EL ARDID. CAP XIII (Novela Corta)

in #spanish6 years ago


Apocalipsis mística sol nubes y tormenta


CAPÍTULO XIII


Celebración de Año Nuevo


La noche de fin de año llegó por fin. En una ceremonia muy íntima, entregaron la iglesia al padre Nicolás y a don Sebastián que estaba acompañado por su mujer y su hija. Estuvo también Justino y sus dos oficiales, Tomás, los obreros, Azrael y algunas mujeres del pueblo que formaban parte de un grupo de esos que todo pretende resolverlo rezando el rosario.

Todos quedaron maravillados con la majestuosidad que tenía la iglesia reconstruida. Baltazar se sorprendió al identificar que sentía algo de tristeza porque Mariagracia no pudiese disfrutar también de aquella obra. La apartó de sus pensamientos. No quería despertar sospechas que atrajesen la atención de ningún demonio sobre ella; ahora que apenas se recuperaba del ataque de dos noches atrás, la necesitaba más fuerte que nunca.

Una vez finalizada la ceremonia, se marcharon todos al bar. Don Manuel y su mujer habían preparado una reunión de fin de año. Los huéspedes y algunos allegados al matrimonio recibirían el nuevo año y al nuevo siglo todos juntos.

Cuando comenzaran las campanadas, aprovecharía para desaparecer en silencio entre los gritos y la algarabía. Había trazado un plan de emergencia por si alguna cosa saliese mal; puede que alguna vez creyese en el maligno, pero eso había quedado en el pasado.

—Las doce menos diez —Baltazar miró el reloj colgado en la pared—. No quedaba casi nada —pensó, dejando su mente en blanco al instante—. Son los diez minutos más desesperantes de toda mi existencia —susurró para sí Baltazar, sentado en la barra meneando de un lado al otro la botella de cerveza; a través de los espejos miró a toda aquella gente reunida. Inocentes, incautos. Sus sentidos entraron en alerta al verla merodeando entre la gente.

A través del espejo sus miradas se cruzaron. Si hubiese podido la habría incinerado allí mismo. Era un atrevimiento por su parte presentarse de esa forma.

Julia, tras la barra percibió el cambio en el ambiente. Miró hacia el espejo siguiendo la mirada de Baltazar y palideció.

—Mis santos no dijeron nada de esto —Julia se aferró al borde de la barra.

—Mantenga la calma —ordenó Baltazar—. Me haré cargo, pero debe mantener la compostura o habrá una tragedia, ¿lo ha entendido?

Julia asintió en silencio.

Baltazar se puso en pie dejando la botella sobre la barra. Con rapidez fue a su encuentro. Miró el reloj, empezaba el conteo regresivo; en cinco minutos se daría el cambio de siglo. Cruzó la mirada con doña Julia por el espejo. Ella le ofrecía una sonrisa forzada.

—¿Cómo te atreves a exponerlo todo viniendo aquí? —Baltazar cogió a Tanya por el codo con fuerza.

—Será mejor que me sueltes.

—Ni lo sueñes, Tanya.

—Eres un traidor, Baltazar.

—Tanto como tú —susurró Baltazar, forzando a la súcubo a moverse hacia afuera del bar.

Las luces de todo el pueblo se apagaron de pronto. La algarabía se fue extinguiendo para dar paso a exclamaciones ahogadas.

Baltazar hizo uso de su poder y detuvo el tiempo.

—Da igual que intentes lo que intentes, esa humana y tú moriréis esta noche.

—la razón por la que nunca has escalado en el inframundo, Tanya, es por esa gran estupidez de la que haces gala siempre —Tanya se estremeció al percibir las vibraciones del poder de Baltazar.

—No te atreverás —murmuró la súcubo cayendo de rodillas al suelo.

—De ser tú, yo comenzaría a dar órdenes a tus criaturas.

—Es muy tarde para ello —masculló la súcubo limpiándose la sangre espesa y negruzca que brotaba por sus fosas nasales.

Con un par de movimientos de Tanya, cientos de criaturas se materializaban desde las sombras, surgiendo desde el inframundo para rodearlos, dejando a Baltazar atrapado en el círculo.

Baltazar dejó libre a su bestia.


Demonio oscuro


Un chillido desgarrador rompió la tensa calma. La bestia de Baltazar arremetió contra Tanya desmembrándola e incinerando sus restos en menos tiempo del que le tomó a las criaturas surgir de las sombras.

Azrael observaba la escena en silencio. Baltazar giró sobre su propio eje para encontrarse con aquellos ojos acerados y se relajó con la información que el ángel de la muerte le estaba transmitiendo. Habían detenido un nuevo ataque contra Mariagracia.

—volved al inframundo —ordenó Baltazar con voz gutural—. Nada tenéis que hacer por ahora entre los humanos.

Aunque algunas criaturas mostraban recelo y reticencia, obedecieron. Ninguna quería dejar de existir.

—Apresúrate —ordenó Azrael señalando el cielo.

Baltazar asintió retrayendo a su bestia y reactivando el tiempo.

Las luces del pueblo se encendieron de nuevo. En el bar comenzaba el conteo regresivo.

—Cinco, cuatro, tres, dos, uno… —Julia alzó la mirada y exhaló el aire despacio, enfocando sus ojos en el demonio.

Baltazar negó con un movimiento de cabeza casi imperceptible.

Julia asintió comprendiendo que lo peor todavía estaba por ocurrir. Rezándole a todos sus santos, se acercó a su marido. Manuel le abrazó por la cintura, ajeno a todo lo que se tejía en aquella estancia.

La primera campanada sonó. Baltazar cerró los ojos y en segundos estuvo frente a la fuente de todo mal.

—Siempre tan puntual, Baltazar —la voz del maligno satisfecho de verlo ahí reverberaba por todo el lugar.

—Mi señor, sabes que no te he fallado nunca.

Baltazar se esforzaba por proteger su mente de todo excrutinio.

—Entrégamela, entrégamela, ¡ya! —Baltazar percibía la impaciencia del maligno, pero mantuvo la calma.

Baltazar dejó su mano con la palma hacia arriba. La pequeña esfera brillaba flotando a centímetros de su piel. El calor reconfortante de aquella esfera le insufló fortaleza.

—Mi señor, antes de entregarte la llave, deseo solicitar algo a cambio.

—Lo que quieras —exclamó el maligno, mirando la esfera con codicia.

—Deseo claudicar —declaró Baltazar con voz firme—. Quiero volver a ser un simple mortal.

—¡Imposible! —gritó Lucifer—. Pide cualquier otra cosa menos eso, Baltazar.

—Eso es lo único que deseo —insistió Baltazar, sosteniendo la esfera ahora con ambas manos.

—¿Te has cansado del poder? ¿prefieres una existencia débil e inútil como un simple mortal? —Baltazar observó como el maligno se materializaba ante sus ojos.

Teniendo frente a sí al amo de las tinieblas, Baltazar Entendió porqué su deseo de habitar en otro cuerpo. Cubierto por aquella capa aún podía observarse parte de la criatura en la que se había transformado. Luego de tantos años de maldad y destrucción, ya no era lo que había sido alguna vez. Ya no poseía belleza, ni forma. No tenía fortaleza tangible, más allá que la que le permitía controlar las emociones y las mentes de tantas criaturas oscuras. Para reinar en el mundo y en el universo necesitaba un nuevo cuerpo. Por eso lo quería a él.

—Entrégamela —Ordenó.

Baltazar extendió los dedos y la esfera salió flotando con suavidad hasta posarse en las manos de aquella criatura. La esfera brillaba con intensidad palpitante. La criatura se regodeó de placer.

—Tan inocente, tan pura —susurró Lucifer, acariciando la esfera.

En un ritual desconocido para Baltazar frente a la fuente de todo mal, el maligno recitaba en una lengua muerta el texto de un pergamino antiguo que sostenía entre las manos. La esfera flotaba ascendiendo y descendiendo sobre la fuente y en la medida en que el maligno recitaba, la esfera giraba aumentando la intensidad de su brillo.


Lucifer y libro maligno


Durante aquel ritual Baltazar solo pensaba en claudicar, en Mariagracia y en volver a ser mortal. Notando al maligno tan concentrado intentó regresar pero no pudo. Era posible que su deseo de claudicar se hubiese materializado; estaba atrapado en el inframundo. Pensó en Gritar, pero sabía que eso no funcionaría.

—¿Dónde rayos estás, Azrael? —Pensó dejándose llevar por la desesperación. Estaba ahí frente al maligno, indefenso. En segundos sabría la verdad y nadie lo podría salvar.

Tal como temía, El maligno estalló en un ataque de furia al percatarse de que el ritual no funcionaba. Baltazar permaneció inmóvil esperando la muerte. Un frío le atenazaba en lo más profundo de su ser, relentizando sus sentidos.

Un demonio apareció en la escena bastante agitado. Tenía una gran herida en uno de los brazos y en un costado.

—Mi señor —dijo el demonio haciendo una reverencia—. Hemos perdido a Tanya. Nos han emboscado cuando intentábamos cumplir su deseo de eliminar a la humana.

—¡Emboscado! —el grito del maligno rebotaba en las paredes de aquella estancia.

El íncubo tembló de terror abriendo los ojos como platos al ver a Baltazar, pero no tuvo tiempo de pronunciar palabra; solo con desearlo Lucifer lo incineró; volutas de humo ascendían dejando un aroma azufrado en el ambiente.

—¡Has osado traicionarme, Baltazar! Gritó Lucifer temblando de ira.

Baltazar apenas si podía escuchar. Haciendo un enorme esfuerzo se mantuvo erguido, intentando no cerrar los ojos. Mirando al maligno pensó que en segundos sentiría su cuerpo arder en llamas y se preparó paramorir.

Nada pasó.

Lucifer intentó acercarse, pero de inmediato retrocedió. Una luz cegadora envolvió a Baltazar, formando una barrera frente a él. Atravesando la barrera luminosa apareció Azrael, quien se interpuso entre ambos.

—¡Tú! —Azrael asintió con un leve gesto de cabeza.

—Sí, Luzbel—el maligno retrocedió un paso, furioso—, Yo, el ángel de la muerte.

—No podrás salirte con la tuya, Azrael —Baltazar intentaba seguir el hilo de los acontecimientos pero le resultaba cada vez más difícil mientras el maligno invocaba a todo el poder oscuro que tenía a su alcance.

—Quien no se saldrá con la suya eres tú, Luzbel —declaró Azrael dando un paso adelante—. No puedes intervenir en mi trabajo y he venido por dos almas que me pertenecen.

—Esto no termina aún… —Lucifer intentó coger la esfera pero Azrael se adelantó a sus movimientos— ¡Todavía no termina!

Baltazar seguía como suspendido en un éxtasis narcótico. Se sentía confundido. Tendría que estar muerto pero continuaba en el inframundo.

—Ha terminado, Luzbel y tú has perdido una vez más —Baltazar se estremeció al ver el rostro de aquella criatura que, en un movimiento brusco dejó caer la capucha de aquella capa—. Baltazar ha claudicado y por ende tiene derecho a ir al otro lado y yo lo llevaré.

—No permitiré que te lleves su alma, acabaré con él antes.

Azrael redobló el poder de la barrera protectora que envolvía a Baltazar y lo aislaba del ataque del maligno.

—Las campanadas han cesado —indicó Azrael—. El nuevo año y el nuevo milenio están aquí; ya nada puedes hacer.

Lucifer gritó presa de la ira.

Azrael extendió la mano para tomar a su protegido; en ese instante Lucifer atacó infiltrándose en la siquis y el cuerpo de Baltazar.

Baltazar gritó de dolor. Una batalla de voluntades se libraba en su interior.

—Me perteneces —declaró el maligno—. En ti va mi semilla y aunque intentes claudicar mil veces, nada cambiará lo que eres, mi primogénito.

Baltazar gritaba de dolor. Sentía como su cuerpo ardía y su mente se desgarraba en dos. Luchando contra aquella revelación y contra aquella invasión se dejó caer de rodillas.

Azrael miraba impotente. Existían límites que ni el ángel de la muerte podía transgredir.

—Jamás has sido un mortal cualquiera, Baltazar —Lucifer intentaba consumir su alma desde dentro—. Eres parte de mí, el mal está en ti y siempre lo estará.

—¡No! —gritó Baltazar intentando liberar a su bestia para desgarrarse la garganta.

La garra se detuvo a centímetros de su garganta. Baltazar luchaba con todas sus fuerzas, mientras el maligno intentaba invadir lo más profundo de su siquis para destrozar su parte humana.

Baltazar alzó la mirada. Sus ojos hablaron recordando el juramento que Azrael le había hecho.

Azrael asintió y solicitando permiso de intervención hizo uso del poderque le otorgaba su rango.

Recitando una antigua letanía, azrael invocó a la muerte. Baltazar se relajó, aceptando su destino.

Continuará....


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Espero que hayas disfrutado esta nueva entrega y que vuelvas pronto.

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¡Hasta la próxima!

Las imágenes que acompañan este texto han sido tomadas de PIXABAY.COM y SHUTTERSTOCK.COM

Sort:  

Que entretenida historia dan ganas de ver los capítulos anteriores a ver de qué trata toda la historia. Saludos.

Hola, @darius86.

Mil gracias por tu visita y por tus comentarios. Me alegra saber que te ha gustado este capítulo.

Te invito a visitar el último capítulo de El ardid, donde encontrarás un índice a todos los capítulos de esta historia.

Espero los disfrutes.

Un abrazo fuerte en la distancia.

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