El simbolismo de Donald Glover
El 5 de mayo se estrenó el video musical de “This Is America”, la nueva canción de Childish Gambino, que generó polémica y reacciones a través de todo el mundo. Una serie de bailes, imágenes, locaciones y formas simbólicas que generan toda una cosmovisión del mundo norteamericano y, sobretodo, afroamericano. Pero no es la primera muestra que nos da Donald Glover de su simbología sarcástica y sardónica de la vida norteamericana.
En la serie llamada “Atlanta”, producida, escrita y protagonizada por Donald y dirigida por Hiro Murai, compañero de aventuras de nuestro Childish, nos muestra en cada capítulo lo que termina resumiendo en su último video musical: la vida norteamericana. Teniendo como principal meta mostrar las calamidades del afroamericano.
La serie se centra en el crecimiento paulatino de Paper Boi, un rapero/dealer, rayando en el justo cliché y de su primo, Earnest (interpretado por Donald), que se encuentra en banca rota después de dejar su matrícula en Princeton. Sin casa, con sus cosas escondidas en un almacén y notando la creciente notoriedad de su primo, Earn decide buscarlo y ofrecerse como su manager.
Aunque desde un principio la serie podría tener una linealidad concreta, dando a conocer un hilo conductor lógico entre cada capítulo, esto es desechado totalmente. La serie se vuelve azarosa, mostrando en cada capítulo temas dispares, que no encuentran relación, pero que terminan representando un mismo tema: el hombre negro. Desde el segundo capítulo donde Earn se encuentra preso por estar involucrado en un tiroteo, esperando en la sala de espera para ser procesado, las historias que van transcurriendo en esa sala muestran la normalidad en donde se desenvuelve la sociedad afroamericana, con la brutalidad policial como bastión.
En este caso, no narraré cada uno de los episodios en busca de sus símbolos escondidos, solo nombraré aquellos que, a mi parecer, muestran una cantidad de símbolos de forma sarcástica sobre la sociedad americana.
De la primera temporada siempre recuerdo el capítulo siete, llamado “B.A.N”, donde Albert (Paper Boi) es invitado a una cadena televisiva dirigida, especialmente, a la comunidad negra. Durante los 22 minutos que dura el capítulo nos vemos saltando entre comerciales y el talk show, forma que nos hace participar y sentir que estamos viendo uno de esos programas clásicos, donde en una mesa redonda se sientan a tratar temas y conversar, con miradas amarillistas sobre el mismo.
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El presentador del programa introduce como tema la inclusión, la aceptabilidad sobre el otro y sus preferencias, por ilógicas que parezcan, y contrasta las letras de Paper Boi llamándolas de machistas, sexistas y, en cierto punto, racistas. Teniendo como respuesta, “That is rap, me”. La primera declaración en la mesa toma como referencia un tuit de Albert sobre Caitlyn Jenner, en el que él dice que no desea tener sexo con ella. El presentador supone una posible transfobia por negarse a querer tener sexo con ella. Y ahí, señores, está el punto primordial que se presenta durante el resto de la episodio: en la sociedad norteamericana y, en el resto del mundo, se ha permeado una normatividad “políticamente correcta” donde el individuo debe reducir sus deseos, sus querencias y su necesidades, ante las del colectivo “reprimido”. Y la aceptación es necesaria para el entendimiento y el buen trato entre los pares de una sociedad, pero inducir a la persona a cambiar sus deseos para que entren en los cánones de lo “políticamente correcto” es otra forma de represión.
Inclusive los comerciales que se presentan entre cada segmento hacen una sátira de los productos y de su utilización en el mercado afroamericano. Un hombre andando en su Dodge Charger, por su barrio, una y otra vez sin decir nada. Hasta que llega al final del episodio y te das cuentas que después de su divorcio, solo logró recuperar su auto, y desnudo echa gasolina para volver a andar.
Luego, en el segundo segmento del talk show, se habla sobre las transiciones, de manera satírica, en la raza y se introduce la historia de un adolescente negro que se cree un hombre blanco de 35 años llamado Harrison. Y, siguiendo el estereotipo del hombre blanco, es racista y se encuentra adverso al matrimonio homosexual.
El simbolismo de Donald Glover engancha porque no se encuentra escondido, no hay que desmenuzarlo entre distintos signos, ni buscar enrevesadas teorías, sino que está ahí, palpable, en primera fila y se presenta satíricamente. No es un humor que raya en la burla hacía el estereotipo, sino que busca entrever, a través de la sátira, la verdadera problemática. La risa te permite diseccionar el problema y mostrarlo con todas sus aberturas.
Detrás de la sátira, en este episodio, podemos ver como lo “políticamente correcto” ha sido impuesto como reacción social, quitándole individualidad a la persona, empujándola a funcionar como la masa y a resguardar tus propios deseos. La consideración ante el otro es una postura requerida, tener conciencia de la libertad de cada individuo y respetarla, pero no destruir tus propias querencias por adecuarlas a las del colectivo. Como diría el mismo Paper Boi, “tengo el derecho de decir que algo es raro, sin que nadie me odie”.
También, como en el resto de la serie, muestra la realidad del hombre negro en Estados Unidos. Un hombre donde la decisión no es, necesariamente, respetada, que entre los mismos coetáneos de raza buscan aplastar al otro, porque todo hombre negro tiene su lucha. En un punto de la entrevista el presentador intenta desmeritar la figura de Paper Boi, inclusive cuando la otra panelista, una mujer blanca, profesora universitaria y feminista, concuerdo con Albert. Es el presentador, su par afroamericano, quien busca desmeritar la figura de Paper Boi como un hombre negro en ascenso.
Luego, en el episodio, se transmite el comercial de una línea de cereal de chocolate, donde, siguiendo la línea de publicitaria de este tipo de productos, el argumento es un lobo que persigue su “preciado” cereal de chocolate sin nunca poder alcanzarlo, enfrentando, de esta manera, a unos niños que siempre le ganan en su cometido. Pero los niños, en el comercial, están acompañados por un policía blanco que taclea al lobo cuando trata de conseguir un plato de cereal de chocolate; lo golpea, lo reprime, lo maltrata mientras exclama frases estudiadas y genéricas. El policía llevará al lobo a la cárcel por querer un plato de cereal. En este caso, la serie muestra, mediante una caricatura, la represión policial hacia el hombre negro, a veces, por ninguna razón de peso. Emulando muchos casos que suceden, diariamente, en las calles de Estados Unidos.
Esto nos trae a colación This Is America: se desenvuelve entre el deseo por las armas, el buen trato de la pistola, la ignorancia ante la vida del hombre negro, la imagen de Jim Crow que nos demuestra que esas leyes, aunque extintas, guardan vestigios en la sociedad norteamericana, del baile que enmascara todo lo que ocurre a tu alrededor, que deja en un segundo plano las muertes, las protestas, la represión, etc. Cada calamidad sufrida por la comunidad negra es maquillada con el baile, con el entretenimiento, con el canto, con las formas que tiene un individuo afroamericano de sobreponerse. Todo esto transcurre en un galpón, donde no hay nada alrededor, más allá de vigas de metal y finaliza con Childish Gambino corriendo, escapando, con los ojos exaltados, de la oscuridad del galpón.
Lo cierto es que cada escena de This Is America y cada episodio de Atlanta es un escupitajo en la cara de la sociedad americana. Donald Glover y su conjunto no busca decir todo entre símbolos escondidos, sino que los presentan diseccionados frente al televidente, directos, satíricamente mostrados para que den repulsión y, en efecto, reconsideraciones de los parámetros en los que vive el individuo americano. Y tiene como punto principal “the struggle” del hombre negro, que ni con inteligencia es capaz de encajar en dicha sociedad, como el personaje de Earn; que ni con talento puede conseguir un puesto, más allá de la simulación de los medios, de la vida a través de Instagram, como Paper Boi.
Aquí les dejo el video, señores:
Este video musical y esta serie dan mucho para hablar, tanto de simples símbolos, como de una problemática social y política o de simple comedia. Así que, steemers, dejen su comentario si lo desean.