El Bardo del Fin

Al sentir el dolor y la falta de fuerza en sus extremidades, reúne la fuerza suficiente como para al menos sentarse. Pasados casi treinta minutos de haber finalizado la contienda, aparece El Bardo; con una ligera sonrisa dibujada en su rostro.

• Eres sorprendente, para ser tu primera vez luchando por tu vida. Pasaste ¡Felicidades!-
• Apenas tengo fuerzas para hablar, así que no voy a discutir siquiera; para la próxima al menos me gustaría saber un poco más sobre estas cosas…- Responde Nöel con su último aliento, jadeando e intentando no desmayarse.
• Muy bien, muy bien; te lo ganaste. Pero no me parece que sea un buen momento para dar clases… ¿Qué tal si primero te aseas un poco, comes algo, te distraes? ¿Qué te parece? Puedo ayudar a que te recuperes; luego de eso podremos proseguir con el entrenamiento.- Negocia El Bardo, riendo para sí mismo; realmente sorprendido por aquel chico, una última oración viajó por su cerebro: Al fin conseguí al indicado…
  Nöel cae inconsciente, El Bardo se sienta a su lado; coloca una de sus manos en la frente del muchacho.
  Susurra cánticos ininteligibles mientras acerca su rostro poco a poco al oído derecho de Nöel, el cual sólo pudo escuchar: ¡Levántate!
  Nöel, sin un rasguño y lleno de energía; se levanta de un brinco y comienza a verificar si todo está donde debe. Mientras El Bardo le reclama:
• La vanidad es algo estúpido, chico; y si dudas de mis habilidades es mejor que comiences a arreglártelas por ti mismo.-
  A lo que Nöel, tomándolo como una reprimenda; añade de forma un poco agresiva:
• Primero que nada, yo no soy quien está entrenando a un niño para cosas que dicho niño ni siquiera sabe de qué van, mejora un poco ese humor porque según lo que tú mismo dijiste; pasaremos mucho tiempo juntos…-
  El Bardo, aunque consciente de que no podía exigirle tanto a un humano de 14 años; ya molesto toma a Nöel por el cuello.
• Agradece que eres especial, porque de lo contrario; podría eliminarte. No puedo, pero no dicen nada sobre dar escarmiento a rebeldes sin causa de tu tipo. Ahora sígueme, tienes trabajo por hacer.-
  Suelta a Nöel, cayendo en el suelo y tratando de recuperar el aliento; decide no abrir la boca…
  Un recorrido de al menos 3 horas en total silencio entre El Bardo y Nöel, un silencio muy incómodo; en el que cada uno intentaba decir algo, interrumpidos inmediatamente por su orgullo desmedido. Podría decirse que estaban hechos el uno para el otro.
  Recorrer largas distancias no había sido tan incómodo antes, cruzar montañas, cazar, recolectar provisiones, aquellas tareas que ya eran algo casi cotidiano en estos días de viaje para ellos; se convirtió en una travesía llena de disgusto.
  Al llegar a un pico cercano a su destino, bastante imponente; lo cual era extraño pese a su tamaño promedio. Repleto de árboles desde sus faldas hasta su tramo superior, el lugar perfecto para un depredador en búsqueda de un blanco fácil. Con los músculos palpitando y temblando, Nöel decide detener el paso para recomponerse.
• Creo que este es mi límite actual, llevamos demasiadas horas caminando. ¿Acaso no existe nada además de nosotros y todas esas amalgamas de pesadilla en ésta dimensión? En fin, creo que deberíamos descansar antes de desgastarme; no me parece muy tentadora la idea de morir gracias a caminar largas distancias.-
• Bueno, si de esa manera dejas de lloriquear por tus piernas… Está bien, aunque no me es necesario y se me hace una pérdida total de tiempo; pero está bien.- Responde El Bardo, aceptando a regañadientes; evitando alterar el ambiente.
• Muy bien. ¿Ahora, qué debo hacer? Necesito muchas cosas para hacer un refugio lo suficientemente útil.- Pregunta Nöel, no tenía idea de lo que debería conseguir o buscar…
• Es muy simple, no es necesario hacer de este entrenamiento una misión de vida o muerte; aunque para ti pueda serlo- Replica El Bardo, conteniendo una carcajada cizañera. – Lo que debes hacer es ser creativo, así como en la pelea. Tu imaginación es el límite.-
  Habiendo escuchado esto, Nöel prosigue a “diseñar” una especie de plano imaginario en el cuál ordenaría todo y simplemente apareciese frente a sus narices.
  “Muy bien, una tienda espaciosa, provisiones suficientes, agua ¡Una fogata! Muchos matorrales para camuflar un poco la zona, con un radio de 100mt2 estaría bien; con eso debería ser suficiente… Esto de idear cada cosa se vuelve un poco extenuante… ¡Lo tengo, necesito una mochila! Allí guardaré todas mis armas, provisiones y objetos que puedan servir… ¿Debería pensar cuánto espacio dentro de la mochila me sería más cómodo? Para evitar dudas y fiascos post-materialización, simplemente será infinita; no tengo idea de qué cosas encontraré en el camino. Dejémoslo así por ahora, creo que ya está listo.”
  Inmediatamente, a la velocidad de un parpadeo; logra materializarse con éxito su pequeño campamento. Lamentablemente al no estar tan acostumbrado a detallar demasiado sus pensamientos y forzarlos a aparecer de la nada; Nöel cae al regazo de un árbol bastante rígido y cómodo. Con la sombra abrazándolo suavemente; suspira con desgano. Aunque se mantenía consciente, su cuerpo dejó de responder por unos instantes; esto no logra disminuir la molestia del chico, por lo que cierra su puño derecho y golpea el tronco de aquel vegetal que detuvo un poco su caída…
• ¡No olvides encender unas cuantas antorchas, muchacho!- Exclama El Bardo, como si no tuviese idea de lo que acaba de suceder.
• Lo sé, lo sé; maldita sea. Al menos merezco acostumbrarme más a esto, no es tan fácil cuando no eres un ser poderoso y sin un contador en su coronilla avanzando lentamente a la caducidad.- Aún molesto, responde Nöel; aunque su comentario fue muy acertado.