Disfrutemos de los pequeños momentos de la vida.

La tranquilidad que transmiten las mañanas es incomparable al caos de cualquier hora del día. En una ciudad tan movida y cambiante, con una taza de café,un sillón cómodo, el reflejo del sol en los edificios y el frío cálido que roza tu cuerpo. Buena música como acompañante junto a un bolígrafo y papel para intentar expresar a similitud la sensación placentera de sentirse en calma y en confort.

Muy pocas veces nos detenemos a disfrutar de la simpleza de pequeñas cosas/momentos que nos otorga la existencia en medio de tanto desastre. Quizás deberíamos tomar un poco de tiempo en al menos una mañana para darnos cuenta de lo vivos que nos podemos sentir, con escenarios tan efímeros como el olor del café, las hojas cayendo y la brisa veloz.

Funcionaría como terapia para muchos, liberaríamos tanto y apreciaríamos más, sin duda es algo muy saludable y necesario de vez en cuando, porque en medio de una humanidad que se va deteriorando cada vez más, aún tenemos la oportunidad de sentirnos vivos, aunque no dure lo suficiente.