La tartamudez en niños y adolescentes. Pedagogía y docencia.

Desde un punto de vista de la psicología evolutiva, recuerdo haber tenido, aunque pocos, a algunos alumnos tartamudos a lo largo de mi carrera docente, tanto en escuelas unitarias, como mixtas, como más tarde en la segunda etapa de la Educación General Básica.
La tartamudez es otra manifestación de inadaptación en el periodo escolar sobre todo que se puede arrastrar durante toda la vida pero que puede ser tratada y en su caso corregida. Consiste en la imposibilidad momentánea, más o menos penosa, de pronunciar ciertas vocales o consonantes, o de unirlas entre sí, por falta de coordinación suficiente de las respiración y de la actividad de todo el aparato fonético. Es una actividad imperfecta funcional del complejo mecánico-motor de la articulación del lenguaje, que interrumpe su sincronización. Hay dos tipos: 1) Crónica, consistente en la repetición uno o más fonemas y 2) tónica: que consiste en un espasmo locutorio que va asociado a movimientos parásitos de la musculatura mímica. Para explicar la tartamudez se han desarrollado varias teorías, que no voy a citar porque sería dar bibliografía extensísima. Mi profesor de Pedagogía y Psicología durante la carrera en La Escuela Normal de León, España, nos sacaba el estracto del teórico para él más importante al respecto: Hahn Stutering “ Significant Theories and Terapias”, donde explica todos los tipos de tartamudez y los tratamientos correspondientes. No niego que haya casos en los que la causa de la tartamudez sea una mala costumbre, un trastorno neurológico o una zurdería contrariada pero se admitía que en el comportamiento del tartamudo es fundamental el conflicto de la personalidad aunque otros autores afirman la existencia de un grupo de caso en los que la tartamudez es la expresiòn de un imperfecto ajuste anatómico- funcional del mecanismo del lenguaje, por lo tanto tiene importancia el aspecto psíquico que desempeña un papel distinto en los dos grupos: Por un lado un grupo de casos en los que el fenómeno es sin duda un fenómeno neurótico, psicógeno, y por otro lado, un segundo grupo de casos en los que la tartamudez es la expresión de una meiopragia funcional y de un imperfecto ajuste anatómico funcional del complejo mecanismo que regula la articulación del lenguaje. Que en este último grupo jueguen también en el determinismo del síntoma elementos psicoemotivos, no significa que el fenómeno no tenga un significado distinto respecto al primer grupo de casos. En todos los sujetos tartamudos se encuentran elementos psíquicos especiales, que, aunque no sean responsables directos del trastorno, favorecen su aparición. La casuística estudiada lleva a una triple distinción: 1) sujetos hiperomotivos, de escasa memoria, con un fondo ansioso y habitual u ocasional inquietud motriz, 2) sujetos inhibidos, habitualmente silenciosos, de escasos gestos, y en los que la emoción llega a producir una inhibición motriz y 3) sujetos con un todo emocional elevado, pero no de frágil memoria, y tendencialmente erufóricos y dinámicos.

Antes de pasar a publicar otro post con la orientación hacia un posible tratamiento, que estoy redactando para otro día, he de introducir el significado de “meiopragia” como la reducción en la actividad funcional y de la reactivada de un órgano o un aparato.