Creerán que este es la repetición del mismo artículo que llegue a escribir el otro día, pues no es así, se paree en cierta manera pero en este caso a diferencia del otro que era de noche este es en pleno día, y como verán a continuación esta es mi vivencia.

Las caras largas se hacen notar en cada uno de nosotros, mi mamá, hermano y yo; nos quedamos absortos en nuestros pensamientos al ver que recientemente se ha producido nuevamente la suspensión del servicio eléctrico pero esta vez en horas de la mañana. Dicha situación que se ha venido presentando desde hace varios días, siendo este el turno que ha asignado la empresa proveedora, cuando antes la realizaba en horas de la noche. Tan solo damos gracias a Dios de que ninguno de nosotros o alguno de nuestros vecinos no se encontraban al momento dentro de los ascensores, porque para poder auxiliarlos tocaría esperar por parte del afectado varios minutos para no decir horas, hasta que se logre hallar con el conserje o el presidente de la junta de condominio, quienes son los que saben cómo poder maniobrar tal aparato sin uso de la electricidad.

En cuanto nosotros, quienes estamos dentro de nuestro apartamento, nos tocará esperar a que se reactive el servicio eléctrico para retomar nuestras actividades. La parte buena a pesar de todo es que aún es de día, y bien podríamos hacer ciertas cosas que nos sean necesarias, ya sean cosas que necesitemos comprar, servicios por pagar, etc… pero la cuestión es ver si esta misma situación ha afectado otros sectores de la ciudad para que uno pueda realizar dichas tareas. De nuestra parte no lo sabemos.

Mientras tanto pasaremos el día dentro de nuestro hogar, mi madre cocinando o descansando, mi hermano estando en la calle un rato para distraerse, y yo tan solo escribiendo estas memorias como un informe para quién me lee y se haga una idea de cómo se vive estas situaciones. En dado caso, si no tengo más que decir por los momentos, me dedicaré a otros asuntos, como puede ser leer algún libro.