Vecinos sin vecindad

Nuestro tiempo es un Terminator para las asociaciones vecinales. El ejemplo lo tenemos en nuestro propio bloque o urbanización. Si casi nadie va a las reuniones de la comunidad de vecinos en no pocas comunidades, cómo van a comprometerse con las de la asociación del barrio o el distrito.
Cuatro hacen y deciden lo que cuatrocientos o cuatro mil sólo refrendan con el pago de su recibo. Hasta que esos cuatro se hartan de ser siempre los mismos, o peor, le cogen el gusto y acaban sucumbiendo a las tentaciones de no tener que dar explicaciones de lo que hacen más que a los de siempre, que coinciden con ellos mismos en cada reunión, administradores aparte.
Así que no me extrañó la noticia que daba ayer el diario La Opinión de Málaga: La Federación vecinal Unidad cierra después de cuarenta años. Queda finiquitada la asociación de vecinos más antigua de Málaga, al frente de cuya ya desunida estructura seguía el veterano Ramón Carlos Morales desde hace más de treinta años.

Barrio y vecindad

La dependencia de subvenciones que menguan, los impagos que a cualquier pyme no asociativa asfixian, la falta de compromiso de los vecinos y el abandono de las cuotas de afiliación, en fin, chapada una plataforma que contenía un centenar de asociaciones en Málaga y provincia y que forma parte de nuestra historia democrática. Pero hay otro motivo unido a estos y a algún otro. Aunque el esforzado Morales recalque en la despedida que la asociación no estuvo politizada, la captura partidista de estas asociaciones a través de algunos de sus portavoces las fue debilitando ante la credibilidad de quienes sí consideraban necesaria su existencia, precisamente, para presionar a la Administración a la hora de conseguir mejoras en sus barrios y distritos. Quienes hemos ejercido el periodismo en esta ciudad desde hace décadas siempre hemos sabido por dónde respiraban algunas políticamente. El tejido asociativo no fue ni el primero ni el último de los tejidos ciudadanos que la política abdujo. Pero a pocos les hizo más daño esta deriva que crecía a medida que la contaminación partidista de las instituciones formaba parte del paisaje de nuestro desarrollo democrático. La crisis también aporto su parte. El riego a chorros de las subvenciones se quedó en riego por goteo. Le pasó a toda estructura que progresivamente aumentó su dependencia de las subvenciones directas o indirectas de la política.

"Buenos vecinos"...

Vivimos tiempos de estupefacción, impavidez y mudanza. Las tres cosas al mismo tiempo, pero dando vueltas en una batidora a máxima velocidad. Veremos cómo se sustituyen o renuevan estas, al parecer ya viejas, estructuras vecinales. Es apreciable que el representante vecinal de la separada Unidad recuerde con elegancia algunos nombres que colaboraron con su labor: el socialista Martín Toval y el pintor Eugenio Chicano, y los populares Diego Maldonado y el actual alcalde De la Torre. Ahora que ando entrevistando a personalidades de la Transición en Andalucía por el 40 aniversario del 28 F, como ya he contado, insisto en que, pese a sus diferencias, los políticos de esa generación tenían sello.

(c) Domi del Postigo / www.domidelpostigo.es