En el presente post continuo con la última parte de la serie fotográfica titulada "Reminiscencias de Bulgaria".  La misma es un recorrido en imágenes por algunos espacios de la capital de Bulgaria, Sofia, con el fin de conocer un poco la historia y cultura  de la tierra originaria del yogurt y el alfabeto cirílico o eslavo.  Estas fotografías las tomé durante un viaje que hice junto a mi esposa a Bulgaria en el año 2013.  En esta ocasión vamos a visitar algunos de los muchos monumentos y esculturas que abundan por la ciudad para conocer  un poco de la historia de este país. 

Si te gusta la fotografía, viajar y tienes curiosidad por la historia y cultura de otros países, te  invito a visitar los otros posts de la serie fotográfica "Reminiscencias de Bulgaria", los cuales comparto contigo al final de  este post. 

Sofia posee diversos monumentos dedicados a distintas etapas de su historia contemporánea, ya sea de la lucha independentista como de diversos acontecimientos vividos durante el siglo XX. 

En esta oportunidad compartiré con ustedes dos monumentos representativos que conmemoran la aguerrida lucha de independencia de un pueblo deseoso de conseguir su soberania y reconocimiento cultural, buscando rescatar un espacio perdido durante 500 años bajo la mirada y poderío del imperio turco otomano.

Bulgaria es un país con su propia prehistoria e historia documentada, la cual evidencia la presencia de una significativa cantidad de pueblos que poblaron su tierra bajo diversas circunstancias. Así podemos apreciar como por su geografía se pasearon los tracios, griegos, macedonios, celtas, romanos y diversos pueblos bárbaros provenientes de otras regiones de Europa y de Asia central, entre ellos los eslavos y búlgaros, siendo todos estos los responsables de la aparición de sus primeras ciudades y configuración cultural en el amplio sentido de la palabra. Un hermoso ejemplo del cruce de razas, pueblos y culturas entre oriente y occidente, justo en el corazón de los balcanes, siendo Bulgaria el país que conecta a Europa con Oriente Medio.

Bulgaria fue reconocido como Estado independiente por el imperio bizantino en el año 681, momento en el que se funda el primer imperio búlgaro (siglos VII-IX) como resultado del encuentro de diversos pueblos, pero en especial de los eslavos y búlgaros, siendo estos últimos los que le dieron el nombre al país. Luego de una dominación por parte de Bizancio (1018-1118), aparece el segundo imperio búlgaro (siglos XII-XIV). 

Desde su aparición como Estado, Bulgaria sufrió múltiples encuentros bélicos, generando esto una ampliación y reducción de sus fronteras de acuerdo a las facetas que adoptara en determinado momento, pudiendo pasar de conquistador a conquistado. Sin embargo, a pesar de esto, contó con sus propios siglos de oro como reflejo del apogeo económico, político, social y cultural que vivió, así como una muy importante etapa de cristianización y eslavización durante el reinado de su primer Zar (César) Boris I (siglo IX), la cual determinaría su futuro hasta el día de hoy. Es en este momento que aparece el alfabeto cirílico o eslavo, el cuarto en el mundo después del griego, hebreo y latín, el cual fue un aporte a la creación de las lenguas eslavas. A su vez, esto dio paso a procesos de alfabetización y creación de una lengua litúrgica propia en el este de Europa, lo que marcaría, entre muchas otras diferencias, distancias con sus hermanos cristianos de Roma.

Sin embargo, a pesar que existen diversos momentos históricos cruciales para el pueblo búlgaro, hay uno que definiría y determinaría su ser (idiosincracia), identidad, cultura y presencia en el continente europeo para siempre: la conquista y dominación del imperio turco otomano en el año 1396 (siglo XIV), momento en el que se da fin al segundo imperio búlgaro y a los zares búlgaros de la Edad Media. Pasarían 500 años aproximadamente hasta que los búlgaros pudieran retomar la senda de su propia soberania y destino. Ello se evidencia cuando desde mediados del siglo XVIII y a lo largo de todo el siglo XIX, los rusos comenzaron a intervenir a nivel internacional por vías diplomáticas y militares en los balcanes, lo que fue debilitando la presencia de los otomanos en la región y alentando la aparición de escenarios independentistas. 

Es así como la sociedad civil y la iglesia unen esfuerzos para comenzar a ganar espacios, desde la devolución y reconocimiento del patriarcado cristiano ortodoxo, hasta la aparición de las primeras escuelas y libros en búlgaro, sin olvidar los ideales de nacionalismo y liberalismo que inundaron las mentes fértiles de muchos  búlgaros, tanto dentro del país como en el exilio, en especial en Bucarest (Hungría). De esta forma se da paso a uno de los episodios internacionales que movieron los cimientos de la comunidad europea en 1876 cuando se produjo la Sublevación de Abril. Este fue un momento en el que el pueblo búlgaro de forma organizada se levantó contra la dominación del imperio otomano, el cual se encargó de reprimirla de forma brutal. Estas masacres, conocidos como los "horrores búlgaros", provocaron la reacción de la opinión pública y la diplomacia europea, pero también la intervención militar directa de Rusia en la región de los balcanes, conocida como la guerra ruso-turca (1877-1878), al negarse el sultán a reconocer la autonomía de Bulgaria. Esta guerra terminó con la completa derrota de Turquía. Es así como en 1878 se firma el Tratado de San Stefano (3 de marzo de 1878, día de la independencia de Bulgaria), el cual pudo conseguir una independecia relativa. 

Después de la firma de este tratado surgieron una serie de circunstancias históricas como resultado de la lucha de poderes e intereses en la región de los balcanes entre el occidente de Europa (Austria y Gran Bretaña) y Rusia, que llevarían a Bulgaria a seguir luchando por obtener su soberanía y total independencia por diversas vías políticas y militares, hasta que el 22 de septiembre de 1908 se da la independencia total de los turcos.  

De este lucha independentista les traigo dos monumentos representativos que se encuentran en el centro de Sofia.

Bulgaria, desde que consiguió su independencia, paticipó en cuatro conflagraciones más: la primera y segunda guerra de los balcanes, así como en la primera y segunda guerra mundial. En cada uno de estos momentos de su historia contemporánea contó con una fuerza aerea, por lo que los presentes monumentos buscan recordar y homenajear a todos aquellos aviadores que participaron en dichas guerras.

Hay muchas personalidades que se han destacado a lo largo de la historia de Bulgaria, pero en esta ocasión traigo dos esculturas dedicadas a tres personalidades que han aportado a su cultura. Ello son Kliment Ojridski (Clemente de Ocrida), Sveti Kiril (San Cirilo) y Sveti Metodi (San Metodio).

Este personaje de la edad media, quien fue un erudito, escritor medieval búlgaro y primer arzobispo de Bulgaria, le da su nombre a la Universidad de Sofia. Aquí podemos apreciar una escultura contemporánea que recuerda su importancia en la historia del país. 

Estos dos hermanos y monjes búlgaros, son los responsables de crear el alfabeto cirílico o eslavo en el siglo IX, gracias a quienes el 24 de mayo de cada año se celebra el Día de la Cultura en Bulgaria. En esta ocasión podemos apreciar una escultura de estos dos personajes de la edad media frente a la Biblioteca Nacional de Bulgaria.

De esta pequeña muestra, les ofrezco parte de la expresión plástica contemporánea búlgara a través de una selección de esculturas. Aunque no pude conseguir mayor referencia sobre las esculturas aquí expuestas, la primera, la del león, es uno de los símbolos más improtantes en Bulgaria, ya que es reflejo de los siglos de lucha heróica de un pueblo negado a dejarse dominar por los imperios vecinos.

Las fuentes de agua potable son una de las atracciones de la capital, ya que abundan a lo largo de toda la ciudad para ofrecer de forma gratuita a los transeuntes la posiblidad de beber agua fresca y natural (no procesada) proveniente de diversos puntos del entorno natural que rodea a la ciudad. En esta ocasión les traigo una imagen de una fuente de agua ubicada enfrente de la iglesia Santa Sofia, la cual tiene en su parte superior una escultura de San Jorge.

Es mi deseo que hayan disfrutado de  este paseo por algunos de estos emblemáticos templos. A continuación, te dejo en orden de aparición los anteriores posts de la serie fotográfica "Reminiscencias de Bulgaria" para que viajes junto a mí por el corazón de los balcanes.