¡No me gustan mis padres!
No les tengo rabia, pero no me gusta su forma de ser. Se separaron y ahora entiendo por qué; son muy parecidos.
La historia comienza así:
Al final de esta corta historia nací yo. Mi padre llegó de viaje en la noche y a la mañana siguiente nací en manos de una partera porque mi madre le tenía miedo a los hospitales. Intentaron vivir y formar un hogar. Mi madre pasó a ser ama de casa y a cuidar de una niña. Vivieron primero en Ibagué, donde nací. Una ciudad cálida y pequeña. Mi madre administraba la cafetería que tenían en el centro de la ciudad. Mi padre continuó con su actividad comercial, viajando por varias partes del país. Creo que desde que nací fui una carga para una mujer tan joven y vanidosa que además le tocó lidiar con un hombre de mundo, como era mi padre.
Comenzaron los celos y las discusiones. Yo estaba allí, sin otros brazos que me arrullaran que los de mi prima Esneda que en ese entonces tenía 10 años. Luego nos fuimos a vivir a otra ciudad, Villavicencio. Allí, la relación continuó en declive. Mi madre tenía que capear con un hombre vanidoso y mujeriego. Y él, como buen comerciante, tenía buena pinta y buena labia y nunca le faltaban las mujeres.Mientras tanto mi madre, que sentía a su hija como una carga, tenía que aguantar malos tratos en un ambiente que no era el que ella quería.Las discusiones llegaban a un nivel, en el cual a mi madre, no le faltaron en varias ocasiones, ímpetus para coger la maleta y a su hija y regresar donde mi abuela en Ibagué.Aunque a esa corta edad yo no sentía la situación como un trauma, con el paso de los años comprendí porque mi madre me decía que yo no sonreía ni para las fotos
Hasta que en uno de esos viajes mi madre, cansada de las mentiras de mi padre, decidió quedarse en Ibagué definitivamente.
Recuerdo de niña, como a los 4 años, cuando mi madre trabajaba en la cafetería de una empresa de transporte público muy famosa en esos tiempos, que los vi conversar sentados en una de las mesas, mientras yo jugaba escondida en las vitrinas de las golosinas. Ese día, recuerdo haber escuchado la primera canción que me gustó en mi vida. “Porque te vas” de la cantante Yaneth, que es mi segundo nombre. Creería que fue ese día en el que mi padre informó a mi madre que se casaría con otra mujer.
Eran de esas parejas en las que ambos son muy parecidos, dos personas orgullosas y soberbias, quizás inmaduras. Una relación tormentosa. No funcionó, ni hubiera funcionado de ninguna manera. Como podría haber ocurrido en el caso de que ella fuera una mujer sumisa, y ese no era el carácter de mi madre.
El caso es que mi madre me llevó a vivir a Bogotá, una ciudad fría y grande. Esto significaba un cambio importante, alejarse de la familia. Luego comenzó a trabajar. A raíz de esa situación, mi madre cultivó un carácter irascible. Mientras yo permanecía en la casa cumpliendo con mis deberes escolares y jugando sola. A causa del carácter de mi madre, cuando cometía alguna travesura, me invadía tal terror que me metía en la cama simulando estar dormida para evitar el escándalo de ella.
Al cabo de unos años mi padre nos buscó. Él ya tenía su otra familia con hijos. Mi madre se dejaba querer pues siempre quiso sacar un rendimiento económico a su fallida relación. Pero él continuaba con sus mentiras. Mientras yo estaba allí metida en esta historia de desamor. Algún día mi padre en un viaje que hicimos para encontrarnos a Villavicencio, me dijo “pídeme lo que quieras que yo soy tu padre”. Aquella vez lo sentía como un extraño. Este fue un encuentro fortuito, yo crecí sola mientras mi madre trabajaba.
Fui una chica estudiosa y juiciosa. Salí a mi madre en lo responsable y a mi padre en lo emprendedora. Ante la insistencia de mi madre para que mi padre le comprara una casa, este desarrolló el plan de pagarme la universidad para que yo fuera la que le comprara la casa a mi madre, así mataba dos pájaros de un tiro. Terminé mis estudios universitarios y me dedique a comprar la casa que no teníamos. Mi madre siempre me hizo sentir en deuda con ella.
Me casé a los 44 años, se me fue la vida buscando siempre un mejor futuro para mi madre y para mí. Creo que en el fondo albergaba la esperanza que me quedara soltera. Aunque recibió su pensión, nunca conté con su dinero para los gastos importantes de la casa.
Por su parte mi padre, quién tampoco supo administrar muy bien sus bienes, no dudaba en echarme en cara el haberme pagado mis estudios y la falta de consideración con él, ya que esperaba que no solo lo apoyara a él económicamente si no a sus hijos.
En fin, mi madre tiene muchos comportamientos poco maternales, creo que no le gusta verme feliz con mi esposo, por su lado mi padre comentó que para que me había casado ya tan mayor.
Por supuesto no me siento una víctima de este par, sin embargo ahora ya prefiero tenerlos a distancia.
¡Lo más impresionante de este relato costumbrista... es que es real!
Si, que difícil es hablar de uno mismo!.
Grandes motivos para que no te gusten!!! Te casaste a la mejor edad, por eso encontraste un hombre que te merece. Hacen una hermosa pareja. Felicidades!!
Tan bella, gracias por tus palabras. Tu eres fantástica!
Si se contaran todas las historias de la dinámica de las familias colombianas, las novelas más desgarradoras se quedarían cortas y todos tenemos historias tristes que contar, que bellas fotos, te ves alegre con tu pareja, y las fotos de niña, es la rareza de un niño que no ríe la que las hace hermosas tambien. Saludos :)
La vida es un continuo aprendizaje, ya ves hasta las experiencias de nuestros padres nos ayudan a comprender que no debemos hacer. Finalmente lo importante es buscar ser felices!
Gracias por tu comentario, que tengas un bonito día!
Tu historia la has sabido contar de una manera muy transparente, clara y de una manera empática para quienes te leemos... Me parece excelente. Te sigo.. un saludo.
Hola @paop muchas gracias por tus comentarios y tu tiempo. También tengo curiosidad por conocer tu blog. Un abrazo.
Wuaooo eres bien valiente en contar tu historia de una manera tan honesta y visceral por decirlo así, me atrapó realmente porque pensé tantas cosas similares pero proyectándolo en la mente de mi hija , no nos odia pero si sufrió bastante en nuestro divorcio, en fin, me parece excelente que hayas tenido la iniciativa de compartir algo tan personal, solo te sugiero que no te sientas victima , creo que la vida a la larga ha sido bastante buena contigo, pues has logrado cosas importantes y eres una mujer madura que logró hacer su propia vida. Los padres siempre harán lo mejor que ellos consideren pueden para con sus hijos y a veces solo al final del camino es que podemos entenderlos, te felicito, cuentas con mi voto y ahora te sigo, cuando gustes te invito a que pases por mi blog, saludos.
Hola @carolinaidrogo , muchas gracias por tus comentarios. Me encanta que el mensaje llegue de tal manera que más que ser una víctima por supuesto no me siento así, podamos hablar aunque parezca con cierta crueldad de nuestras historias de vida. De nuestros padres también aprendemos y lo que pretendo es que no repitamos lo malo. Un abrazo y pronto pasaré por tu blog.
Un abrazo igual para ti y un placer conocerte
muy buena tu narrativa,, y lo que haces al escribirlo es liberarte de lo negativo (esto tiene un nombre que no recuerdo en este momento) brega a perdonarlos,, pues al fin al cabo son solo una mujer,, y un hombre que no fueron ni serán perfectos... al perdonar tu situación vivida te liberas a ti misma.
Hola @nuevavidaexito , creo que es exorcizar, catarsis. En realidad hace bien escribir, es una liberación como dices, siempre los he perdonado y también los he tratado de comprender. Son otras generaciones y créeme que lo que más he intentado en mi vida es no repetir la misma historia. Gracias por tus comentarios. Un abrazo, pasaré por tu blog.
Mas interesante seria conocer la dinamica de pareja, a ver si introyectaste esa manera de comportarse de tus padres o por el contrario encuentras en el la saciedad a tus necesidades emocionales que efectivamente las figuras significativas dejaron abiertas.
Definitivamente, hay mucho por aprender de esta historia tan común.