Una de las cosas más maravillosas del cerebro del ser humano, es que nos puede materializar cualquier cosa con la que soñemos, y tomando en cuenta que el ser humano, es por naturaleza, un ser que aspira al éxito, el cerebro busca todos los medios para que seamos exitosos y para que tengamos razón en las afirmaciones que hacemos de una u otra cuestión.

Es por esta razón que cuando queremos obtener un título o un trabajo, tarde o temprano llegamos a él, del mismo modo cuando ya estamos cansados de estar en un lugar determinado, pronto encontramos la excusa perfecta para irnos de ese lugar. No es que algo falla, es que somos exitosos, y al serlo, nuestra mente nos ayuda a ver aquello que queremos ver, una razón para lograr las metas o una excusa para abandonar el lugar de la manera que nosotros así lo quisimos.

Es por esta razón que una persona aún sin brazos, descubre que puede tocar guitarra con sus pies, mientras un joven se da cuenta que no puede hacerlo, porque le duelen los dedos de las manos. No sé sí me vas siguiendo en mi análisis, pero si esto es así de obvio, podríamos decir que no son los factores externos los que nos derrotan en muchos momentos en nuestra vida, son realmente los factores internos, nuestra forma de percibirnos, de animarnos o no a alcanzar nuestros sueños, nuestras metas, a explotar nuestro potencial o quedarnos quietos.

Aquí es donde afirmo que, no hay nadie que esté vencido antes de darse por vencido, aunque parezca que no hay forma de lograr algo, al perseverar las puertas se abren, y aunque parezca que ya lo vas logrando, si tomas la decisión de sentirte perdido, realmente fracasaras, no por falta de capacidad, sino porque así decidiste que fuera. Tremendo problema el de las excusas, que nos preparan para darnos por vencidos, mucho antes de alcanzar nuestras metas, y encima, hasta nos hacen sentir bien a la hora de abandonarlas. Tremendo problema también el nuestro, abandonar sueños, porque la siguiente grada, está un poco más alta en la escalera.