Filiación
Filiación
Eso salió de aquí,.. de estas orejas
W.J.P.P
Hace poco en conversaciones con unos compañeros de trabajo, platicábamos sobre algunas series televisivas que marcaron nuestra niñez y en algunos casos nuestra adolescencia, algunas eran invalorables por los sentimientos de figuración que generaban y otras eran totalmente descartables porque el mensaje transmitido en ese momento era simple y gris. Así, paseamos por diversidad de gustos, hasta llegar al Chavo, ese programa mexicano que marcó pauta durante tanto tiempo en los hogares latinoamericanos y que aún entretiene a algunos televidentes, encerraba en sí varios mensajes que eran difíciles de leer en el contexto del infante.
El chavo en sí, es la historia diaria de la identidad de nuestros vecindarios, cada personaje es filiación a la personalidad de los y las habitantes de una localidad. En cada barrio siempre existe una viuda o viudo que tiene su residencia allí pero se siente superior a los demás, quien perdió a su esposo a muy temprana edad y que es apetecible a los ojos del gusto heterosexual, heredando un linaje que necesitará un progenitor postizo. Casi siempre ante la ausencia de un padre o una madre de la cual tomar valores necesarios en el transcurrir de la inocencia, crece un niño o una niña que con su conducta refleja desconfianza y mezquindad, asumiendo el rol del niño que todo lo tiene y que poco comparte, el malcriado que necesita ser escuchado aún en los alaridos más terribles de un llanto desbocado, creando siempre la sensación de ser el centro de la atención de todo el que lo rodea.
Es casi común poseer una persona oscura y de poca vida social que es considerada como BRUJA, haciendo alusión a las características claroscuras de su ser, siendo víctima de burlas, chanzas y cualquier tipo de ironías que puedan hacerse para mostrarle la poca receptividad que tiene ante la convivencia en el barrio.
Se tiene a ese importante hombre de negocios gordo producto los múltiples manjares que en sus banquetes y postines debe tener, que con maletín en mano, lleno de papeles importantes y con vestimenta oficial (negra) se dirige al barrio religiosamente a cobrar la renta del inmueble sin importarle si el arrendado tenga o no como pagar y su hijo similarmente esférico como él, un niño que habla duro a los y las demás, que necesita ser observado como el hijo del mandamás de la cuadra, dispuesto a socializar con quien sea, pero hacer valer su designio de superioridad casi envestido por la fortuna de su padre.
Sempiternamente existe alguien que no tiene como pagar la renta del inmueble y que producto de su flojedad nunca tiene dinero, esa persona que solo tiene destellos de querer realizar un trabajo cuando necesita un dinerito y luego ir a descansar nuevamente. Existe la infante que no hace más que enredarlo todo, en base a mentiras y berrinches para manipular cada situación a su antojo, dispuesta a tender las trampas descartadas por todos pero aceptadas por ella para manejar los escenarios a su gusto.
Existe el erudito que mucho sabe y que a su vez hace las veces de maestro o maestra, que muchas veces exige lo que no da, instruye sobre lo que sabe y enseña los menores, esta persona siempre tiene aires de interesante, vistiéndose de forma muy elegante y con sombreros que caracterizan su personalidad la cual termina delineando con sus hábitos.
Por último, pero no menos importante, el niño pobre, abandonado que no tiene como mantenerse, el cual vive en un barril, quien siempre tiene hambre, sus ropas están ajadas y sus calzados rotos, el cual sus únicas compañeras son la indigencia y la necesidad, siempre está dispuesto compartir desde el acto lúdico y la proporción de lo poco que pueda tener.
Todos ellos somos nosotros, pero también nosotros somos ellos. Actualmente en América, no puede haber mejores similitudes en nuestros países con esos personajes. Nuestra tierra está plagada de este relato conocido por hacer reir a niños y niñas es NUESTRA historia. En esta tierra tenemos che’s que han quedado desprovistos de alguien que realmente les duela y que privatizaron todo lo que podían para intentar ser algo que no son y que viven pidiendo prestado para poder seguir existiendo en su mentira. Parceros que arman berrinches creyéndose los dueños del barrio y queriendo llamar siempre la atención a toda costa y se desangran por dentro, pero que se creen los hijos de los ricos necesitando parecerse cada día más a los que consideran sus padres. Oyeme caballero por estos lados también hay aseres quienes con sus creencias transculturizadas y sincretizadas son considerados como tierra de brujos y hechiceros. Mister´s que siempre anhelan nuestros recursos naturales y que viven de los vecinos. Ave María hay panas que fueron por mucho tiempo un lugar de experimentación pero luego de ser utilizados para hacer los “trabajitos” que nadie quería hacer han caído en dificultades económicas. Cuates que con su particulares formas de vida le enseñan al mundo lo mejor de su idiosincrasia, pero también muestran lo peor en sus cifras socioeconómicas. Por último tenemos amigos y amigas, quienes la están pasando muy mal y que en la indigencia sortean el día comiendo lo que puedan cuando se pueda, muchos de ellos nos han dejado a algunos familiares vacíos como un barril producto de su ausencia impulsada por las ganas de sobrevivir a una dura situación llena de dolor. A todas y todos quienes partieron a otros vecindarios de esta nuestra América, es importante decirles con amplias ganas de compartir desde la humildad, que esperamos algún día volver a encontrarlos en un lugar lleno de esperanza al norte del sur.