El dibujo vino inesperadamente (por eso no tengo un amplio registro fotográfico) surgió hablando con algunos amigos sobre esta triste Navidad 2018-2019, donde tenemos que compartir con nuestros familiares a través de una fría video-llamada, tengo alrededor de 20 familiares auto-exiliados (sin contar amigos) que se han estado sacrificando, ellos abandonaron todo por lo que habían trabajado aquí en Venezuela, en búsqueda de un futuro mejor; seguridad, libertad de expresión, alimentación, medicinas, suplir las necesidades básicas que en mi país se ha hecho imposible conseguir.

El dictador incluso nos ha arrebatado la alegría de compartir en familia, que doloroso es despedir a un ser querido sin la certeza de si estará bien, o CUÁNDO lo volveremos a ver de nuevo.

En un inicio iba a ilustrar más literalmente al dictador de Venezuela, secuestrando al personaje de San nicolas, sin embargo eso iba en contra de lo que creo, ciertamente considero que el arte tiene el poder de cambiar el mundo, por lo que debe haber un cuidado en la creación de la imagen visual, retratar a este individuo de alguna manera es hacerlo vivir eternamente, y asesinos como el no deben hacerlo de ninguna manera.