Mis días pasan, mi fe también.
Ya tuve cielos y estrellas en mi manto.
Las grandes horas, si alguien las vivió,
Cuando las vivió, perdieron ya el encanto

Bueno, regresando de entre los muertos como dirían unos, y “regresando de entre los venezolanos…” como diría yo y después de una ausencia con grandes fallas técnicas, sabotajes, injerencia, ataques terroristas, francotiradores y otros cuentos de amor y locura, les traigo nuevo contenido acumulado y empolvado patrocinado por un wi-fi abierto de mi zona, así que, sin más que agregar, comencemos.

Un par de días sin luz deja un gran vacío en nosotros, vacío que buscamos llenar, o
mantener ocupado y alejado de la locura y la desesperación, jugando cartas, conociendo nuevos vecinos, carreteando agua, limpiando y en mi caso, al igual que el de muchos que aún estamos en los aires artísticos, produciendo: nuevas piezas talladas, practicas continuas del dibujo, escribiendo, escribiendo más y si queda un poco de espacio libre, tallando un poco más. Continuar produciendo a pesar de todo es y ha sido una de la parte más difícil de continuar en Venezuela siendo lo que soy: un educador, un escritor de a ratos y artista de a otros.

Las formas creadas, las formas que surgen y que son sacadas de sus capullos naturales suelen tener aires familiares unas con otras, esto podría deberse a un acto inconsciente que aflora en
mi buscando aquellas formas que compaginen, que puedan estar unidas por un vínculo no solo espontaneo, sino, de una raíz, un fundamento en común; lo que algunos podrán llamar un lenguaje, al cual después de una decodificación y estructuración pueda ser leído y encontrar quizás algún sentido, algún mensaje o simplemente alguna reacción, emoción o sentimiento.

Después de un tiempo de haber sido finalizadas estas pequeñas tallas suelo hacer un recuento de cuantas piezas tengo, de las formas que surgieron y como podría unirlas en torno a una idea; este proceso suele contrastar con otro de mis métodos ya antes explorados, al conocer con anterioridad la pieza a tallar, sus formas y sus significados, lo que personalmente es un desafío dentro de mis procesos creativos, el cual disfruto de igual forma.

Después de un par de ideas, de disponer las piezas con un orden y un sentido establecido, paso a trabajar en su ensamblaje. Nótese que esta vez he incorporado un nuevo elemento dentro de mis piezas los cuales son las semillas de peonias comunmente utilizadas como amuletos contra el mal de ojo en los nilos recien nacidos y del fruto del níspero (uno de mis favoritos). Luego de estar cien por ciento seguro de la disposición de los elementos paso a su ensamblaje el cual debido a la precariedad y calidad de los materiales con los que trabajo siempre es un desafío lograr la finalización y factura apropiada de la obra final.

Marcando con un lápiz el sitio en el que las semillas estarán pegadas procedo a abrir un hueco donde estas estarán adheridas; llevando a cabo el mismo proceso con el resto de los elementos.

Esta pieza en particular la consideró como una de las más concretas en torno a la temática que he venido trabajando: la naturaleza, la vida, la muerte… los ciclos.

Ciclos #1, es el título no solo de esta publicación, sino también de esta pieza; ciclos a los que nos sujetamos, a los que nos adaptamos, ciclos a los que pertenecemos. Mi discurso en torno a mis creaciones nunca ha sido directo, descriptivo o al pie de la letra debido que el descifrar o el poder conversar con la obra y sus posibles significados siempre prefiero dejárselo a ustedes; yo, solo puedo darles pequeñas pistas, pequeños indicios del camino a seguir.

Este camino en particular, está envuelto en un proceso de nacimiento, un proceso en que la naturaleza hace su trabajo, en el que las semillas son plantadas y preparadas para esparcirse, liberarse y dar inicio a un nuevo ciclo. Estas semillas de por si son poseedoras de un contenido y herederas de una voluntad, de una creencia que le aporta un inicio, un futuro posible cargado de bondades y atrocidades.

Los ciclos yacen sobre un base, un ideal, una creencia… este pedestal será la sustentación de una nueva vida o de una vida que está aún en desarrollo, este fundamento puede no ser el tuyo, o el de otros, pero siempre hay indicios y afinidades que hacen del génesis del proceso el mismo; el resultado final, bueno, eso es otra historia.

Como siempre...

¡Seamos la luz¡