otro cheque en blanco que tenía del banco Zeta, y caminé rápido pensando que encontraría una inmensa cola. Solo habían 10 personas. Me formé, pregunté y estaban dando 10.000Bs nada más. Era poco, pero ya estaba con cheque en mano y en cola. Así que 10minutos después estaba afuera también con el efectivo.

FIN DE LA BITÁCORA

Da tristeza que como ciudadano me alegre y sienta paz por haber conseguido 40.000Bs en efectivo y que veré cómo los estiro. No quiero hablar netamente de política, no por ahora. Solo quiero reír un poco de las sorprendentes, irónicas y a veces contradictorias situaciones que nos ha tocado vivir acorde avanzan los años.