Este semestre fue particularmente pesado para los estudiantes de cine de 8vo semestre de la UCV, al menos todos nosotros coincidimos en ello. Por lo tanto, los debates con respeto y las conversaciones sin pudor en clases y en el tiempo libre eran unos de nuestros escapes ante el estrés académico.

En el primer mes de clases surgió una conversación muy amena en una materia en torno a la industria porno actual, haciendo énfasis en Erika Lust, directora porno cuyos resultados -aparentemente- buscan una revisión de la representación de la mujer y del sexo en las películas para adultos. De ella, nos quedó la duda sobre si hace pornografía de autor o no, y en consecuencia de esto, si el porno podría redirigir el camino que han estimulado las páginas que lo distribuyen de manera gratuita y paga.

En otra de clase, específicamente de teorías cinematográficas (para la cual estaba preparando la serie del tarot expuesta en Tambaleo entre las rocas), la querida Adriana Bello, basándose en la conversación sobre el porno de autor, se volteó y me hizo la propuesta de hacer algo juntos en torno a la pornografía para el trabajo final de esa materia... yo, muy entusiasmado, acepté de inmediato, abandonando el proyecto de las cartas de tarot para abrazar lo que sería esa nueva idea compartida. Adri y yo nos pusimos a pensar y a trabajar en función de ello a partir de ese momento, ya fuese en persona o en chat.

Debo reiterar que mi memoria no es la más confiable de todas, pero estoy muy seguro de que pasó así.

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El oficio del fotógrafo es solitario, el visor y la pantalla (en su estructura más básica) ofrecen una experiencia individual. La foto corresponde a la mirada de quien la haga. Sin embargo, uno de los mayores aprendizajes que me quedaron de la realización de este cortometraje, es el de reconocer la importancia de abandonar el ego para confiar en los otros.

Para el desarrollo de una idea compartida con un mismo fin, se necesita no solo de creatividad, sino de confianza, respeto y mucha comunicación entre las dos o más partes. En ese sentido, trabajar con Adriana fue una experiencia fantástica, ya que cumplimos en la medida de lo posible esos cuatro preceptos antes mencionados. Con la dirección entre dos sucedió lo mismo, ya que, en vez de buscar sobresalir sobre el otro como si de una competencia se tratase, buscábamos satisfacer los caprichos y las inquietudes de cada uno de la mejor manera posible. También se aceptaban comentarios sobre el personaje o el universo del corto, ya fuese de parte de Adrián López(actor pincipal) en medio del rodaje, de Wilmar Niño (editor y montador del corto) en el proceso de postproducción, de Luis Carlos Otamendi (diseñador de las portadas de las películas, actor en el corto, y quien estuvo pendiente del proyecto desde su nacimiento) desde su casa, y del resto de los participantes, con los cuales estamos eternamente agradecidos.

Estamos conscientes de algunas carencias conceptuales y técnicas que tiene el proyecto, pero el motivo por el cual buscamos compartirlo es porque nos llena de orgullo el nivel que conseguimos con una actividad académica que, a pesar de ser libre, tenía muchas camisas de fuerza. Además, independientemente de la cantidad considerable de escenarios y personajes, el mismo se hizo en un tiempo bastante corto: dos meses (tomando el cuenta el planteamiento de la idea, rodaje y postproducción).

A través del personaje de Fernando Satanás, y la interacción constante entre el resto de los entrevistados, se busca hacer una reflexión sobre el artista cinematográfico (¿y por qué no el artista en general?), sobre la industria, el proceso creativo y las contradicciones de las personas.

Lo que más nos ha contentado, es que estos 33 minutos finales fueron hechos desde la diversión, siendo este el último elemento que podría señalar para la conformación sana de un proyecto de este tipo.

Nuevamente reitero el agradecimiento con todo el equipo que hizo posible nuestro proyecto, especialmente a @wilmarnm, quien con su magia en la postproducción logró materializar no solo lo que Adriana y yo buscábamos, sino que aportó grandes ideas en el proceso.