¿Cómo te sentirías si no pudieras hablar? ¿Si hubieses olvidado cómo escribir? ¿Cómo te sentirías si un día no pudieras comunicarte de ninguna manera? Si ni la lectura, ni la escritura, ni el cálculo te fuesen posibles… ¿Soportarías sentir que estás metafóricamente como en una cárcel, una cárcel en blanco?

Todas y cada una de estas preguntas nos las hacemos al leer este fascinante libro de la escritora Marcela Serrano, y si somos capaces de adentrarnos en su lectura, sentimos las respuestas una a una; tratando de comprender todo por lo que pasa la protagonista, y ese sentimiento que manifiesta como anhelar constantemente la muerte, a la vez tenerle miedo, e igual, no querer vivir.

La trama

Blanca es víctima de una situación que no comprende, pues al no poder expresar todo lo desea y todo aquello que lleva dentro, por ningún medio posible, se siente abrumada, confusa y desesperada, al punto de expresar que su única certeza de estar viva son sus enormes ganas de estar muerta, y sin poder expresar nada... ¿victima de la mudez quizás? Pero no, dentro de su desesperación grita, y es capaz de escucharse, entonces se da cuenta... Es víctima de una terrible enfermedad, poco conocida y cuanto menos común… la afasia. Así que no, no es muda, es afásica.

Para los que desconocen esta enfermedad, la afasia impide al cerebro articular el lenguaje, de modo que la persona no puede ni leer ni hablar, aunque sí puede entender lo que le sucede.

Dentro de esta situación tan angustiosa no ve otro refugio que sus pensamientos, los recuerdos cálidos del pasado la hacen sentirse mejor, aquellas cosas que vivió y sintió tan profundamente; y además recurre a ellos para comprender cómo y por qué los pilares que sostenían su existencia se tambalearon, haciendo de esta manera que nos adentremos en el universo tan profundo de las mujeres y sus diversos tópicos. Porque ciertamente, no puede dejar de mencionarse, que la temática central no es solo su enfermedad como tal, sino también un tema tan controversia como polémico… la infidelidad.

Y es que Blanca, y su matrimonio, está atravesando por la cotidianidad y la rutina, se da cuenta de que si bien el hombre al que ha tenido a su lado durante tantos años es el mismo, ellos, como tal, no lo son. Pues sí, se han adaptado a vivir juntos, sobrellevar las cosas, se entienden con solo mirarse y tienen mucho el uno del otro, pero son en cierta forma, personas distintas a las que fueron; pues deja de sentirlo igual que antes. Si bien Blanca es una mujer que no suele enfrentarse a él, sino por lo contrario, acoplarse, sin discutir u oponerse a su marido, entiende que su comunicación con él viene fallando de años atrás, que el interés que se tienen no es el mismo, ya no suelen hablar como lo hacían hace años, pues no existe el mismo interés en escuchar al otro, y que si quiera se miran igual.

Una mujer que está acostumbrada a las comodidades, pues su familia desde siempre ha sido muy bien posicionada en la clase alta chilena, su esposo es quien trabaja, en una familia en donde es eso lo común, ya que es muy extraño que una mujer trabaje y perciba ingresos por sí misma; sin embargo Blanca tiene un oficio, y es el impartir clases, pero de una manera caritativa, es decir, sin remuneración alguna, por ello a su familia le parece bien, ya que con ello solo se distrae. Pero un buen día, una amiga suya le pide que de clases a un niño que tiene problemas de aprendizaje, pero el esposo de Blanca se niega rotundamente, no solo porque representa un “riesgo” para ella, al encontrarse la casa del niño un poco distante de la suya, además de ser un sitio donde se ubican personas de clase media baja, por así decirlo; no obstante Blanca decide aceptar a pesar de las negativas de su marido. Y es allí cuando su vida comienza a tomar un giro distinto, pues conoce personas, interactúa con otros estilos de vida, hace nuevas amistades, y sobre todo, conoce a su nuevo y venturoso amor; pues, al estar envuelta en una existencia dominada por unos mandatos sociales que súbitamente se desmoronarán con el contacto con otras realidades y con la aparición del Gringo, quien es quien irrumpe en su rutina poniendo en jaque todas sus creencias.

Es precisamente este hombre quien le abre los sentidos al verdadero amor, un amor cálido y seductor, que escucha, que siente y que remueve cada partícula de su ser. Pero descubre en él, un pasado tan oscuro como doloroso, que no es capaz de contarle a nadie, que lo atormenta día y noche, y es que su amado Gringo fue cruelmente torturado y testigo de la muerte de su amigo, todo ello lo ha dejado con el espíritu destrozado, y traumado al punto de la impotencia. Juntos tratan de enfrentar todos estos problemas que acarrean el uno del otro, pero ¿Será Blanca capaz de ayudar al Gringo? ¿Podrá éste abrirse con ella y contarle todas las atrocidades de las que fue víctima? ¿Podrán cumplir su sueño de estar juntos? ¿Y qué pasará con el matrimonio de Blanca? Pues ella, no es que haya dejado de amar a su esposo, ya que lo reconoce como su compañero, a quien le guarda mucho cariño, pero incluso en un viaje que realizan juntos, al que ella se prepara y arregla lo más que puede para él y compra ropa nueva para sorprenderlo, se da cuenta de que él no nota ninguno de estos cambios, de que no se interesa en escucharla realmente, sino que sólo le interesa hablar sobre sus negocios, y logros alcanzados, y no es que a Blanca no le interese todo esto, claro que sí, se siente feliz por su marido; pero la entristece ver como él no nota lo hermosa que se ha puesto para él, o no le comenta nada sobre su nueva ropa, o sobre sus sentimientos, su aniversario o su vida en pareja, ni se entusiasma en pasar la noche con ella.

Todo ello a tal punto que Blanca cae en cuenta de que quizá pierde las palabras con su marido, pues él no las escucha, y que cada día se entusiasma más en ver al Gringo, porque él sí que la escucha, y se emociona con cada palabra que sale de la boca de su amada. Entonces se nos dice ¿Por qué será que las palabras son para los amantes y los silencios para los esposos?.

De esta manera, envuelta en este cúmulo de sentimientos, no deja de preguntarse si debe separarse de su marido o si en realidad lo correcto sería olvidar a su amante, pero lo que no tiene presente es que quizá la vida se encargue de poner todo en su sitio, y que probablemente, no sea de la mejor manera, y así , su mundo de aparente seguridad, se derrumba, y con ello, una serie de acontecimientos que la hacen sentirse desdichada y perder el gusto por la vida, que tan dulce le estaba pareciendo. Y entonces, aunque no está sola, pues tiene familiares y amigos que no la abandonan luego del ataque que le ha causado la afasia, piensa en su marido, y al pensar en él recuerda que creyó que se harían viejos juntos y en realidad ahora solo se pregunta cuánto ganaron y cuánto perdió cada uno; por otro lado no acepta la partida de su amado –su amante-, se pregunta si volverá, pero en el fondo desea que no, pues no quiere que él la vea en ese estado, y en medio de la incertidumbre y la duda de si podrá salir de esto, o de esperar otro ataque que podría dejarla peor, e incluso matarla, se desenvuelve toda esta profunda historia.

Conclusión / Opinión personal

Es muy fácil sentirse atraído/a por esta temática tan particular, y sentir curiosidad sobre lo que está viviendo la protagonista, su enfermedad y la pregunta que ella se hace durante el largo de la historia ¿será capaz de recuperarse y volver a comunicarse de nuevo? ¿Será víctima de otro ataque? ¿Sobrevivirá? Pero más allá de eso la autora nos hace reflexionar acerca de otros puntos como lo son la infidelidad, la vida en pareja, la familia, las amistades y la importancia de la comunicación; e igualmente nos habla un poco acerca de la realidad política que atravesó Chile en esas épocas.

Este es el segundo libro que leo de Marcela Serrano, y es que después de haber leído su libro Lo que está en mi corazón (del que les reseñaré más adelante), me lleve una experiencia tan grata y gustosa, que no dudé en adquirir otro libro de la autora, porque realmente me encantó su manera de relatar, de expresar los sentimientos y plasmarlos bajo una prosa poética; sinceramente fue uno de los libros más hermosos que he conseguido. Sin embargo, Para que no me olvides, es una experiencia diferente, más íntima, pues es un retrato íntimo del universo femenino y de esos tan necesarios desencuentros que terminan siendo, a pesar de los pesares, el único camino para el propio descubrimiento.

De la mano a esta increíble escritora, quien con gran sensibilidad, nos aborda en el pensamiento femenino y sus más abismales vivencias. Sin duda alguna, volvería a adquirir otras de sus obras.

“Y si contemplas llorando las estrellas. Y si se te llena el alma de imposibles es que mi soledad viene a besarte. Para que no me olvides.”

Muchas gracias por acompañarme en esta reseña, es la primera que hago así que me encantaría que fueron críticos conmigo para saber en que aspectos puedo mejorar o si me pueden dar algunos consejos para desenvolverme mejor en esta plataforma, espero que les haya gustado y tengan el placer de poder en algún momento consumir de esta lectura grandiosa y si mas que decir me despido.
Todo el Post es escrito en su totalidad por mi.

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