Sacame de mí. Parte I
Ella caminaba a oscuras, por un misterioso callejón de algún ciudad, esas noches donde te dedicas a mirar la oscuridad y analizar un poco sobre si, sola iba pensando en lo mucho que extrañaba su anterior yo, sintiendo esa nostalgia al ver fotos viejas y notar que ya la sonrisa no es la misma, los ojos no brillan igual. Era una chica “normal”, se levantaba cada mañana temprano a la universidad y al salir iba directo a su casa, hacia sus deberes, veía un poco de televisión, escuchaba música y luego se iba a dormir para repetir lo mismo al día siguiente.
Recordaba cada uno de los olores, conversaciones con amigos que no volvieron a suceder porque no se dio cuenta en que momento los vio por última vez.
Así iba ella, intentando no llorar para no ser descubierta entre la oscuridad, pateaba las pequeñas piedras, notaba que muchas veces podemos ser detenidos por pequeños obstáculos que nos evitan millones de momentos mágicos. Abrió su cartera, saco un cigarrillo y un encendedor, se sentó en un banco de un parque cercano, lo encendió y comenzó a llorar, estaba en esa etapa que aunque estés rodeado de muchas personas, puedes llegar a sentirte solo, ese momento difícil en la vida donde debes comenzar a pensar que hacer para “el resto de tu vida” cuando aún no sabes si quiera que te harás de desayuno al día siguiente, pocas personas pasaban cerca de ella y fingían el no verla, como si no existiera, como si en ese banco no estuviese alma alguna, unos cuantos la miraban con lastima, pero era tan fuerte su vacío que nadie se atrevía a acercarse para consolarla.
Cada que aspiraba el cigarrillo, se consumía un poco de su alma, tenía ganas de correr, gritar, llorar… Intentaba llenar su vacío con cualquier cosa, música, alcohol, fiesta, drogas y sexo, uno que otro amor no correspondido para mantener una llama de ilusión, algo que la obligara a mantenerse en este mundo.
Más de una vez pensó en cortarse, en lastimarse para ver la sangre correr y así saber que realmente estaba viva entre tanto caos.
Al terminar su cigarrillo, se levantó, exhalo lo poco de humo que quedaba en sus pulmones, cogió su cartera y volvió a caminar.
Veía parejas felices, niños sonriendo, y no se explicaba por qué nada podía llenarla.
Haciéndose las 00:00, iba a paso apresurado para llegar rápidamente a su casa, por una calle cercana comenzaban a salir los trabajadores de los negocios de comida rápida los cuales también se apresuraban para escapar de la silenciosa y peligrosa oscuridad para llegar a la seguridad de sus hogares.
Y fue allí, en ese justo momento, cuando un chico que caminaba en dirección contraria tropezó con ella e hizo que sus cosas cayeran al piso, muy apenado se detuvo ayudar ya que también había sido su culpa… justo cuando iban a levantarse, cruzaron miradas, hubo magia, chispa, conexión o como quieran llamarlo. Ambos se dieron cuenta que algo bueno estaba por suceder.
Piel canela, ojos marrones intensos con unas grandes pestañas que resaltaban aún más su mirada, pero más que eso, una sonrisa pícara, cautivante, esas sonrisas que te llevan a distintos pensamientos de maldad, lujuria, ternura y pasión. Ella, de baja estatura, cabello negro, sonrisa tierna y mirada tentadora… sencilla pero a la vez muy rota.
Se ofreció acompañarla hasta su hogar, al llegar, conversaron un poco y se despidieron, fue tanta la emoción que olvidaron lo más importante, pedir algún medio para poder comunicarse y acordar otro encuentro.
Ella volvió a la misma calle al día siguiente, quería encontrarlo de nuevo, sonreírle…
Él, iba a la misma hora a la calle donde vive ella, para encontrarla, pero lamentablemente para ambos, hay oportunidades que suceden una sola vez, cosas que pasan en el momento justo y debemos aprovechar… así sucedió con ellos, pasaron semanas y no lograban coincidir nuevamente.
Ella por motivos económicos dejo la universidad, comenzó a trabajar en un café ubicado en aquella calle de negocios de comida rápida.
Pasando los días, ya a pocos minutos para terminar la jornada laboral, llega un chico a pedir un Latte para llevar, cuando ella gira para tomar la orden, se encuentra con aquel muchacho, el mismo que la acompaño a su casa, ese que había causado un descontrol en su interior hace algunos meses…
Intercambiaron números, hablaron por horas en un banco de aquel parque donde se había sentado a llorar pensando en que nada encajaba en su vida… Él no es de mucho hablar de su vida personal, ella en cambio, intenta darle gran cantidad de detalles para que él pueda conocerla realmente.
Ambos vienen de amores tóxicos, rutinas insanas, descontrol y desamores...
Continuara…