El pintor | Escritos de una mente desequilibrada XXXII

Desde niño estaba haciendo desastre con las comidas, jugando con los diferentes colores en que se le presentaban los alimentos, hacía cosas extrañas que nadie entendía, el plato solía ser reordenado según su gusto y forma antes de que comiera, era un bebé extraño, solo lloraba cuando no lo dejaban hacer con la comida las representaciones que solo él entendía.

A los 5 años ya tenía su propia habitación de arte, por así decirlo, una de las habitaciones de la casa estaba amueblada con pinturas no tóxicas, lienzos, hojas, pinceles y colores que lo hacían sonreír cuando estaba solo y perdido en las creaciones que él solo entendía.

En una oportunidad la mascota de la familia, una gata vieja amargada que no le gustaba ser molestada, lo rasguñó cuando él intentó acariciarla; llorando y molesto se encerró en su habitación de arte, duró 3 horas así, cuando salió llevaba una hoja doblada en sus manos que lanzó a la chimenea sin que nadie lo notara. A los 5 días la gata desapareció, 2 días después fue encontrada muerta por sus vecinos en su patio, desangrada, al parecer por su perro.

Contando con 10 años tuvo que pasar un fin de semana con una de sus tías favoritas, fue pensando que iba a disfrutar mucho jugando con sus primos, pero como uno de ellos era mayor creía tener el derecho de molestarlo por todo, claro, a escondidas de su madre, no quería ser regañado, nuestro ya no tan pequeño pintor aguantó en silencio todo. Al regresar a su casa, en la madrugada después de tener sueños inquietos decidió no volver a intentar dormir y comenzó a pintar una cascada que quería visitar, mas al recordar a su primo lo añadió en el fondo del pozo ahogado, para solo cubrirlo después con más pintura y así solo él sabría lo que había pintado.

A los 14 días su primo se ahogó accidentalmente en la piscina del club que frecuentaba su familia, dijeron que un golpe en la cabeza lo dejó inconsciente y para cuando se dieron cuenta ya estaba en el fondo, no lograron salvarlo, una lamentable pérdida.

Nuestro pintor asumió la muerte de su primo como un hecho al azar, no porque en su pintura lo haya ahogado significaba que sucedería, ¿o sí? Por los momentos nadie lo iba a saber.

Con 18 años, calificaciones perfectas, y un sentido artístico inaudito entra a la mejor Universidad de Arte del país, el hostigamiento de sus padres lo exaspera y en su habitación dibuja su casa en llamas, recordando lo que había sucedido con su primo, queriendo, aunque temiendo que se vaya a hacer realidad su pintura. Nunca pasó nada, al menos no hasta 4 años después.

Al pasar los años, un profesor recién transferido a la Universidad lo reprobó en su materia, indignado descargó su ira pintando, sin saber realmente lo que hacía hasta que notó la forma de sus trazos, entre horrorizado y lleno de placer destruyó el incompleto bosquejo, no sabía qué iba a suceder, no lograba encontrarle sentido a nada.

3 meses después fue su graduación, por haber sido reprobado no obtuvo la medalla de honor, aunque poco le importaba, hacía mucho que no visitaba su casa y en poco tiempo iba a regresar, después iría a mostrar sus obras en una galería perteneciente a una de sus profesoras, que en toda graduación elegía 5 estudiantes para sus exposiciones.

Nunca logró quedarse en su casa otra vez, una fuga de gas había hecho arder la casa la noche anterior, sus padres murieron, todo quedó en cenizas, todo se fue con el viento. Decidió no quedarse para el sepelio y adelantó su mudanza al apartamento que con dos amigos que se acaban de graduar con él habían rentado. Así tendrían más tiempo de ayudar a preparar la muestra de arte.

Horas antes de la apertura la noticia del suicidio del profesor recién transferido llegó a ellos, nadie supo cómo reaccionar, nadie sabía qué hacer más allá de la inauguración de sus obras y recibir el posible éxito que creían merecer. Recibieron más de lo esperado, todo fue perfecto, y más para nuestro querido pintor.