Un dulce sueño (Relato Erótico)

   Como lo dije en mi presentación, quiero compartir con ustedes un relato erótico corto de mi libro "Seduciendo Demonios - Historias entre sábanas". Espero sea de tu agrado y me dejes tu opinión en los comentarios.    

Un dulce sueño (Relato Erótico) 

La otra noche soñé contigo. Estábamos los dos solos, en un lugar oscuro, iluminado sólo por el brillo de tus ojos. Poco a poco te acercaste a mí. Yo quieta sólo esperaba lo que se te ocurriera hacer. Me besaste primero en la mejilla, para luego bajar al cuello. No pude evitar reaccionar ante tus caricias. Luego subiste lentamente con pequeños besos hacia mi boca. Mis labios ansiosos te esperaban y mi respiración se aceleraba. Empecé a tocarte y a sentir cuán excitado estabas y yo cada vez me sentía más mojada. Sentía que tus manos se inquietaban y las lleve a donde querían. Sorprendido me miraste y fue cuando comprendiste lo que quería y proseguiste. Me desnudaste pieza por pieza. Ya no aguantaba y empecé a quitarte la tuya. No pudiste evitar mirarme así, completamente al desnudo. Te abrace y sentiste lo ardiendo que se encontraba mi piel y que ella deseaba más de tus caricias. Estaba todo en silencio, sólo se escuchaban tus besos y los míos, muy levemente. Me besabas en la boca y fuiste bajando poco a poco al cuello, luego al pecho, acariciando suavemente mis senos. Llegaste al abdomen y aún más allá, si más allá donde tu lengua se internó dentro de mí y de donde no quería que la sacaras nunca. Yo te observaba, excitándome y mojándome cada vez más. Luego yo bajé a tu parte, poco a poco y mi saliva se secaba con el ardor que emanaba tu cuerpo y, al llegar a tu pene, te hice ver cielo. Tus ojos me decían que no estaba en la tierra y tú sentías cómo te acariciaba minuciosamente, cada punto débil de tu cuerpo. Estabas entre extasiado y asombrado de que yo supiera exactamente lo que necesitabas y querías de mí. Me penetraste tan lenta y profundamente, que me hiciste sentir una explosión cósmica y por primera vez, una verdadera mujer. Logré sentir que hacías de mi cuerpo, tu gozo eterno. Se interrumpió el silencio con nuestros gemidos. Me sentí completamente satisfecha y vi en tu cara, felicidad con mucha satisfacción. Me besaste y te di las gracias por el momento. Me vestí, te vestí y me desperté. 

Ahora mi mayor deseo es que ese sueño se cumpla…   

Autor: Luis Alberto Urribarrí - Seduciendo Demonios - Historias entre sábanas