REFLEXIONES ESPIRITUALES PARA ENFRENTAR LOS RETOS DE HOY

in #spanish5 years ago

CUANDO EL MANA DEJA DE CAER.jpg

Josué 5:10-12

10 Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó.

11 Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas.

12 Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.

DESHABITUÁNDONOS
AL MANÁ,
HABITUÁNDONOS
A LA LECHE Y LA MIEL.

Piensa por un momento ¿cómo te sientes cuando te falta de repente algo que tenías o recibías desde hace mucho tiempo? Años atrás muchos expertos en cambio personal y organizacional aprovecharon la metáfora del libro ¿Quién se ha llevado mi queso? para referir a los procesos por los que pasan los seres humanos cuando situaciones habituales (representados en el queso) se ven dramáticamente amenazadas o cambiadas, produciendo así emociones de angustia, temor y desasosiego. Cuando los israelitas vivían en esclavitud en Egipto comían relativamente bien, al salir y durante su permanencia de 40 años en el desierto su comida diaria era el Maná (comida que fluía del cielo), pero al entrar en la tierra prometida, repentinamente, el Maná cesó de emanar del cielo. Aunque inicialmente se quejaron de la provisión diaria aparentemente monótona, a través de los años se volvió una costumbre el salir cada mañana y recibir comida del cielo sin haber trabajado para ganársela. Sin embargo, lo habitual de la provisión de Dios fue transformado en el momento que entraron a la tierra tan largamente esperada, la tierra prometida. Para los israelitas, había llegado el tiempo de cultivar la tierra prometida, para así llegar a ver la bendición de los frutos prometidos. Hoy, muchos no perciben que la tierra prometida requerirá un nuevo esquema de provisión de parte de Dios. Implicará esfuerzo. Si bien, igualmente Dios es quien da la provisión por gracia cuando estamos en su terreno, Dios exige de nosotros valentía y laboriosidad para conquistar aquello que Él ya nos ha entregado.

Para reflexionar: Tranquilo, Dios fue quien igualmente proveyó en Egipto, en el desierto y en la tierra prometida.

Jesús A. Sampedro Hidalgo. Valencia, Venezuela.

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