La gratitud es un patrón de pensamiento positivo que protege de cosas que, de otra manera, podrían afectarnos, hacernos mal o sentir agraviados. Es la marca de la resiliencia y ayuda a cultivar un buen corazón. Puedes estar agradecido por las cosas que no controlas, pero también puedes dirigir la gratitud hacia ti mismo, otorgándote un poco de gracia.
Cuando muestras compasión y empatía por las personas, especialmente cuando no las conoces, haces espacio para las conexiones más profundas. Por eso, además de todos sus beneficios, la gratitud es socialmente ventajosa: indudablemente mejora las relaciones humanas. Lo mismo sucede cuando te agradeces a ti mismo. La gratitud le dice a tu cerebro que eres feliz, programando tu mente igual como cuando sonreír te ayuda a ser más feliz.
Entonces, la próxima vez que te encuentres frustrado, te invito a que intentes estar agradecido, a pesar de todo. Recuerda que incluso los fracasos y las dificultades pueden convertirse en una lección de vida muy valiosa. Está bien, no es tan fácil, pero si logras hacerlo con sinceridad, estoy bastante seguro de que te hará sentir mejor.
