Maravilloso. Este escrito se lee a fuego lento. Fuego suave y sutil que, según los antiguos, curaba todo mal, toda enfermedad que amenazaba con extinguir, no sin nuestra complicidad, la llama del alma.
Ojalá podamos encontrarlo para vivir sin el padecimiento de la fragmentación geográfica. Un abrazo.
Muchas gracias por pasarte por aquí, amigo. Un abrazo.