Primera Lectura | 4 de abril de 2018
Hechos 3:1-10
1 En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde.
2 Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», para pedir limosna a los que entraban.
3 Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna.
4 Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: «Míranos».
5 El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo.
6 Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina».
7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos.
8 Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios.
9 Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios.
10 Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que le había sucedido.