¿Sabes qué es vagar toda la vida y cuando por fin algo tiene sentido se te espaca de las manos como la arena seca en la playa? Para mí tú fuiste así mi querida estrella fugaz; iluminaste mi vida por dos segundos y al tercero, cuando reaccioné y me di cuenta de que te amaba, ya habías pasado y no habías dejado rastro de adónde irías. Pregunté a todos tus amigos y conocidos y ninguno sabía contestar, rogué a los cielos y supliqué a las estrellas me trazasen el camino hacía ti, pero jamás recibí respuesta...

Cuando por fin me di por vencido y me abrí a nuevos amores, entendí que mi vida estaba vacía y que buscarte era ahora mi único propósito. Me apunté en un viaje sin destino, vagué por la vida como solía hacer antes de conocerte, hice amigos en todas partes, mi cabello se llenó de algunas canas y solamente iba a donde pensaba que podría encontrarte. Mi viaje parecía una locura y yo tenía aspecto de Quijote, sin embargo aquel día de invierno en el puerto mientras esperaba mi barco todo mi ser se detuvo y cada célula de mi cuerpo gritaba "¡Tenías razón!" pues estabas parada a penas a unos metros de mí.

Me apresuré a encontrarte, había mucha gente y con cada persona que se me atravesaba se hacía más grande mi miedo de no volverte a ver, cada paso que daba me ponía más nervioso, cada latido de mi corazón se sentía en las olas que golpeaban el muelle, cuyas tablas de madera retumbaban con mis fuertes pasos. Por fin te vi, te tomé del hombro y suavemente te di la vuelta, estabas tan hermosa como siempre y al reconocerme solamente sonreíste. Luego no hicieron falta las palabras y por nos dimos ese beso que esperé...