Hay ocasiones en las que me encuentro ausente, lejano y apartado de este mundo, mi mente vuela y se desconecta de la realidad en la que vivimos, por un instante soy tan libre que siento que floto por las nubes a pesar de saber en mi interior que todo es un sueño, un deseo, — un anhelo — y nada más que eso.

Después de todos los conflictos dentro de mí, siento que no soy el mismo, una avalancha de sentimientos toma fuerza en mi interior y siento que estoy a punto de explotar, con ganas de arrasar este mundo… — con ganas de acabar con este mundo — así nada más.

Deseo salir corriendo y huir tan lejos, a un lugar donde nadie me conozca, donde nadie me extrañe, donde nadie me necesite, donde sólo me deba a mí mismo sin la necesidad de cumplir expectativas que han puesto sobre mí, — donde sea libre hasta de mí — un escape perfecto.

Sé que en algún momento lo has sentido, ese preciso instante donde rendirse es una opción tan seductora que en verdad considerarías el fracaso, — la derrota — , la puerta fácil y el fin.

Esas etapas de verdad confunden, de verdad lastiman, de verdad hieren dejando huellas en nuestro cuerpo, — en nuestra mente — , en nuestra alma.

Mas sin embargo aceptando la realidad, a más de alguno le ha pasado, lo han tolerado y lo han superado, ¿Qué diferencia existe entre estas personas y yo?

Ciertamente ninguna en mi exterior ni tampoco en mi interior, la fuerza que ellos han demostrado es la fuerza que aún me mantiene vivo, — que aún me mantiene soñando — , que aún me mantiene existiendo…