Una muerte digna

La eutanasia es la acción de acelerar la muerte a una persona con una enfermedad que no puede ser curada, en otras palabras, un paciente desahuciado, y cuya única esperanza es la muerte.

Por tanto la eutanasia es el fin de la vida sin ningún tipo de dolor y de manera “adelantada”, para evitar mayores sufrimientos.

Según la Real Academia Española: “La Eutanasia tiene por finalidad, evitar sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de la vida de un enfermo. Se puede realizar con o sin el consentimiento del enfermo.”

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Esta es la mejor opción. Lo único que espera el paciente es el momento de su fallecimiento, se siente una carga innecesaria para sus familiares y amigos, y en su mayoría, las dolencias que las enfermedades traen consigo son muy graves. La Eutanasia se presenta para ellos como una manera de liberarse anticipadamente, porque de una forma u otra lo que esperan es su muerte.

Para muchos la eutanasia comprende un suicidio. Son ellos quienes deciden el momento de su muerte, otros ven la eutanasia como una muerte digna. Sin embargo el suicidio representa algo triste, una persona con una verdadera vida por delante ¡CON SALUD! Y tantas otras cosas que un paciente desahuciado no tiene. La mayoría de las personas que se suicidan lo hacen por razones ajenas a su salud física, a pesar de todo esto ambas siguen siendo vistas como un homicidio intencional.

A la Eutanasia se le da el nombre de muerte digna. Está previniendo una muerte fatídica y dolorosa, cambiándolo por una sencilla y rápida. En muchos países el concepto de querer morir de una manera digna está mal visto, pero son muy pocos donde la eutanasia es legal. Debería ser legal en todos los países mientras sea el propio paciente quien este decidiendo realizarla y no un tercero que decida por él, nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de alguien más, sea cual sea la situación.

La iglesia Católica condena a la eutanasia de la siguiente forma: “La eutanasia es una grave violación de la ley de Dios, en cuanto a la eliminación deliberada y moralmente inaceptable de la vida humana (…)”. La iglesia critica el hecho de que terminen con una vida antes de que Dios lo decida, pero para ellos ya no es vida. Algunos pacientes sólo viven porque están conectados a una máquina, sinceramente, eso no es vivir.

¿Si es tan grave por qué no es Dios mismo quien los libera de ese sufrimiento? ¿Debemos negarles a los pacientes lo que para ellos significa un bien? ¿Por qué se considera ilegal si sólo es el derecho de una persona para decidir sobre su propio cuerpo y vida?

Para muchos es rechazable el privar a cualquier persona del asumir lo más serenamente posible su muerte. Por ello, ante un enfermo terminal, con dolor físico o sufrimiento moral, lo más justo es acompañarle siempre, tanto en la vida como en la muerte.

En febrero de 2.009, un caso despertó la polémica en Polonia. La madre de Krzysztof Jackiewiez solicitó a la justicia de su país que dejaran morir a su hijo, un hombre de 40 años, que pasó los últimos 24 años en estado vegetativo, tras sufrir una importante pérdida de masa encefálica. Este hombre jamás volvería a tener una vida normal, ni siquiera tendría la capacidad de volver a despertar. ¿Para qué mantenerlo conectado a una máquina? Su madre gastó 24 años de su vida por cuidar de su hijo. Desgaste de días y noches para una persona que pudo ser “liberada” muchísimo antes.

Otro caso fue el de uno de los más respetados directores de orquesta del Reino Unido, Sir Edward Thomas Downes, y su esposa, Joan, se “suicidaron” en un centro de eutanasia de Suiza, según informaron sus hijos. Este caso fue muy resaltante ya que decidieron hacer su eutanasia no por alguna enfermedad, sino porque ya eran muy mayores y a esa edad ya habían disfrutado de su vida al máximo. ¿Por qué considerarlo un suicidio? Sí la muerte es lo único seguro que tenemos en la vida.

Los católicos pensarán que su Dios perfecto quiere hacerlos sufrir y pasar una vida miserable, ellos creen que ser humanos es respirar, aunque sea a través de una máquina. Entonces, ¿Acaso permitir la vida por medio de un respirador artificial no es aplazar el llamado de Dios?