Hay una montaña —¿qué digo?— volcán inactivo, muy querido por todos los caraqueños, el grandioso Ávila o Waraira Repano como le cambiaron el nombre de un tiempo para acá. Esta formación milenaria protege de vientos y catástrofes naturales a los habitantes de la gran ciudad, lástima que no los protege de catástrofes humanas, dicho volcán no tiene semejante poder como para adueñarse de las entrañas perversas de los que tienen el control de sus valles. Pero este pequeño volcán sí que tiene el poder de adueñarse de los corazones de sus ciudadanos e incluso de los ciudadanos de otras ciudades del país, puede, a veces,ser un ícono nacional.

Miento.

El Ávila no es un volcán, pero recuerdo claramente cuando dicho rumor se esparció localmente, incluso se debatió en programas de radio y en periódicos, ¿Qué si el glorioso Ávila era un volcán inactivo o dormido, como algunos le decían?. Yo estaba en séptimo grado, aún era un niño y me parecía absurda la idea pero imaginé al Ávila haciendo erupción después de ver su verticalidad en el pico más alto. Cuando eso sucedió, y casualmente teníamos clases de geografía, la profesora no supo responder el porqué esta gran montaña no era un volcán pero dijo que no era, por lo menos no se puso a inventar razones que ella no entendía, el que no sabe algo mejor que reconozca que no lo sabe, si alguien le enseñara esto a un político quizás las cosas fuesen distintas.

¡Qué tiempos aquellos! ¿no? Por algún momento viví una Venezuela normal lentamente en vías de convertirse en esta monotonía de pura política —y de la chimba— que vivimos, o es que perdimos el sentido de la sorpresa y al creatividad mediática. Antes, yo estando en séptimo grado, es decir hace doce años más o menos era noticia inventar un rumor para llenar espacios de programas radiales o periódicos, era común variar las noticias y de lo que la gente hablaba, hoy en día somos zombies manejados por al "guerra económica" y la escasez imperialista que combatimos con aumentos de sueldos no respaldados. Aún así, el grandioso volcán nos defiende en su vasta inmensidad de algún mal natural. Nos cubre a todos sin distinción en su pecera montañosa. Sin recordar que el cielo en su totalidad es la grandeza que a todos los humanos nos cubre, ¿este cielo nos protege?