Sí definitivamente es así todos somos iguales ante Dios y ante el mundo. Ya sólo por el hecho de pertenecer a la especie humana, tenemos dignidad. Las diferencias que sean para sumar y no para restar. A las sociedades y a los seres humanos aún nos falta mucho en reconocer la *otredad*, como aquello que es diferente a mí, pero que existe y debo respetar. Saludos,
Exactamente, es así. ¡Saludos!