¿Se habla armenio en el norte de España? (Conferencia) Quinta parte
(A esta ilustración de uno de mis libros sobre la Edad Media, no hace falta pie explicativo, porque justamente la foto ha cogido tres líneas que lo explican resumido)
El rango social de los peones levantadores de piedras, canteros y escultores de cincel y martillo ha decaído, pero no debemos ser anacrónicos pues, en aquel tiempo, el escultor y el cantero podían ser la misma persona. No podemos asociar al escultor medieval a nuestros actuales licenciados en Bellas Artes.
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(Al fondo de esta miniatura se ve la logia, que era el cobertizo de los masones, que quiere decir los constructores, que son los canteros labrando piedras. Foto tomada del fondo bibliográfico de mi propiedad)
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(Reproducción en dibujo de una miniatura que representa a un cantero medieval labrando las piedras. Foto tomada de mi fondo bibliográfico)
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¿Cómo podemos sostener que el euskera es una lengua aislada, hipótesis que se ha mantenido insistentemente? Es necesario revisar este concepto. Cuando menos es discutible que exista alguna lengua aislada, incluso el chitimacha, de un grupo de indios de la actual Luisiana, al que no se le ha encontrado relación alguna.
Es lógica la resistencia a dudar de mi cambio en la orientación respecto a la antigüedad de la lengua vasca, dado que estoy sugiriendo el cambio de orientación en los estudios de todos los vascólogos, jóvenes investigadores y gramáticos vascos, quienes unánimemente han sostenido como primordial factor de su existencia científica la teoría del aislamiento del eusquera, marcada con un error inicial y seguida a pies juntillas sin atreverse nadie a rebatirla porque, de hacerlo -política local por medio-, conduciría al que osara tal atrevimiento, hacia el más abyecto ostracismo en la sociedad euskalduna. ¿Alguien puede imaginar a Arzallus y a Setién sostener que su lengua materna aprendida entre los verdísimos bosques vascongados no tiene asentamiento en las tierras vascas más allá de veinte o treinta generaciones, es decir, que ahí no se habla vasco, más allá de los tatarabuelos de los tatarabuelos de los tatarabuelos de sus tatarabuelos, y se acabó? ¿Y que esa lengua vasca a la que llaman Euskara, no es más que Armenio, esa sí, lengua milenaria con algunas palabras de Georgiano y algo de otras lenguas Lazi del Mar Negro, lenguas, todas ellas, de los cristianos aliados de los cruzados franceses de nuestra Edad Media, que vinieron en oleadas, huyendo de las matanzas de los mahometanos selyúcidas, lenguas, por otra parte, de grandes artesanos de la piedra y de la madera, aprovechando que en Europa en esa época se necesitaban buenos canteros, fuertes, musculosos, que levantaran las piedras con agilidad y soltura para colocarlas en los grandes muros que se construían en los más de dos mil edificios que en un solo siglo se construyeron en la Actual Francia y Norte de España?
En España y en Francia, en esa época, faltaba la mano de obra especializada. Los oriundos eran labradores. Los artesanos especialistas de la piedra y la madera, emigrantes caucásicos, eran absorbidos en las logias con certificado de devotos cristianos sin tener que pasar periodo de aprendizaje, donde encontraban solución estable a su turbulenta existencia.
¡No podemos olvidar la peste negra! Hizo estragos devastadores en la población europea.
¿Qué pasaría con la peste negra? Nada que no sepamos. En los campos, en las nacientes ciudades en las que se estaban terminando de construir las catedrales y el resto de las grandes edificaciones con piedras, no sólo se diezmó la población, sino que quedó aniquilada porque se contagiaban fulminantemente. Se libraron de la muerte los que tenían libertad de movimientos, los armenios de las logias catedralicias que disfrutaban de esa libertad para refugiarse en las montañas donde no se contagiaran, acostumbrados a su multisecular huida de grandes holocaustos, y se vieron obligados a permanecer en los valles más escondidos de Aquitania, Pirineos y Reino de Navarra que incluía la antigua tierra de los antiguos pobladores, las actuales tierras vascongadas. Allí se libraron de la terrible enfermedad tan contagiosa como mortífera. La selección natural —como ya señalaron Hugo de Vries y Morgan— propició que los supervivientes de tantas inclemencias y pestes se refugiaran en las tierras vascongadas mezclándose con los antiguos pobladores y se multiplicaran entre ellos, los más fuertes en sus músculos y en el sistema linfocitario, que superaran todo tipo de infecciones en esa selección natural de un “rh” “propio”. Como grupo más culto, siguió imponiendo su lengua a los campesinos de las circunscripciones donde se refugiaron.
¿Qué les quedaba, si en aquellos valles ya no había ni reyes ni ricas jerarquías eclesiásticas que sufragaran los gastos de construcción de grandes edificios pétreos? Nada más que aprovechar las partes más bajas de los valles y transformarse en labradores, roturar las pequeñas parcelas y seguir viviendo de la madera de los bosques. Pero algo les quedó de sus habilidades de subir a los hombros pesados sillares cúbicos, para construir los robustos muros románicos y los esbeltos góticos que les habían ordenado los exquisitos arquitectos nórdicos y galos; cilíndricos, para colocarlos apilados haciendo nervios y pilares, a lo que tan acostumbrados estaban; y también morillos paralelepipédicos.
Se resistieron a perder su antiguo oficio e hicieron permanecer en sus juegos y competiciones del “domingo por la tarde” en la estrecha explanada del pequeño núcleo urbano de sus nuevos asentamientos en las actuales tierras vascongadas, la demostración de fuerza y de maña en subir —haciendo escala en la rodilla, hasta colocarla en el hombro y hasta en la cabeza— pesados guijarros… ¿Cómo no iban a recordar, con los bueyes de su nuevo oficio de labriegos, el arrastre de las piedras más pesadas por las rampas de los andamios ingentes de las catedrales, hasta lo más alto de las rampas de maderas robustamente colocadas? Les quedó la competición lúdica con las distintas artes de la piedra con todas sus modalidades de arrastre con bueyes, con caballos, con burros y con lo que hicieran falta. No digamos la destreza en hacer, de un tosco tronco, con el mejor arte del afilado del hacha, lo que venían haciendo sus antepasados en Armenia y en Georgia y en los países aledaños desde tiempos ancestrales: paralelepípedos perfectos utilizados como vigas sin desviarse en el corte del hacha, hacer cuñas e incluso cortar los troncos más gruesos; nada distinto a lo que todos los pueblos del mundo han hecho: competir lúdicamente en las destrezas del trabajo de sus antepasados, lo que han seguido haciendo los mozos vasco-armenios de nuestra Euskadi, con lo que siempre sus antepasados desde Noé y su descendencia, habían manejado en las mesetas y montes caucásicos: la manipulación, sujeción y levantamiento de la piedra y el corte de la madera.
Hablando de juegos y competiciones, no podemos olvidar a los pelotaris vestidos de color blanco-armiño, el color puro del que se ha olvidado su verdadero significado, símbolo ancestral de pureza noble, combinado con el color rojo-sangre, para que nadie olvidara su alma inmaculada y perseguida en constantes genocidios. No olvidemos la etimología. ¡Blanco armiño es blanco armenio! !Vaya palabra! Armenius, decían los romanos. Y los provenzales anfitriones primeros del pueblo armenio huido, le asignaron el color blanco y rojo en sus juegos y fiestas para que nunca olvidaran, por lejos que se encontraran de su originario caserío del Cáucaso, tanto su origen inmaculado como que fueron sangrientamente perseguidos, para que algún día, aunque fuera en el siglo XXI, pudieran volver a las raíces de donde fueron expulsados.
Una por una, las reflexiones anteriores pueden decir poco, pero todas juntas, se entrelazan encajadas afianzando la hipótesis más verosímil: que a Europa vinieron en masa los canteros-escultores armenios, y también los pueblos aledaños perseguidos a muerte en Armenia y países limítrofes, con lo que queda diseñada la hipótesis sobre la que hay que seguir añadiendo datos fidedignos, y, desde luego, no nos queda más remedio, de momento, que abandonar esa quimera de que los gudaris con su lengua —como dice “El libro blanco del euskera” [10]— hincan sus raíces en el “austrolopitecus hispanus”. En el austrolopitecus la hincamos todos.
Propongo que los nuevos doctorandos de las universidades vascas aprendan armenio con su alfabeto y se metan de lleno en los archivos de Yerevan y de Tibilisi, desde donde ya irán siguiendo los rastros por los archivos de la antigua Unión Soviética, y que prueben escribir euskera con el alfabeto precioso de 36 caracteres por si se adapta muchísimo mejor a la fonética vasca que los caracteres latinos, así no tendrán que escribir con tantas “tes” y con tantas “equis” y con tantas “kas” porque, según todos los indicios, el vasco actual es un dialecto[11] del armenio que vino en la Edad Media y que en ochocientos años tantas influencias lingüísticas ha recibido, hasta llegar al “status actual” de más de veinte modalidades de habla o subdialectos, que conservan muchas palabras de sustrato prerromano de varios idiomas primitivos concomitantes y mucho del latín evolucionante y machacante como adstrato.
NOTAS:
[10] La cita exacta dice: “El rasgo más saliente y más definido de esta terca vocación de vida de la cultura vasca es su lengua, una lengua que con sus raíces de la Edad de Piedra aún vivas en sus voces ha llegado con alientos de juventud hasta la Era Atómica
[11] Dialecto tomado en el sentido evolutivo de una lengua en cuanto derivada de otra, de la misma manera que las lenguas románicas son dialectos del latín.
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(Durante el viaje en tren desde la capital de Armenia hasta la capital de Georgia -una tarde-noche, trece horas- pude tomar esta foto del bíblico monte Ararat de más de 5000 metros de altura)
Muy buen trabajo !!! Me ha encantado tu explicación !!
Lo que tu dices, a ver como se lo hacemos entender al pueblo vasco.... dominado por los intereses políticos.
Mis intereses son exclusivamente lingüísticos desde que mi maestro José Luis Pensado Tomé, catedrático de Lingüística de la Universidad de Salamanca, me dijo que encaminara mi tesis doctoral por el origen caucásico de la lengua vasca o por documentos medievales de monasterios leoneses. Lo importante para mí entonces era aprobar las oposiciones a la enseñanza, y dejar la investigación lingüística para cuando me sobrara tiempo. luego vinieron otros intereses más inmediatos, cambios de residencias por concursos nacionales de traslados, etc. y ya no pude retomar investigaciones hasta mi jubilación, cuando programé los viajes a países caucásicos. Al final de esta conferencia, insté a jóvenes investigaciones a que continúen lo que yo solamente comencé. Esta investigación es dura porque consiste en roturar la selva virgen, y valga la metáfora.
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Gracias
Buen artículo, la historia es importante, saber de dónde venimos y nuestras raíces, además se han perdido culturas porque la gente no se interesa en aprender, por ejemplo lo que dices de La lengua vasca vendría siendo un derivado de la lengua armenia es lo que entendí, y eso no lo saben los jóvenes, esta publicación llama a esa reflexión , gracias por compartir esta publicación con esta gran familia Steemit, estoy siguiendo tu cuenta y lo invito a visitar mis publicaciones y mucho sabré agradecer su colaboración, ya que es una ayuda muy valiosa para mí, parte de este ingreso se dona a una fundación de niños en extrema la pobreza aquí en Venezuela
Preciosa está última explicación. Me ha encantado esa hipótesis de la huida de la peste, la selección natural y el cambio de actividad de esos pobladores de los valles vascos, así como el origen del levantamiento de piedras y otras tradiciones de esa tierra. Algunos te seguimos con interés, @jgcastrillo.
Gracias, @pinus
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Great photography