UN CUPIDO ESPECIAL | Relato breve post San Valentín

in #spanish5 years ago

Relato breve post San Valentín.

love-angel-1889619_1920.jpg

Pixabay

Diana buscó en el parque el mejor lugar. En un rincón apartado de la muchedumbre se sentó y aprovechó la grama para posar a Nico, el bebe de diez meses que cuidaba todas las mañanas. Dejó que el chico se divirtiera con sus juguetes mientras ella intentaba estudiar para el examen que tendría esa tarde en el instituto.

Su ceño se frunció al ver el paso altivo del odioso gato de la señora Fernández, la madre de Nico, que debía soportar cuando cuidaba al niño. Ya que el animal no se apartaba nunca del bebe. Con mucha elegancia el felino se sentó junto al chico y la miraba con repulsión. Luego pretendió ignorarla mientras lamía sus peludas patas.

—Bicho pulgoso —dijo, ansiando que el pretensioso animal se ofendiera y decidiera irse. Pero Gervasio, que así llamaban al minino, parecía no tomar en cuenta sus infantiles palabras y continuaba con su aseo.

Ella decidió ignorarlo también y aprovechar que Nico estaba muy entretenido con las hebras de la grama para leer el libro sobre Historia Universal que había llevado. Su lectura fue interrumpida por el paso de su amor platónico, el chico que la traía de cabeza desde hacía días, cuando comenzó a verlo pasear por el parque, pero a quien no se atrevía siquiera a saludar.

Se tapó la mitad del rostro con el libro para observar con disimulo al joven que pasaba frente a ella, paseando con despreocupación un enorme perro de cara furiosa. El animal caminaba con pedantería levantando su brillante hocico. Sabía que todos lo veían como una bestia aterradora y, aunque nunca fuera capaz de atacar a nadie, se sentía orgulloso de inspirar tanto respeto.

El chico siempre estaba absorto disfrutando del paisaje sin prestarle atención, pero ese día, un movimiento brusco del perro, lo hizo girar el rostro y dirigirle una rápida mirada a Diana. La chica se ruborizó y se escondió tras el libro mientras escuchaba un extraño sonido que parecía salir del gato. Por un momento pensó que aquella asquerosa bola de pelos la miraba con burla y negaba con la cabeza, reprobando su actitud. Diana le sacó la lengua furiosa, aún oculta entre las páginas del libro.

Con disimulo, volvió a sacar un poco la cabeza para ver al chico que se marchaba jalando al terco perro, que se negaba a caminar. Diana respiró aliviada y se giró hacia el gato que la fulminaba con sus diamantinos ojos.

—Déjame en paz estropajo, cualquiera pensaría que tú lo harías mejor —intentó no prestar atención al felino, pero no pudo evitar sentirse tonta por hablar con aquella cosa peluda. Quizás por tanto estudio se estaba volviendo loca.

Al día siguiente, Ricardo debía llevar de nuevo al perro de su hermano de paseo, que cuidaba mientras este se recuperaba de una operación de la rodilla en el hospital. Toda su familia estaba pendiente del enfermo, no quedaba nadie en casa que llevara al obstinado animal, de raza indefinida, a dar su acostumbrada vuelta por el parque.

Ricardo odiaba aquella obligada tarea. Odiaba al perro y sus manías de viejo consentido. Lo único que lo motivaba a realizar esa labor era observar, desde la lejanía, a la hermosa chica de rizos color chocolate que todas las mañanas llevaba a su hijo al parque. Le gustaba mucho su tímida mirada, pero jamás se atrevería a dirigirle la palabra por temor a los celos de su esposo o novio. Sin embargo, por culpa del imbécil Dondolón, que así llamaban a la enorme cosa de cuatro patas, casi se cayó de bruces el día anterior frente a la mujer. Gracias a su increíble sentido de la coordinación se salvó de pasar la mayor vergüenza de su vida, pero eso no evitaría que esa mañana llevara al bicho bien agarrado de la cadena para que no volviera a realizar esos violentos movimientos.

Como todas las mañanas, al pasar cerca de la chica, simuló observar la naturaleza, aunque en realidad, la observaba a ella de vez en cuando por el rabillo del ojo.

Dondolón era tan arrogante y arisco que nunca hacía contacto con otro animal, ni de su especie ni de otra, pero ese día tenía una extraña fijación por el horrible gato que siempre rondaba cerca de la chica y parecía llamarlo con gestos despreciativos. El perro se acercó al bicho olfateando la grama de la periferia y obligando a Ricardo a dirigirse con timidez hacia la joven, que intentaba inútilmente esconderse detrás de un grueso libro.

—Hola —saludó nervioso, recibiendo un saludo con la mano y una sonrisa temerosa —. Mi perro no muerde.

—Mi gato tampoco —respondió ella, advirtiéndole con la mirada al malhumorado minino que no se atreviera a molestar la paciencia de aquel enorme animal. Aunque ella estaría feliz de que se lo comiera entero.

—Es hermoso tu hijo.

—¿Nico? No es mi hijo, es de una amiga de mi madre. Me pagan por cuidarlo en las mañanas.

Con renovado interés Ricardo se sentó a su lado, jalando con brusquedad a Dondolón para que se alejara del gato y no le echara a perder aquel agradable encuentro.

Ambos pasaron un excelente rato hablando, riendo, conociéndose y jugando con Nico. Perdieron la timidez y permitieron a sus corazones latir desenfrenados y sin restricciones. Pero sobre todas las cosas, ignorando a los odiosos animales que estaban sentados con resignación junto a ellos, compartiendo una mirada cómplice.

Tanto Gervasio como Dondolón tenían días observando a ese par de idiotas comerse con los ojos y suspirar el uno por el otro. Lo que el hombre no podía unir, el animal se encargaría de juntarlo.

divider-2461548_1280.png

¡SÍGUEME! Para que no te pierdas ninguna novedad.

Si quieres saber más sobre las novelas que escribo puedes visitar mis redes sociales o mi tienda en AMAZON.

tienda en kindle.jpg

O simplemente déjame abajo un mensaje preguntándome lo que quieras, que yo con mucho gusto lo responderé. Gracias por tu apoyo. Nos seguiremos leyendo.

cierre post.jpg

Sort:  

Hola @jonaira.

Tu Publicación Ha Sido Curada Manualmente.

Coin Marketplace

STEEM 0.18
TRX 0.16
JST 0.030
BTC 68212.63
ETH 2645.42
USDT 1.00
SBD 2.69