Reflexiones absurdas de una mente olvidada

He visto muchas cosas en mi vida y me he decepcionado por tan pocas; sin embargo, algo de decepción corre entre mis venas mientras las palabras deciden aparecer y robarse el escenario de mis pensamientos. Conocí alguna vez un lugar cálido; amable como madre con su hijo, alegre como carnaval en rio; un lugar, donde los sueños de miles transitaban vagamente ante los ojos de los espectadores casuales. Maravillado como jamás podría haberlo estado, incursioné entre los anaqueles del saber, entre la percepción de la multitud y entre los lugares más recónditos de mi conciencia para decidir que haría de aquel lugar parte de mi presente.

Siendo franco hoy día me encuentro más feliz que triste. El círculo que arropa los años de mi vida se empieza a hacer tan pequeño que mis acciones de progreso crecen a pasos agigantados. Y aquí estoy, feliz de las labores que entre mis manos fueron dispuestas por instantes tan efímeros como la respiración entre momentos casi imaginarios; feliz por el progreso que aunque lamento su posible retroceso, miro con orgullo las horas que mis manos acudieron en su deber; miro con orgullo el desgaste de mis sueños a cambio de un colectivo placer.

Algunos piensan que las almas danzan mientras observan el desastre que nuestra mente maquina. Otros tantos como yo, piensan que sufren al ver a su cuerpo consumirse entre los banales pensamientos de la codicia; la rutina; la… la efímera percepción de su propia inexistencia. Otros tantos afirman el alma se conecta con el cuerpo y danza con los pensamientos llenos de nobleza, canta con el amor que en nuestras mentes se cocina, ríe eternamente cuando vibra en sintonía con el universo; sin embargo, el alma cada día llora más por la mente de sus protegidos, al ver que el mundo consumista ha corrompido su verdadera esencia, su verdadera luz, su verdadera paz… Dinero, poder, y una realidad casi ficticia.

¿Sería un sueño pensar que puedo al mundo cambiar con palabras ordenadas? ¿Sería acaso iluso decidir entregar mi cuerpo a cualquier noble causa? No lo sé, desconozco cuánto puede haber entre mis manos para convencer a la existencia del ser humano a desistir de sus ruines ideales, pero pienso que ha de ser este el motor que impulsará los pilares de una sociedad más justa. La injusticia, ¿quién a base de mentiras logrará cimentar las bases de una sociedad próspera?; todo aquello nazca con base en una mentira será la espada que corte los hilos entrelazados de una red de ilusiones, el temblor que quebrará los pilares de un proyecto avanzado, la mancha que dañará el retrato pintado con las honestas manos de una mente soñadora, una mente enamorada de su entorno, una mente tan brillante… tan brillante que su luz se apaga bajo la indiferencia de las masas que con odio miran el progreso siendo incapaces de ser su propio progreso. He visto en los ojos del mundo cuerpos de alma vacía, he visto en mis sueños que entre mis manos existe la alegría del universo. Pienso que en las manos de todos existe el bloque para construir una sociedad llena de esperanzas y carente de sus necesidades inhumanas.

A veces buscando entre las sombras conseguí más luz que en los rostros sonrientes que ante la superficie orgullosos se mostraban de sus ideales. Banales percepciones de la vida tras una sonrisa que sólo buscaba lucrar su avariciosa realidad. Costumbres que remarcaban la hipocresía de seres que entre palabras amistosas buscaban reponer su integridad destruyendo la moral de nobles seres; destruyendo la ilusión de algún fructífero futuro.

Nuestra presencia se ha visto desvirtuada; o tal vez sólo fui yo que desvirtué la realidad entre sus honestas palabras... o lo que alguna vez creí honesto entre miradas.

Existe entre nosotros una realidad más grande de lo que los muros de la sociedad han impuesto; existen realidades infinitas más allá de lo que se ha supuesto; la vida, una línea recta impuesta por las cicatrices de nuestros antepasados; para mí es un camino roto con un salto de consciencia necesario. La guerra a la paz se presenta, el amor al odio entre los corazones se riega; es tan difusa la percepción de nobleza y tan abundante la sonrisa en rostros de pena. Existe sin embargo, con un poco de paciencia, una realidad eterna que consuele nuestra existencia.

Cuando las dudas se despejen de nuestra programada mente, cuando los miedos se despojen de nuestro cuerpo, reside allí el verdadero potencial del ser humano; donde la fe se adueña del corazón, donde los pensamientos se libran del terror de los prejuicios y acciones que atentan contra nuestra propio potencial. Cuando el miedo se aleje de aquel pensamiento recurrente que carcome nuestros días, los rostros honestos dejarán de ser puestos en dudas y las máscaras en la sociedad jamás serán de nuevo necesarias.

Observo entre los pasajes del destino algo grande en nuestra efímera existencia. La mentira jamás corromperá las esencia de nuestra realidad.