Compañia de Aventuras Lunaria Advent Capitulo 1
La historia me pertenece a MI, así que nada de robar ok... Disfrutadla
Capitulo 1
Una mañana del día 18 de Verano, en la ciudad del hierro, Ushadonn; como siempre había olor a metal, olor a humo y el cielo se cubría de cenizo con los residuos de la cientos y cientos de forjas de la ciudad. Sus calles adoquinadas con piedras grises muy oscuras sentían las pisadas de los transeúntes, las carretas y los cientos de comerciantes que atestaban cada esquina, cada buen lugar para vender mercancías a precios un tanto elevados. Artilugios y artículos de la vida diaria hechos en Acero Ushadadiano, tan martillado y resistente que ni la sal del mar mas salado, ni el paso del tiempo logran oxidar su plateada superficie y como buena ciudad donde el repiqueteo de los martillos hace una tonada musical, las armerías siempre tenían objetos de toda clase, desde sencillas espadas de mano, bastardas y mandobles, hasta arcos hechos totalmente en acero y otras tan raras que salen de la imaginación. En una de estas tiendas, una casa de dos pisos, base en piedra y el resto en madera, con techo de tejas oscuras, afuera un gran anuncio gritaba a todos el nombre del famoso establecimiento, si no, el gran muro de cristal que exhibía la mercancía a todos los transeúntes se los rebelaba, trabajaba como todos los días desde hace seis años, un joven de nombre...
—Mi nombre es Drake Winterheart, bienvenida a la mundialmente famosa Armería de Robert. —dijo el chico de al menos 18 años de edad, su cabello castaño mas largo al frente que atrás con sobresalientes mechones frente a las orejas y otros varios en su frente, atendía a una chica, que por la armadura ligera, la capa típica de Nevardia —de tela oscura y muy cálida— y la espada rota en el cinto acompañada de un pequeño broquel de Acero Ushadiano revelaba que era una aventurera—. ¿Que puedo ofrecerle?
—¿Ummm? —volteo desinteresada arreglando su cabello azul celeste detrás de su oreja derecha en frente de un brillante escudo.
Ella giro con una mano en la cintura, volteo ágilmente y se acercó a Drake, tras de el, un arma, una espada bastarda llamó su atención.
—Esa espada ¿Cuanto cuesta? —preguntó con una voz tranquila y delicada.
—¿Esta? —Drake la tomo y la saco de su funda, el acero era de calidad impecable, su empuñadura de hilo de acero y azulitha, —un mineral azul con cualidades mágicas para capturar luz.— guarda de cruz cuadrada adornada con una Piedra Elemental de Agua en el centro, sin duda una Espada Elemental de Agua—. Digamos, unas 700 piezas —dijo con una mirada desafiante de sus ojos café oscuro que decía "¿Acaso no puedes pagarla?.
—¡700 Piezas! —grito molesta, sin duda un precio elevado para una espada mágica.—Te atreves a robar... — Puso su pecho sobre el mostrador y miro a Drake de forma seductora—. ¿A una linda dama como yo?
La armadura poco le cubría en el pecho —y es bastante ilogico—, su forma de actuar y esa mirada de unos lindos ojos cobalto eran muy seductoras, claro esta, si a Drake no le hubiesen enseñado a resistir. Es aquí cuando comienza el muy antiguo arte... De comerciar.
—B–Bueno. —se rascaba la nuca y miraba a otro lado con una perfecta actuación de niño apenado—. Supongo que te la puedo dejar en 650 piezas.
—Eres duro —dijo ella, aun era costosa pero ya no tenia ganas de seguir discutiendo—. Tu ganas, me la llevo.
Saco su bolsa, coloco siete monedas doradas y cinco plateadas. Piezas, la moneda que se utilizaba en todo el continente, las de cobre valen una Pieza, las de plata valen diez y las doradas cien. Drake las tomo con una sonrisa triunfal y le entregó la espada, solo la que sin funda.
—Eh... Chico, te olvidas de...
—La funda de cuero de salamandra de las cenizas es resistente a la humedad, el calor y los efectos del óxido, sin duda un objeto muy valioso que iría de perlas con tu espada, la mejor parte. —Drake sonrio—. Es que cuesta solo 50 Piezas.
—Hijo de puta. —le soltó las cinco monedas de plata y se fue, molesta pero se llevó la mercancía.
Esa era su última venta del día, de su vida quizás pues hoy era el día en el que se convertiría en aquello que había soñado tanto, un aventurero.
—¡Drake! —le llamaron desde la trastienda.
—¿Si?
—Ya terminaste por hoy ¿no?
—Si —respondió el joven mientras rodaba el anuncio de la tienda de "abierto" a "cerrado", fue por la puerta tras el mostrador de brillante madera, la zona de la trastienda era un paraíso de armas y armaduras de todo tipo, salio a la próxima puerta frente a el y ahora estaba en casa.
—Bien muchacho, me tienes orgulloso. —le sonrió Robert, aquel que alguna vez fue un fornido aventurero que con un hacha en mano y una dama en la otra era capaz de despacharse una mazmorra por su cuenta, ahora, era un gordo comercianes de armas de Ushadonn, siempre en la puerta que daba a la cocina se veía su antigua gran hacha de doble filo.
El hombre se había encargado de la crianza de Drake desde sus doce años mas o menos, cuando Edgard se marcho para una misión hacia el este y jamas volvió, desde entonces Drake, que habiendo entrenado durante ocho años el arte de la espada de mandoble, también se volvió un ávido comerciante, sin descuidar jamas su entrenamiento ni quitar el ojo de su meta, fundar la mas grande y legendaria compañía de aventuras y que rivalice con la aun mas antigua, legendaria e histórica, Compañía Naciente.
—Gracias Robert. —dijo Drake.
—¿He de suponer que te vas hoy mismo no?
—Si, espere este momento toda mi vida.
—Entonces aquí el regalo de tu Tío Robert. —dijo el gordo apuntando a la tienda de armas—. Puedes tomar lo que quieras de la tienda, claro esta si no pasa de 300 Piezas.
—Tacaño hasta para regalar. —sonrió Drake—. Gracias.
Drake se apresuró a la armería y tomo una daga de combate, su filo triangular estaba diseñado para apuñalar incluso por debajo de la cota de malla y entre las placas de la armadura, un elegante cinturón de cuero sin teñir que tenia dos bolsillos para guardar objetos pequeños —como llaves, pequeñas orbes, incluso comida— y finalmente, lo que mas quería tener; de un precioso cuero sin teñir, suficientemente cálida para el invierno y aun apta para llevarla en verano, modelo de brigantina en el frente, la espalda y el cuello, una chaqueta de cuero o como sus clientes solían llamarla, una chaqueta de aventurero.
Drake la tomo de inmediato, subió a su habitación y tomo sus cosas y las guardo en su inventario, una gema azul pequeña con cierta cualidad mágica para almacenar incluso hasta 100 objetos y ser transportados a donde sea, sin embargo, objetos perecederos como comida o seres vivos no pueden ser llevados por razones tan obvias como la falta de aire y el tiempo. Se puso sus nuevos objetos y salio a la sala armado con daga y protegido por su chaqueta de aventurero, vistió unos pantalones de una tela muy resistente y fresca, un par de botas de montar y su cinturón nuevo por encima de la camisa de lino negra con detalles blancos que recorren toda la línea de los botones.
—Ya tienes aspecto de aventurero muchacho. —dijo Robert acompañado de una carcajada—. Pero espero no pienses salir por allí armado con un puñal. —Drake no respondió nada—. Edgard sabia que este día llegaría, ven.
Robert se puso de pie, le llevaba una cabeza de altura a Drake y este es de unos 1,80 metros. Siguiendo al comerciante, fueron al lugar que Drake jamas iba en la casa, el sótano secundario, aun por debajo del primer sótano, había otro que Robert protegía con recelo, el chico jamas había entrado y no es que no lo intentase. El comerciante tomo una antorcha apagada al entrar por las escaleras hacia abajo, con un conjuro de fuego sencillo la encendió e ilumino toda la habitación, Drake no dio crédito a sus ojos, era oro, en monedas, en armas, en armaduras, en cofres y decoraciones, oro por doquier.
—¿Que es esto? —dijo Drake cuyos ojos tenia abiertos como un par de huevos fritos—. ¿Eres rico?
—Bueno, no se exploran mazmorras por 20 años sin sacar algo de oro ¿no?
—¿Es que no ha visto la tienda por fuera? ¡Esto es como para que sea una plaza entera de venta de armas!
—No te haces rico desperdiciando el dinero.
—Tacaño.
Robert solo soltó otra sonora risa y apunto a la pared con su antorcha, había una puerta oculta en la madera, deslizando la entrada pasaron hacia la habitación oculta y estaba un objeto que Drake apreciaba mas que a nada en el mundo, cualquiera diría que solo es un mandoble común, que no tiene nada de especial, pero tampoco se equivocan. Una espada de acero plateado con empuñadura recubierta de cuero negro con un agarre mediocre y a través de este, un par de anillos de acero para guiar donde iban las manos, una guarda de acero algo opaco y con varias marcas de golpes y cortes, al final de la empuñadura, una esfera de hierro para balancear el peso, sin embargo, la mediocridad del arma se ve opacada por su historia pasada, pues esta es la espada que llevaba Edgard, su maestro.
Drake la tomo y la sostuvo con fuerza, sintió la tentación de lanzar cortes al aire pero sabia que el espacio era tan cerrado como una mazmorra, involuntariamente Drake tenia una sonrisa.
—Aquí esta el regalo de Edgard, donde quiera que este, estará orgulloso. —dijo Robert con una sonrisa y una palmada a la espalda de Drake—. ¿Estas listo para la aventura?
Drake salio de la tienda, el sol de la mañana se coló entre las nubes de humo negro, con su primer objetivo en mente se dirigió de prisa al gremio de comerciantes, a mitad del mercado en el norte de la ciudad, pasando entre las personas, se sentía alguien distinto, llego a la gran plaza, una zona que rodea al castillo dándole a a los defensores una vista de varios metros por si una invasión logra pasar el primer muro, ahora, era solo una preciosa plaza llena de mercaderes ambulantes, fuentes con estatuas de personajes célebres y patrullas de guardia ushadianos que portaban en la espalda unas afiladas, peligrosas pero ligeras clavas de combate.
Finalmente rodeo el gigantesco castillo de almenas cuadradas y miro tan gruesos que ni los hechizos de asedio mas poderosos podrían superar. El mercado era un enorme edificio de dos pisos donde montones de comerciantes pequeños y medianos tenían su lugar, también era el lugar donde los carromatos y las carretas de comerciantes llegaban desde el norte en Nevardia, el oeste en Ventura y las tierras del sur, como la gran ciudad de Tesangrey.
Pero antes de entrar se topo con alguien a quien no quería ver. El chico de cabello dorado como su apellido, portando una armadura de coraza de excelente calidad y una capa color oliva, el joven de la misma a edad que Drake avanzaba soberbio entre los demás.
—Drake.
—Lucas.
Ambos cruzaron miradas, detrás del joven Lucas venia un lote de mercenarios, dos humanos y un elfo, todos portaban la misma armadura de placas completa y espadas bastardas en en cinto.
—Esa espada. —observo Lucas—. El Mandoble de Edgard.
—Si, es mio ahora.
—Que desperdicio —río Lucas de manera echona—. Edgard jamas supo distinguir a un buen guerrero, si alguien merecía esa arma era yo ¡Lucas Gold!
—No me digas. —respondió Drake y como ya había aprendido, la lengua también es una espada—. ¿Tu? ¿Merecer esta arma? Jamas me has vencido en nada, puedes tener todo el dinero del mundo Gold, pero jamas me ganaras, con vuestro permiso, tengo asuntos mas importantes.
—¡Veeeeeeeeeeeeeeeee! —se burlo el elfo junto a los demás mercenarios...
—¡Winterheart! —grito Gold muy enojado—. Nos veremos de nuevo y sabrás que jamas podrás derrotar a la Compañía Halberd.
La Compañía Halberd, Lucas al igual que Drake también soñaba con ser un aventurero, hijo de un comerciante muy rico, el joven Lucas Gold siempre lo tuvo todo, pero solo alguien era mejor que el, entreno durante años con Edgard al igual que Drake y fue allí donde su rivalidad surgió, incluso después de la desaparición del aventurero ambos siguieron entrenando, siempre buscando superarse entre si.
El joven aventurero Winterheart busco una carreta con destino a Tesangrey, había un dicho que decía, todos los caminos llevan a Tesangrey pero no en esta ocasión, ya mas de uno le había negado el viaje y Drake no encontró manera de salir, sin mas que hacer, tomo la salida sur y se marcho de Ushadonn.
Un prado no muy extenso rodeaba a la ciudad fuera de las murallas y en cuestión de unos minutos ya estaba en el Bosque del Abismo, llamado así por una antigua fortaleza Malghoul que estaba en los confines mas de remotos de la foresta, ahora solo era una mazmorra. Drake siguió el camino de piedra durante una hora, mirando un paisaje familiar, ya había hecho esta ruta antes, muchas veces pues como comerciante, debió ir a Tesangrey en mas de una ocasión, claro que todas las veces anteriores fue en su carreta. No muy lejos miro el puente de arco hecho en piedra, en su paso había un gran carromato detenido, un anciano comerciante y su guardaespaldas miraban el puente que estaba caído, al otro lado había otro enorme carromato.
—¿Que paso aquí? —preguntó Drake al anciano.
—¿Que no ves? —respondió de inmediato —. El maldito puente se cayo y no hay paso hasta que lo reparen.
—¿¡Que!? —exclamo el aventurero mirando una vez mas el puente que cruzaba el Rio Latserof—. ¿Y cuanto durara eso?
El mercenario soltó una risa sutil burlándose de Drake.
—Al menos un día.
—Vaya me temo que me devuelvo.
—A no ser... —sonrió el Mercenario captando la atención del chico—. Que tomes el viejo camino del bosque.
—¿Hay otro camino?
—En efecto. —contesto el Mercenario—. Si vas por el bosque, rodeas hasta un muy antiguo puente perdido en el bosque, por allí se conecta con el camino principal.
—Claro, si no te topas con... —el anciano miro al bosque con cierto temor acentuado por la pausa dramática. El Demonio Verde.
—El demonio verde. —siguió el Mercenario con sarcasmo—. Puras patrañas.
—Es verdad, yo lo vi cuando era niño. —siguió el anciano.
—Entonces ya debe de estar mas viejo que tu. —río el Mercenario.
—Bah, has lo que quieras, solo la muerte aguarda para los muchachos imprudentes.
Drake no se lo pensó demasiado y tomo rumbo por el bosque, siguiendo el río, pero cada vez se alejaba mas de la fuente de agua, pasada un par de horas ya no podía ver el río, solo arboles a su alrededor, mas de una vez se tropezó con las raíces en el suelo pero no se detuvo, no tenia que perderse allí así que apresuró el paso. Pero no sirvió de nada, las horas corrieron y el sol empezaba a ocultarse, el cielo enrojecido era muy llamativo pero Drake no tenia tiempo, ya no tenia nada, se había llevado unas Galletas de Aventurero, secas y duras pero pueden mantener a un hombre durante días si eran bien administradas, pero ya se las había terminado y quizás no hubiese nada que cazar, no había visto ningún animal, ninguna criatura viva aparte de el mismo. Pero algo le hizo cambiar de curso, un olor a carne sobre el fuego, comida.
Drake acelero el paso, impulsado por el hambre y la curiosidad, una barrera de arbustos de interpuso en su camino y la atravesó corriendo para encontrar algo inesperado, era una fogata y un delicioso jabalí asándose lentamente a las flamas.
—"Oh por los dioses" —pensó mientras desenfundaba su daga, corto un pedazo y lo probó con ganas—. "Esta deliciosa"
Empezó a comer como si no hubiese mañana hasta que un sonido a su derecha lo hizo voltear. Una pisada y luego el sonido de unos leños al caer.
—¿Quien anda ahí? —preguntó Drake asustado, un ojo rojo en la oscuridad le observaba, dio un paso al frente y se mostró, era—. Una elfa —Dijo con asombro.
—¿Quat creilive quat doincer? —preguntó en elfico silvano.
—¿Eh? —Drake podía hablar elfico pero los nervios lo traicionaban.
Quien lo miraba era una elfa de blanca piel y un cabello de color verde que podía confundirse con el color de los arboles, se cubría el ojo derecho y el izquierdo era de un color que jamas había visto en uno de su especie, un ojo rojo brillante, vestía una chaqueta elfica de color marrón en la parte superior de los hombros y verde bosque en todo el inferior hasta un poco por debajo de sus anchas caderas, terminaciones doradas en los bordes y el cuello levantado, era bien entallada y realzaba sus pechos y las curvas de su cuerpo, los pantalones de tela elfica eran algo ajustados e iban por encima de su par de botas elficas del mismo color marrón de los pantalones, sobre su abrigada chaqueta tenía un par de cinturones de hebillas doradas y sostenían detrás de ella un par de espadas elficas, una de empuñadura negra y guarda plateada con hoja curvilínea y otra blanco con protección dorada de hoja recta y punta cortada en diagonal.
—¡Thielon! —declaró finalmente llamándole "Ladrón" en un tono muy monótono, desenvainó sus espadas.
—Espera, puedo explicar.
Pero ella no espero mas y dio un paso y ya estaba frente al joven aventurero, le dio un tajo veloz que Drake esquivó rodando hacia atrás y tomando distancia.
—Espera un momento. —pero ella no se detuvo ni un poco y ataco por su derecha con un corte doble giratorio que Drake esquivo por poco, pero ella no se rindió y aprovechando la fuerza de su giro le arrojo una patada directa a su estómago, pero Drake ni se inmuto, soltó una risa y de manera confiada—. ¡Vaya! Escuche que los elfos no tiene fuerza pero tu eres realmente ¡WOOOOOSH!.
El efecto de la patada fue tardío pero lo mando volando un buen par de metros hasta romper un árbol detrás de el, la espalda le paso factura por el dolor, Drake fijo sus ojos café en el de ella rojo, podía notarlo, ella lo iba a matar.
—No sin pelear. —murmuró finalmente liberando su espada, preparado en su posición de combate, abrió sus piernas para mantener el equilibrio, la sostuvo con ambas manos y puso la línea del centro de la hoja a la altura de sus ojos del lado de sus oídos, listo para una estocada, una defensa o un ataque lateral.
Ella no medio palabras y corrió muy rápido hacia Drake y el respondió con una estocada, pero ella la esquivo a su derecha como si nada y lanzo y un corte con su espada curvilínea a Drake, pero el giro su mandoble y freno el corte que lo hizo tambalear, ella realmente tenia fuerza y era mas de la normal.
—Surrinte, tur tempo acends. —advirtió la elfa.
Ella desistió y retrocedió, salto y dio un corte giratorio que Drake freno casi perdiendo la espada, siguió ella dándole ataques muy veloces y que apenas les seguía el paso, finalmente dio un ataque lateral y el aventurero se agachó, el corte dio contra un árbol y paso de largo, para el terror del aventurero, el árbol se cayo de inmediato, si eso le daba lo mataría así tuviese su armadura, tomo su espada con fuerza y lanzo un corte ascendente, pero ella lo evito con un salto a la derecha y dio una estocada directa que casi golpea al joven en un hombro, ella giro y le lanzó una patada con tal fuerza que lo hizo rodar por el suelo, ya no se veía la fogata, Drake empezó a notar la diferencia entre sus niveles de habilidad, era momento de huir.
Corría sin soltar su arma, por encima de los árboles ella saltaba ágilmente, corriendo entre las ramas sin romper ni una, finalmente ella cayo sobre el con una patada, pero el la esquivo, dio un ataque giratorio con su mandoble, pero ella lo freno y lanzo un corte desde arriba y Drake lo esquivo por poco, siguió con varios ataques que el frenaba a duras penas hasta que una apertura en su defensa le hizo que ella le atacase con una estocada de su espada blanca en una pierna.
—¡Ugh! —Drake logro esquivar a tiempo como para que no pasara de un simple corte, pero ella giro y le lanzo una patada al estomago, haciéndolo que cayese al suelo, ya se podía ver el cielo de nuevo, era de noche y no había luna, mas que eso, el suelo de piedras indicaba que estaba junto al Río Latserof que tanto buscaba—. Irónico.
La elfa venia hacia el, cruzo sus espadas para realizar un ultimo ataque, su par de armas brillaron con una tenue luz. Salto y el filo de sus armas se expandió para acabarlo con un ataque de espada mágico, Drake estaba aterrado, su aventura terminaba aquí, pudo imaginar su cabeza flotando en el río, alguien a quien nadie recordaría, en el aire pudo ver como su cabello verde se ondulaba de una manera tan aterradora como hermosa.
—Ella es el Demonio Verde. —murmuró Drake—. ¡Aaaaaaaah!
Las espadas venían a por su cabeza pero Drake hizo un movimiento involuntario, a su alrededor el aire se enfrió y si querer lanzo un manotazo que se convirtió en una enorme mano de hielo con la elfa como objetivo.
—¿¡Quat!? —ella lanzó el corte pero el hielo era demasiado duro y no les hizo nada, la mano la atrapo y la apretó con fuerza pero ella trato de liberarse, soltó sus espadas y presiono el hielo con toda su fuerza pero Drake, que estaba en trance, la arrojo al río y la mano de hielo se deshizo en el aire en una ventisca.
—¿Que fue lo que hice? —Drake guardo su espada.
Se acerco a las espadas que ella había perdido, las tomo y las admiro por un momento hasta que vio que la elfa seguía consciente, pero no nadaba, solo trataba de mantenerse a flote de manera desesperada, hasta que Drake se dio cuenta.
—Ella no sabe nadar. —quizás el se debatió si debía ayudarla o no, pero ese era asunto de su cabeza, su cuerpo ya estaba corriendo a salvarla, tomo su cristal de inventario y guardó su espada y su chaqueta, tomo de este una soga que había traído por si acaso, corrió hasta pasar mas adelante de ella, el río la estaba arrastrando, ya estaba dejando de intentarlo, se iba a ahogar.
Drake ato un extremo de la soga a un árbol cercano al río, ella estaba cerca, así que se arrojo al agua y nado tan rápido como pudo, la tomo de la cintura con fuerza y volvió a la orilla, la levanto y la coloco alejada del agua, parecía que no respiraba.
—¡Ay no! ¿Que debo hacer? —revisó su inventario en busca de lo único que podía ayudarlo en este momento, el Manual del Aventurero por Edgard Ruby—. Veamos, en caso de que alguien se ahogue, debe de sacarlo del agua, si lleva ropa ajustada debe de desprenderla a la altura del pecho.
Drake obedeció y abrió la chaqueta de la elfa, debajo portaba una túnica blanca y dorada.
—A continuación presione sobre el pecho para expulsar el agua.
Y así hizo pero no pasaba nada.
—Si no funciona, tome aire y haga respiración boca a boca. —la imagen era suficientemente explicativa—. No hay de otra. —dijo con cierto temor, jamas había besado una chica y aunque no fuese un beso, se acercaba mucho.
Drake tomo aire y se acerco a ella, al sentir su respiración, la elfa abrió los ojos y se encontró con la escena, su pecho casi descubierto y este humano insolente acercándose a su boca.
—¡MALDAMN! —exclamó ella sin monotonía lanzándole un puñetazo que lo hizo caer.
Finalmente Drake hablo en elfico.
—Espeuit, aicuedo explainr. —dijo asustado de que ella lo matase—. Tou esre arowned, al creilive quat esre muerded.
Pasado unos minutos, ambos estaban sentado junto al fuego, ella bastante cerca de la fogata pues debía secarse sin quitarse la ropa, no frente a Drake.
—Sorento. —se disculpo en elfico—. Ai creilive quat este robestel.
—No hay problema —respondió el a su "Yo creí que eras un ladrón"—. ¿Puedes hablar la lengua común?
—Si. —responde ella con monotonía.
Tomo un poco de carne y la puso en un plato de madera que había sido tallado por ella, tenia varios y todos eran distintos.
—Ten. —le ofreció ella, Drake lo tomo con una sonrisa.
—Gracias —dijo Drake comiendo la carne que se había quemado un poco mientras ellos peleaban—. Por cierto, soy Drake Winterheart de Ushadonn.
—Melitine Noldvano de Silvania, de la casa Noldvano. —dijo ella con su tono de voz sin emoción, tomo un poco de carne y comió, Drake noto tres cosas extrañas en ella, uno, es que comía carne, dos, tenia un ojo rojo pues el otro no se dejaba ver y tres, tenia colmillos y los elfos no tienen colmillos, pues solo comen vegetales.
—¿Eres de alta cuna?
—Si.
—Vaya, ¿duquesa? ¿condesa? ¿lady? —pregunto con curiosidad insistente, pero ella le lanzo una mirada haciendo que se sentase de nuevo.
—Lo siento, no te incumbe. —respondió aun mas fría de lo normal.
—Perdón, por cierto ¿No que los elfos no comen carne?
—En efecto. —responde seria—. Ni tampoco tenemos ojos rojos, ni colmillos, ni mi fuerza excepcional, yo no soy normal.
—Lo noto ¿Por eso te cubre un ojo?
—Eso tiene otro motivo. —corto ella.
—Una ultima pregunta —siguió Drake—. Tu eres "El Demonio Verde"
—Supongo que así me llaman, llevo 100 años aquí.
—¿¡100 años!? —exclamó alarmado, ella no aparentaba mas de 20.
—Si. —aunque algunas veces se iba por el invierno, no había mucha diferencia, total, no podía volver jamas a Silvania.
—¿Pues que edad tienes?
—620 años.
—¡Maldición! —exclamó el—. No se por que me sorprendo, eres una elfa después de todo.
—...
—Por cierto, yo quiero fundar una compañía de aventuras y necesito miembros fuertes como tu, algún día seremos la mas increíble de todas. —Drake se puso de pie y le extendió la mano—. ¿Aceptas?
—Supongo que te debo mi vida —dijo Melitine, aunque la verdad es que Drake le recordaba a alguien que conoció hace varios siglos, ella se puso de pie—. Por el honor de mi casa, acepto tu propuesta en pago por salvar mi vida.
—¿Aceptas?
—Si.
—Genial, ya somos dos —Drake le dio la mano a Melitine y ella apretó con fuerza, con mucha—. ¡Ayayay! Esa es la fuerza que necesita esta compañía, bienvenida, Melitine Noldvano.
Ami me guta
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